Mostra el registre complet de l'element
Molto Garcia, Roberto
Garcia-Granero Ximenez, Eduardo (dir.); Novella Maestre, Edurne (dir.); Ripoll Orts, Francisco (dir.) Departament de Medicina |
|
Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2017 | |
Uno de los progresos más notables en cirugía plástica en los últimos años, consiste en la capacidad que hemos adquirido, tras varias décadas de ensayos frustrados, del uso de la grasa autóoga como autoinjerto.
La grasa autologa, es decir de uno mismo, es el mejor material de relleno que se pueda imaginar: es fácil de extraer y no deja secuelas ya que la liposucción es una técnica atraumática, es absolutamente inocuo desde el punto de vista alergogénico, ya que forma parte de nuestro organismo, es permanente y el coste de realizar este tratamiento es muy bajo.
Otro de los avances de la medicina en estas últimas décadas consiste en la cirugía conservadora de mama: se extirpa el tumor mamario con margen de seguridad y se complementa el tratamiento oncológico con quimioterapia y/o hormonoterapia, pero siempre con radioterapia.
Esta exéresis parcial de las mamas, genera en la mayoría de ...
[Llegir més ...]
[-]
Uno de los progresos más notables en cirugía plástica en los últimos años, consiste en la capacidad que hemos adquirido, tras varias décadas de ensayos frustrados, del uso de la grasa autóoga como autoinjerto.
La grasa autologa, es decir de uno mismo, es el mejor material de relleno que se pueda imaginar: es fácil de extraer y no deja secuelas ya que la liposucción es una técnica atraumática, es absolutamente inocuo desde el punto de vista alergogénico, ya que forma parte de nuestro organismo, es permanente y el coste de realizar este tratamiento es muy bajo.
Otro de los avances de la medicina en estas últimas décadas consiste en la cirugía conservadora de mama: se extirpa el tumor mamario con margen de seguridad y se complementa el tratamiento oncológico con quimioterapia y/o hormonoterapia, pero siempre con radioterapia.
Esta exéresis parcial de las mamas, genera en la mayoría de los casos defectos del contorno de la misma, junto con asimetrías de volumen y retracciones del complejo areola pezón hacia el segmento en donde se ha extirpado el tumor.
Este tipo de secuelas es tremendamente deformante y tienen una característica fundamental común a todas ellas: las técnicas de reconstrucción que dispone el arsenal de la cirugía plástica a dia de hoy no sirven, al tratarse de defctos parciales y segmentarios.
Por una parte la reconstruccion con tejidos autólogos, la que usa colgajos, pediculados o libres implica una cirugía grande y desproporcionada que rara vez el paciente entiende o acepta.
Por otra, la reconstruccion mediante prótesis o expansores se encuentra con el hándicap que siempre, este tipo de cirugía requiere el uso complementario de la radioterapia, y los daños que esta causa ante la presencia de cuerpos extraños en el organismo hace que suelan ser reconstrucciones fallidas en una gran mayoría de casos.
Ante esta disyuntiva la ciencia se planteó como posible solución el uso de injertos grasos autólogos para reconstruir esos defectos de volumen, pero surgieron dos dificultades:
a) por una parte, si inyectábamos grasa dentro de la neo cavidad creada se creaba un absceso, debido a que los autoinjertos deben de colocarse entre capas de tejido sano y vascularizado para que prendan, ya que en las primeras fases dependerán del oxígeno disuelto en el líquido intercelular para sobrevivir, al no disponer de vascularización propia aún. Por lo tanto este método no servía.
b) Al poco tiempo de empezar a hacer intentos de reconstrucción mamaria mediante autoinjertos grasos, se alzaron voces clamando contra la seguridad que implicaba el uso de estos injertos en el parénquima mamario, sobre todo si ya había habido un cáncer previo. Parecía que el uso de estos injertos, por poseer una elevada cantidad de células pluripotenciales mesenquimales, podía potenciar un cáncer existente, o promover la aparición de otros nuevos.
En este trabajo hemos desarrollado una nueva técnica de colocación de los injertos que evita el contacto de estos con las células glandulares mamarias y se aleja del tumor, minimizando por tanto el riesgo de las células pluripotenciales, y permitiendo una reconstruccion exitosa.
Hemos querido así mismo valorar los resultados de la técnica en termino de seguridad técnica y oncológica, con el fin de demostrar que es apta al aportar magníficos resultados reconstructivos y no alterar la seguridad de la paciente.
La realización de este estudio se ha llevado a cabo en dos fases:
a) Una parte experimental en la que realizamos estudios in vivo con modelos de ratones inmunodeprimidos y células metastásicas de cáncer de mama para evaluar si este tipo de injertos aumentan o modifican la capacidad de metastatizar de estos tumores. Estos modelos esta ampliamente aprobados y son los mismos que la industria farmacéutica emplea para testar la respuesta de los fármacos quimioterápicos.
b) Una parte clínica, en la que tras pasar todos los comités y consentimientos necesarios para asegurarnos de no estar poniendo en riesgo ningún paciente, empleamos la técnica, tras la firma de consentimiento informado, en pacientes reales, creando un grupo de 52 pacientes y que han tenido un seguimiento amplio, alguno mayor de cinco años.
Uno de los progresos más notables en cirugía plástica en los últimos años, consiste en la capacidad que hemos adquirido, tras varias décadas de ensayos frustrados, del uso de la grasa autóoga como autoinjerto.
La grasa autologa, es decir de uno mismo, es el mejor material de relleno que se pueda imaginar: es fácil de extraer y no deja secuelas ya que la liposucción es una técnica atraumática, es absolutamente inocuo desde el punto de vista alergogénico, ya que forma parte de nuestro organismo, es permanente y el coste de realizar este tratamiento es muy bajo.
Otro de los avances de la medicina en estas últimas décadas consiste en la cirugía conservadora de mama: se extirpa el tumor mamario con margen de seguridad y se complementa el tratamiento oncológico con quimioterapia y/o hormonoterapia, pero siempre con radioterapia.
Esta exéresis parcial de las mamas, genera en la mayoría de los casos defectos del contorno de la misma, junto con asimetrías de volumen y retracciones del complejo areola pezón hacia el segmento en donde se ha extirpado el tumor.
Este tipo de secuelas es tremendamente deformante y tienen una característica fundamental común a todas ellas: las técnicas de reconstrucción que dispone el arsenal de la cirugía plástica a dia de hoy no sirven, al tratarse de defctos parciales y segmentarios.
Por una parte la reconstruccion con tejidos autólogos, la que usa colgajos, pediculados o libres implica una cirugía grande y desproporcionada que rara vez el paciente entiende o acepta.
Por otra, la reconstruccion mediante prótesis o expansores se encuentra con el hándicap que siempre, este tipo de cirugía requiere el uso complementario de la radioterapia, y los daños que esta causa ante la presencia de cuerpos extraños en el organismo hace que suelan ser reconstrucciones fallidas en una gran mayoría de casos.
Ante esta disyuntiva la ciencia se planteó como posible solución el uso de injertos grasos autólogos para reconstruir esos defectos de volumen, pero surgieron dos dificultades:
a) por una parte, si inyectábamos grasa dentro de la neo cavidad creada se creaba un absceso, debido a que los autoinjertos deben de colocarse entre capas de tejido sano y vascularizado para que prendan, ya que en las primeras fases dependerán del oxígeno disuelto en el líquido intercelular para sobrevivir, al no disponer de vascularización propia aún. Por lo tanto este método no servía.
b) Al poco tiempo de empezar a hacer intentos de reconstrucción mamaria mediante autoinjertos grasos, se alzaron voces clamando contra la seguridad que implicaba el uso de estos injertos en el parénquima mamario, sobre todo si ya había habido un cáncer previo. Parecía que el uso de estos injertos, por poseer una elevada cantidad de células pluripotenciales mesenquimales, podía potenciar un cáncer existente, o promover la aparición de otros nuevos.
En este trabajo hemos desarrollado una nueva técnica de colocación de los injertos que evita el contacto de estos con las células glandulares mamarias y se aleja del tumor, minimizando por tanto el riesgo de las células pluripotenciales, y permitiendo una reconstruccion exitosa.
Hemos querido así mismo valorar los resultados de la técnica en termino de seguridad técnica y oncológica, con el fin de demostrar que es apta al aportar magníficos resultados reconstructivos y no alterar la seguridad de la paciente.
La realización de este estudio se ha llevado a cabo en dos fases:
a) Una parte experimental en la que realizamos estudios in vivo con modelos de ratones inmunodeprimidos y células metastásicas de cáncer de mama para evaluar si este tipo de injertos aumentan o modifican la capacidad de metastatizar de estos tumores. Estos modelos esta ampliamente aprobados y son los mismos que la industria farmacéutica emplea para testar la respuesta de los fármacos quimioterápicos.
b) Una parte clínica, en la que tras pasar todos los comités y consentimientos necesarios para asegurarnos de no estar poniendo en riesgo ningún paciente, empleamos la técnica, tras la firma de consentimiento informado, en pacientes reales, creando un grupo de 52 pacientes y que han tenido un seguimiento amplio, alguno mayor de cinco años.
Uno de los progresos más notables en cirugía plástica en los últimos años, consiste en la capacidad que hemos adquirido, tras varias décadas de ensayos frustrados, del uso de la grasa autóoga como autoinjerto.
La grasa autologa, es decir de uno mismo, es el mejor material de relleno que se pueda imaginar: es fácil de extraer y no deja secuelas ya que la liposucción es una técnica atraumática, es absolutamente inocuo desde el punto de vista alergogénico, ya que forma parte de nuestro organismo, es permanente y el coste de realizar este tratamiento es muy bajo.
Otro de los avances de la medicina en estas últimas décadas consiste en la cirugía conservadora de mama: se extirpa el tumor mamario con margen de seguridad y se complementa el tratamiento oncológico con quimioterapia y/o hormonoterapia, pero siempre con radioterapia.
Esta exéresis parcial de las mamas, genera en la mayoría de los casos defectos del contorno de la misma, junto con asimetrías de volumen y retracciones del complejo areola pezón hacia el segmento en donde se ha extirpado el tumor.
Este tipo de secuelas es tremendamente deformante y tienen una característica fundamental común a todas ellas: las técnicas de reconstrucción que dispone el arsenal de la cirugía plástica a dia de hoy no sirven, al tratarse de defctos parciales y segmentarios.
Por una parte la reconstruccion con tejidos autólogos, la que usa colgajos, pediculados o libres implica una cirugía grande y desproporcionada que rara vez el paciente entiende o acepta.
Por otra, la reconstruccion mediante prótesis o expansores se encuentra con el hándicap que siempre, este tipo de cirugía requiere el uso complementario de la radioterapia, y los daños que esta causa ante la presencia de cuerpos extraños en el organismo hace que suelan ser reconstrucciones fallidas en una gran mayoría de casos.
Ante esta disyuntiva la ciencia se planteó como posible solución el uso de injertos grasos autólogos para reconstruir esos defectos de volumen, pero surgieron dos dificultades:
a) por una parte, si inyectábamos grasa dentro de la neo cavidad creada se creaba un absceso, debido a que los autoinjertos deben de colocarse entre capas de tejido sano y vascularizado para que prendan, ya que en las primeras fases dependerán del oxígeno disuelto en el líquido intercelular para sobrevivir, al no disponer de vascularización propia aún. Por lo tanto este método no servía.
b) Al poco tiempo de empezar a hacer intentos de reconstrucción mamaria mediante autoinjertos grasos, se alzaron voces clamando contra la seguridad que implicaba el uso de estos injertos en el parénquima mamario, sobre todo si ya había habido un cáncer previo. Parecía que el uso de estos injertos, por poseer una elevada cantidad de células pluripotenciales mesenquimales, podía potenciar un cáncer existente, o promover la aparición de otros nuevos.
En este trabajo hemos desarrollado una nueva técnica de colocación de los injertos que evita el contacto de estos con las células glandulares mamarias y se aleja del tumor, minimizando por tanto el riesgo de las células pluripotenciales, y permitiendo una reconstruccion exitosa.
Hemos querido así mismo valorar los resultados de la técnica en termino de seguridad técnica y oncológica, con el fin de demostrar que es apta al aportar magníficos resultados reconstructivos y no alterar la seguridad de la paciente.
La realización de este estudio se ha llevado a cabo en dos fases:
a) Una parte experimental en la que realizamos estudios in vivo con modelos de ratones inmunodeprimidos y células metastásicas de cáncer de mama para evaluar si este tipo de injertos aumentan o modifican la capacidad de metastatizar de estos tumores. Estos modelos esta ampliamente aprobados y son los mismos que la industria farmacéutica emplea para testar la respuesta de los fármacos quimioterápicos.
b) Una parte clínica, en la que tras pasar todos los comités y consentimientos necesarios para asegurarnos de no estar poniendo en riesgo ningún paciente, empleamos la técnica, tras la firma de consentimiento informado, en pacientes reales, creando un grupo de 52 pacientes y que han tenido un seguimiento amplio, alguno mayor de cinco años.
|
|
Veure al catàleg Trobes |