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Ruiz García, Juan
Vidal Lorenzo, Cristina (dir.) Departament de Història de l'Art |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2017 | |
La presente tesis doctoral aborda la cuestión del paisaje de las Tierras Bajas mayas y su relación con el urbanismo durante el final del período Clásico (ss. VII - X) a través del caso del sitio arqueológico de La Blanca, situado en el departamento de Petén, Guatemala. El carácter geográfico y espacial del tema de investigación ha requerido del enfoque teórico y metodológico que desarrolla la arqueología del paisaje. Esta parte de la disciplina arqueológica es la que puede abordar las cuestiones de la investigación a través de los factores inherentes al espacio geográfico, como lo son la escala y las condiciones medioambientales, y combinarlas con la observación de las otras dimensiones culturales del paisaje como la economía, la política y la concepción simbólica.
El marco geográfico de la investigación se centra en el sitio arqueológico de La Blanca, pero se expande a la región en...
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La presente tesis doctoral aborda la cuestión del paisaje de las Tierras Bajas mayas y su relación con el urbanismo durante el final del período Clásico (ss. VII - X) a través del caso del sitio arqueológico de La Blanca, situado en el departamento de Petén, Guatemala. El carácter geográfico y espacial del tema de investigación ha requerido del enfoque teórico y metodológico que desarrolla la arqueología del paisaje. Esta parte de la disciplina arqueológica es la que puede abordar las cuestiones de la investigación a través de los factores inherentes al espacio geográfico, como lo son la escala y las condiciones medioambientales, y combinarlas con la observación de las otras dimensiones culturales del paisaje como la economía, la política y la concepción simbólica.
El marco geográfico de la investigación se centra en el sitio arqueológico de La Blanca, pero se expande a la región en la que éste se encuentra ubicado, la cuenca del río Mopán. Como hemos mencionado antes, este espacio geográfico se encuentra en la parte sureste del departamento de Petén, quedando delimitado al este por el distrito de Cayo, en Belice. El planteamiento principal de la investigación es el estudio de La Blanca como asentamiento dentro del contexto cronológico de los períodos del Clásico Tardío y Terminal. En este período, el patrón de asentamiento de la cultura maya clásica se caracteriza por una compleja y vasta red urbana que se extiende por toda el área maya en diferentes grados de densidad poblacional y desarrollo urbanístico. En el caso de nuestra área de estudio nos encontramos en una demarcación territorial que para los especialistas constituye el área central de la cultura maya para el período de nuestro estudio (Demarest, 2004; McKillop, 2004; Grube ed., 2011). En ella se encuentran algunas de las mayores urbes del mundo maya Clásico como Tikal, Naranjo, Nakum, Yaxhá, Uaxactún y Caracol, asentamientos que constituyen los grandes exponentes de la cultura maya del período y que en su tiempo fueron los centros neurálgicos de la política regional. En este sentido, nuestro objetivo ha sido examinar La Blanca como asentamiento urbano desde el punto de vista de la organización política del territorio para poder definir el paisaje en tales términos políticos y esclarecer el papel del urbanismo, dado que constituye la forma de asentamiento básica y principal en el área de estudio. De este modo, la cuestión se ha planteado en dos escalas espaciales, cuyo concurso ha sido necesario para poder abordar el tema principal de la investigación: una escala regional, que abarca una extensión amplia y en la que se estructura la organización territorial general, y una escala local que afecta al sitio de La Blanca y en la que su papel en la organización política territorial como asentamiento urbano está vinculada a las relaciones que mantiene con los sitios arqueológicos presentes en su entorno. En definitiva, a través del estudio de la organización política regional, hemos definido cuál es la estructura política territorial y qué estatus político ostentaba La Blanca. Paralelamente, el examen a escala local ha determinado qué bases materiales relacionadas con su urbanismo y arquitectura secundaban tal estatus y en qué manera vehiculaban las relaciones espaciales y políticas con los centros urbanos de su entorno.
El estado de la cuestión del tema del paisaje maya englobaba un gran número de estudios realizados en diferentes sitios arqueológicos y partes de las Tierras Bajas del Sur. Sin embargo, el principal exponente de este estudio para el marco geográfico de nuestra área está constituido por la hipótesis formulada por Juan Pedro Laporte a partir de la investigación realizada en el valle del río Mopán. Laporte elaboró un exhaustivo estudio con el registro arqueológico compilado por el Atlas Arqueológico de Guatemala (AAG) y cuyo objetivo era definir la composición política de los centros a partir de los atributos urbanos y arquitectónicos de los sitios arqueológicos y la división del territorio existente durante el final del período Clásico.
La metodología aplicada para abordar los objetivos concretos de nuestra investigación ha sido la del estudio de paisaje que contempla tres fases de actuación: información y estudio previo de antecedentes, recogida de datos en campo y análisis integrado, e interpretación de resultados y elaboración de conclusiones. El estudio de paisaje se ha articulado en dos escalas de análisis espacial: una primera escala local (o escala semi-macro) relativa al sitio de La Blanca y su entorno inmediato, y una segunda escala regional (o escala macro), relativa a la región del río Mopán. Para la fase de documentación, hemos partido de la documentación generada por los proyectos arqueológicos del AAG (Corzo coord., 2008), el Proyecto Triángulo Yaxhá-Nakum-Naranjo (Quintana, 2002; 2007; 2012), los trabajos de Óscar Quintana (Quintana y Wurster, 2001; Quintana, 2012) y el Proyecto La Blanca (PLB) (Muñoz y Vidal eds., 2005; 2006; Vidal y Muñoz eds., 2007), todos desarrollados en el área de estudio, y que han permitido establecer una base teórica y metodológica sólida sobre la que desarrollar la investigación. Posteriormente, se realizaron dos campañas de trabajo de campo en los años 2012 y 2016 en el área local de estudio con las que se quiso subsanar las carencias evidenciadas en la documentación previa y recoger nuevos datos. El trabajo de campo tuvo lugar principalmente en la zona del curso del río Salsipuedes y consistió en el reconocimiento de varios sitios arqueológicos mediante su visita, así como la realización de varios recorridos por las áreas vecinas al sitio arqueológico de La Blanca. Los datos aportados por las tareas de reconocimiento actualizaron parte de la información previa y proporcionaron información nueva acerca de la composición urbana de los sitios arqueológicos y de sus características medioambientales. La suma de los conjuntos de datos previos y de campo se unificó e integró mediante el uso de sistemas de información geográfica (SIG), dándole el formato necesario para su análisis. En la fase de análisis actuamos en las dos escalas definidas del estudio, centrándonos en dos aspectos del territorio: la determinación de la estructura política del registro arqueológico y el establecimiento de la organización territorial. En la escala regional utilizamos dos procedimientos de análisis: un modelo de gravedad que estableciese una jerarquía política de los centros urbanos y diversas técnicas de análisis espacial dirigidas a la territorialidad teórica (ATT) de las urbes. De este modo, establecimos una estructura política general y dividimos el espacio regional en territorios teóricos basados en el estatus político de los centros. En la escala local nos centramos en tres aspectos del territorio que complementasen el panorama descrito regionalmente y detallasen el carácter urbano y territorial de La Blanca. Para ello analizamos las bases medioambientales y la territorialidad teórica que La Blanca mantenía con los centros de su entorno cercano. El análisis medioambiental se ha concretado en el análisis de captación de recursos (ACR) con el que hemos podido determinar, no sólo la potencialidad agrícola, sino también la accesibilidad a los centros y grado de movilidad en el territorio del valle del río Mopán. Por otro lado, los ATT han servido para definir los ámbitos espaciales de cada centro y poder delimitar, basándonos además en su estatus político regional, diferentes áreas territoriales para La Blanca y los centros de su entorno local.
Mediante el concurso de los conjuntos de datos regionales y locales analizados hemos podido definir un modelo de estructura política para los centros urbanos que componen el registro arqueológico de la región del río Mopán y definir los ámbitos espaciales teóricos en los que tal estructura estaba organizada. Además, en el proceso de interpretación hemos tenido en cuenta el contexto histórico conocido, de modo que hemos vinculado la estructura política y su organización territorial teóricos del registro arqueológico con la evolución política regional que se desarrolló desde mediados del siglo VII hasta finales del siglo X, coincidiendo con los límites del marco cronológico de la investigación. De este modo, hemos aportado una caracterización histórica a los datos espaciales que permite una identificación teórica del impacto que los procesos políticos de carácter regional ejercieron sobre los fenómenos documentados en el urbanismo y la arquitectura de los sitios arqueológicos del registro. Al mismo tiempo, la interpretación de las condiciones territoriales del asentamiento a escala local nos ha permitido examinar el estado de la estructura y organización territorial en detalle y observar el grado de correspondencia entre el modelo regional y la realidad local. De este modo, hemos podido delimitar el territorio teórico de La Blanca y su territorio cercano en el valle del río Mopán e insertar los rasgos materiales del asentamiento urbano en el marco de la evolución política general. En conjunto, establecimos una hipótesis propia acerca del paisaje en la región del Mopán y del papel del urbanismo en su configuración.
Por último, hemos retomado la hipótesis de Juan Pedro Laporte para establecer en qué grado nuestra propuesta contradice y/o secunda sus ideas y procedimientos y, al mismo tiempo, que nuevas técnicas, datos y argumentos aporta nuestra hipótesis al conocimiento del paisaje. De este modo, hemos querido disponer un ámbito de investigación común acerca del paisaje maya en el que las cuestiones principales del estudio contengan todas las aportaciones válidas y definan así una línea de investigación e interpretación del paisaje para el futuro.
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