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Marín Crespo, Francisco José
Peris Ortiz, Marta (dir.) Departament de Direcció d'Empreses. Juan Jose Renau Piqueras |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2014 | |
Esta Tesis aborda un tema central para la eficiencia y la competitividad de la empresa, que corresponde, en esencia, al modo en el cual las empresas distribuyen derechos y responsabilidades entre sus diferentes agentes (empleados, directivos, y también los propietarios), y a la forma en que controlan las decisiones y la implementación de las mismas generadas por los derechos distribuidos.
Los enfoques desde los que podría tratarse el tema enunciado en el párrafo anterior son múltiples, y entre ellos, quizá como los más generales, están la estrategia de la empresa en su dimensión organizativa y en sus estrategias de recursos humanos (Claver, 2009), la sociología de las organizaciones y la economía de las organizaciones. Esta última, cuya literatura sobre el comportamiento de los agentes y la necesidad de control arranca con el trabajo clásico de Berle y Means (1932) y cobra mayor releva...
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Esta Tesis aborda un tema central para la eficiencia y la competitividad de la empresa, que corresponde, en esencia, al modo en el cual las empresas distribuyen derechos y responsabilidades entre sus diferentes agentes (empleados, directivos, y también los propietarios), y a la forma en que controlan las decisiones y la implementación de las mismas generadas por los derechos distribuidos.
Los enfoques desde los que podría tratarse el tema enunciado en el párrafo anterior son múltiples, y entre ellos, quizá como los más generales, están la estrategia de la empresa en su dimensión organizativa y en sus estrategias de recursos humanos (Claver, 2009), la sociología de las organizaciones y la economía de las organizaciones. Esta última, cuya literatura sobre el comportamiento de los agentes y la necesidad de control arranca con el trabajo clásico de Berle y Means (1932) y cobra mayor relevancia con los modelos manageriales de Baumol (1959), Marris (1964) y Williamson (1964), es en la que se asienta esta Tesis (Capítulos I y IV); si bien, en la investigación aquí desarrollada, hay otros dos enfoques que completan nuestro enfoque: las aportaciones que provienen del derecho como complemento indispensable de las instituciones económicas (y de la sociedad anónima, en adelante SA, aquí investigada; Capítulos II y III), y algunas aportaciones que provienen de la sociología de las organizaciones y permiten aportar un punto de vista complementario al de la necesidad de control (Capítulos I y IV).
Esta coincidencia del derecho y la economía en el tema tratado en esta Tesis, permite recuperar el espíritu del primer trabajo seminal citado. Adolf Augustus Berle, abogado de formación, profesor y diplomático, aportó el punto de vista del derecho a la obra “The modern corporation and private property” (1932) en la que Gardiner Means hizo la correspondiente contribución económica. No obstante, los enfoques de la economía y el derecho tienen, cada uno, su propia lógica interna, y esto hace que en los capítulos I y IV la lógica de la investigación corresponda sólo a la economía de las organizaciones (o más específicamente a la Teoría de Agencia ), con alguna aportación relevante desde la sociología (Donaldson y Davis, 1991; Donaldson, 2001). En los Capítulos II y III, sin embargo, más descriptivos y aplicados, la mezcla de derecho y economía es no sólo posible, sino conveniente para situar la Teoría de Agencia en el marco institucional español, y su aplicación a las empresas estudiadas.
El Capítulo I revisa diferentes problemas organizativos y diferentes enfoques desde el punto de vista del control, y expone la teoría básica de agencia (Fama y Jensen, 1983a, 1983b; Jensen y Meckling, 1992). Entre los problemas destaca, por una parte, la incorporación de conocimiento específico en las diferentes tareas o la proporción de conocimiento tácito respecto del conocimiento explícito en estas tareas. Las tareas (directivas u operativas) que incorporan de forma relevante estos tipos de conocimiento son difíciles de medir o evaluar; y esta dificultad aumenta cuando la conducta humana se caracteriza –como exponemos en los correspondientes epígrafes de este Capítulo– por la búsqueda oportunista del interés propio.
Planteado el problema de la dificultad de control, la segunda parte del capítulo examina diferentes propuestas para su solución: la formalización de normas y procedimientos, como corresponde a la organización burocrática o a la Teoría General del Control; el establecimiento de diferentes niveles de control y de separación entre los agentes que toman las decisiones y los que controlan, como ocurre en la empresa divisional (Williamson, 1985) o en el modelo de agencia (Fama y Jensen, 1983a, 1983b); o los valores y la cultura común como forma de que el problema de agencia se reduzca a través de los objetivos compartidos y el autocontrol.
Finalmente, el problema de agencia queda abierto y da lugar a las hipótesis formuladas en este Capítulo H1, H1.1, H1.2 y H2, que en esencia se corresponden con la proposición de que las formas de relación entre el consejo de administración y la dirección de la empresa, tendrán consecuencias en el comportamiento de los directivos, en su cumplimiento de los objetivos y en la performance, siendo esta relación la que determina el problema de agencia o la relación de cooperación (Davis, 2005; Donaldson, 2001).
En lo que se refiere al Capítulo II, partiendo de la empresa como nexo de contratos, donde convergen la dimensión económica y jurídica de la misma, se expone la teoría clásica de agencia, en la formulación de Fama, Jensen y Meckling. Desde esta perspectiva se examina el problema de agencia, un problema transversal que afecta a las diferentes relaciones entre los seres humanos. Las tres razones principales por las que se puede presentar este problema de forma universal son, en primer lugar, la ineficiencia inherente a la toma colectiva de decisiones, cuando el grupo que debe decidir es amplio en su número. En tal caso la toma de decisiones por el grupo tendría un carácter excesivamente deliberativo e ineficiente y es conveniente delegar en uno o varios agentes que serán quienes decidan o propongan, en su caso, la decisión. La segunda razón, tan importante o más que la primera, es que muchas de las decisiones que deben adoptarse –y más aún en el caso de la administración de empresas– requieren un conocimiento de circunstancias particulares de tiempo y lugar (o conocimiento específico) para ser adoptadas. Conocimiento que tiene el agente y que, en general, no posee el principal. La tercera razón, sin la cual no existiría el problema de agencia, es que el agente busca su propio interés y éste, en general, difiere del interés del principal.
Esto sitúa la cuestión en un dilema de imposible solución. Si el agente es quien tiene el conocimiento específico tendremos que delegar en él para que las decisiones puedan ser eficientes (en el nivel administrativo o técnico, según corresponda), pero el agente podrá favorecer sus propios intereses en lugar de los intereses del empresario (o de la empresa) o del principal. Por tanto, en este caso, resolvemos el problema de la ineficiencia pero incurrimos en el problema de agencia. Y en sentido contrario, si no delegamos la decisión para evitar los problemas de agencia ligados al comportamiento del agente, evitaremos efectivamente este problema pero incurriremos en un problema, seguramente aún más costoso, de ineficiencia.
Este último problema es en general, efectivamente, más costoso, porque está relacionado con la mala gestión del negocio o de sus dimensiones técnicas y estratégicas; por tanto interesa delegar en quienes tienen el conocimiento específico e intentar corregir (o minimizar) después el problema de agencia.
El problema de agencia, sin embargo, se sustancia en situaciones concretas, con marcos legales y reglamentarios (o institucionales) que condicionan la propia estructura jerárquica y de autoridad de las empresas (o, si se quiere, condicionan la propia estructura del problema de agencia). Por esta razón, en el análisis que realizamos sobre el problema de agencia de las sociedades de capital en España, presentamos, partiendo del concepto de “nexo de contratos”, las relaciones contractuales mediante las cuales surge la empresa, se determina su forma jurídica, y por lo tanto su forma de ser administrada. Posteriormente analizaremos el papel de los socios y cómo se establece la relación por la que el administrador administra; y brevemente los mecanismos contractuales que permiten la creación y ordenación de la estructura de delegación que conforma las relaciones de delegación de las decisiones, la tecnoestructura, donde se produce al problema.
A continuación la Teoría de Agencia clásica, analiza el problema de agencia ocasionado por el comportamiento humano según sus motivaciones, los costes que implica, y cómo se establece el problema en el marco de la relación socio-administrador. Por último, analizamos los mecanismos que tienden a reducir el problema de agencia. Por una parte los mecanismos que se desarrollan de forma interna, y por otra los que se establecen entre los socio y los administradores, como son los mecanismo de mercado, los sistemas de retribución, de información, y de intereses que desarrolla el Derecho mediante la Ley de Sociedades de Capital, así como sus acciones para controlarlos.
El Capítulo III hace un análisis sobre la teoría clásica de agencia, en la formulación de Fama, Jensen y Meckling, en las 34 empresas españolas que forman parte del IBEX35 y nos centramos en la estructura del accionariado y las relaciones entre los accionistas, mediante la Junta General y los Consejos de Administración. Aquí el problema de agencia se sustancia en situaciones concretas, con marcos legales y reglamentarios (o institucionales) que condicionan la propia estructura jerárquica y de autoridad de las empresas (o, si se quiere, condicionan la propia estructura del problema de agencia).
Por esta razón, en el análisis que realizamos sobre el problema de agencia de las sociedades españolas del IBEX35, hacemos un análisis sobre la información presentada por estas empresas a los organismos reguladores del mercado, agrupándola según las estructuras de propiedad y control que las gobiernan. Seguidamente analizamos las relaciones de agencia que surgen en función de las distintas agrupaciones, y la casuística que nos ofrecen estas empresas.
Además en este Capítulo III, propondremos y desarrollaremos la idea del apalancamiento de control como medida para poder cuantificar el problema de agencia entre quienes controlan una empresa y los accionistas, o socios, cuya capacidad de control se diluye en la Junta General. En la última parte del Capítulo estudiaremos el caso concreto de un apalancamiento de control radical mediante el caso de las participaciones preferentes de Bancaja Eurocapital Finance, donde se pondrá de manifiesto las dimensiones estudiadas sobre el problema de agencia.
Finalmente, el Capítulo IV amplía y completa algunas cuestiones teóricas ya expuestas en el Capítulo I, y adaptando las formas de dirección propuestas por Liu et al. (2003) a las relaciones entre Consejo de Administración y alta dirección de la empresa, lleva a cabo el estudio empírico sobre unas muestra de 90 sociedades anónimas que cotizan en el Mercado Continuo español.
Los resultados muestran que en la relación Consejo de Administración-alta dirección de la empresa, tanto el control clásico de agencia propuesto por Fama y Jensen (1983a, 1983b) como las relaciones de confianza y cooperación propuestas por Donaldson y Davis (Davis y Donaldson, 1991; Donaldson, 2001), se relacionan de forma positiva y significativa con la performance de la empresa.
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