A consecuencia de la incidencia del fenómeno turístico, las poblaciones rurales de la costa mediterránea experimentaron un gran desarrollo urbano a partir de mediados de los años 60 del siglo XX. Con el objetivo de aprovechar las oportunidades que la nueva actividad económica ofrecía, estos municipios se esforzaron en atender las exigencias de la demanda de alojamiento para los visitantes. Es por ello qué, salvo escasas excepciones, el crecimiento urbano experimentado estuvo carente de cualquier tipo de planificación más allá de permitir el continuo desarrollo urbano sobre el espacio rural circundante. Esta manera de proceder, en la que se puso el foco únicamente en satisfacer las necesidades del visitante desatendiendo completamente las del residente, ha generado un urbanismo característico de los destinos turísticos. Estos municipios litorales, volcados casi exclusivamente en esa actividad, compiten por la atracción de turistas con otros destinos turísticos de sol y playa, ya sean consolidados o de nueva creación, ya sean próximos o de otras latitudes. Reconociendo que el turismo ha sido el motor que ha promovido la transformación urbana de estos municipios, pero entendiendo que la propia naturaleza del modelo los ha encaminado inexorablemente hacia su pérdida de atractivo, nos hemos planteado cómo intervenir para revertir esta situación. Debemos tener muy presente que buena parte de la trama de edificaciones de estos lugares se encuentran en buena medida infrautilizadas, por usarse únicamente –en el mejor de los casos- una tercera parte del año. Una de las opciones que hemos contemplado es la consolidación del municipio como destino turístico mediante intervenciones centradas en renovar, complementar y desestacionalizar su oferta. Actuaciones que deben realizarse periódicamente, pues con el paso del tiempo pierden su atractivo frente a otros destinos próximos o lejanos. Otra opción es transformar el espacio construido de dichos municipios con el objetivo de atraer y fijar población residente permanente, lo que induciría la aparición de nuevas actividades económicas que permitan diversificar la actividad turística. Para ello, las intervenciones deben dotar de complejidad al espacio urbano y subsanar las carencias que en él tengamos detectadas. Aceptando que la primera opción es la más sencilla de ejecutar, pero la que perpetúa el modelo turístico sin solucionar los problemas intrínsecos de éste, hemos analizado la posibilidad y la viabilidad de la transformación, en el medio-largo plazo, del modelo turístico convencional por el modelo de ciudad en tres municipios turísticos de la costa valenciana, los cuales tienen distintas características urbanas. Estos rasgos distintivos son resultado tanto de la historia, como de la gestión del crecimiento turístico, como de las propuestas urbanísticas con las que se ha respondido a la demanda de suelo. Nuestra investigación ha fijado su atención y ha analizado en profundidad los emblemáticos casos de los municipios de Benidorm, Gandia y Benicàssim. Tras finalizar la investigación, podemos establecer sintéticamente las conclusiones que hemos alcanzado. Podemos afirmar que los destinos turísticos están abocados a sufrir a medio-largo plazo la pérdida de atractivo por las propias características del modelo imperante en el que se basan. Una vez comienza esa fase de declive, es necesaria la continua y permanente renovación mediante actuaciones que mejoren la zona urbana y que diversifiquen su oferta turística con el objetivo de recuperar su atractivo. Las intervenciones urbanas llevadas a cabo hasta la actualidad en los municipios turísticos han estado centradas mayoritariamente en diversificar o complementar el producto turístico de “sol y playa”. Estas actuaciones no sólo no han corregido los problemas generados por un crecimiento urbano efectuado sin planificación, sino que han demostrado su escasa utilidad como dinamizadoras del sector, mostrándose como lo que realmente son: puras operaciones inmobiliarias (puertos deportivos, campos de golf, parques temáticos, etc.) Estas intervenciones, como decimos, no solucionan el verdadero problema: la existencia de unos espacios urbanos que tienen una gran cantidad de edificios residenciales que permanecen vacíos e infrautilizados durante los meses no estivales. Para solucionarlo, a la vez que se complementa la oferta turística, se hace necesaria la transformación del espacio urbano de estos municipios según las características que definen el concepto de ciudad. Ello permitirá la fijación de residentes y la aparición de nuevas actividades económicas que complementarán a la actividad turística. Las carencias más importantes que se deben paliar con respecto al concepto de ciudad son la ausencia de elementos que otorguen centralidad al tejido urbano (dotaciones de uso cuotidiano y espacio público) y la segregación de usos. Los tres municipios que han sido nuestro objeto de estudio nos han proporcionado, igualmente, una serie de conclusiones que sucintamente son las siguientes: - Benidorm ya ha realizado actuaciones encaminadas a convertirse en una ciudad turística mediante la construcción de las dotaciones carentes requeridas por la ciudadanía. Sin embargo, el emplazamiento de éstas en el perímetro urbano no facilita el acceso de los usuarios y ha apuntalado la falta de estructura en el tejido urbano consolidado. - En la Playa de Gandia se debe potenciar la introducción de las dotaciones carentes de uso cuotidiano y mejorar y aumentar los espacios públicos para estructurar el espacio urbano y transformarlo en un barrio autónomo del municipio. Se debería intervenir igualmente sobre la urbanización residencial que une físicamente los dos núcleos, pues adolece de los mismos problemas de la Playa, pero además con una solución de baja densidad. También se debería aprovechar la existencia del espacio rural entre los dos núcleos urbanos para transformarlo en un cinturón verde que los relacionara. - En Benicàssim, la introducción de las dotaciones carentes de uso cuotidiano y la realización de nuevos espacios públicos, que mejoren la estructura urbana actual, es más sencilla pues dispone de diversos solares vacíos que pueden acoger estos usos. En los emplazamientos donde se requeriría su implantación pero no hay estos espacios de oportunidad, existe la tipología de viviendas unifamiliares que es más fácil de gestionar para su substitución.