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En los últimos años, el estudio de las unidades fraseológicas se ha constituido como elemento indispensable en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera. Tanto el conocimiento como el uso de dichas unidades contribuyen al desarrollo de la competencia comunicativa entendida en sentido amplio, así como de las subcompetencias sociolingüística, pragmática y metafórica. Tal contribución se debe al hecho de que este tipo de unidades manifiestan valoraciones y sentimientos del hablante y cumplen diversas funciones pragmáticas, al actuar como recursos intensificadores, peyorativos o eufemísticos, entre otros. Están, además, asociadas a determinadas situaciones sociales y registros y dan cuenta de aspectos socioculturales de la lengua meta. Por lo que respecta a la competencia metafórica ?definida como la destreza necesaria para construir significados posibles, comprender anomalías semánticas o desentrañar dichos usos figurados o la ironía (Sanmartín 2000)?, esta es imprescindible a la hora de determinar el significado de las unidades fraseológicas, las cuales, en muchos ocasiones, presentan un sentido figurado que se aleja del significado literal. En resumen, el dominio de las unidades fraseológicas posibilita un discurso más fluido y espontáneo por parte de los aprendices y lo acerca a la producción de un nativo.
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