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Tawfik Habil, Sirageddin
S. Derrick, Paul (dir.); M. Brigido, Anna (dir.) Departament de Filologia Anglesa i Alemanya |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2018 | |
Esta tesis examina tres de los cuarenta libros manuscritos, o cuadernillos, de la poeta Emily Dickinson (1830-1886). La forma, el contenido y la disposición de estos tres cuadernillos 11, 12 y 13 (los cuales incluyen un total de 66 poemas y fueron compilados durante 1863), confirman la presencia de un amante cuya figura supuso una fuerza inspiradora durante este período. Leer estos tres cuadernillos consecutivamente nos ayuda a entender la historia y proceso emocional de Dickinson; los poemas incluidos reflejan un amor que es obvio en el cuadernillo 11, puesto que la sitúa en un estado de expectativa constante. Este amor comienza a disminuir en el cuadernillo 12, situación que puede constatarse a través de poemas como J293 F292 “I got so I could hear his name—,” y J296 F301“One Year ago – jots what?” entre otros, hasta que es reemplazado, ya en el cuadernillo 13, por un notable número d...
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Esta tesis examina tres de los cuarenta libros manuscritos, o cuadernillos, de la poeta Emily Dickinson (1830-1886). La forma, el contenido y la disposición de estos tres cuadernillos 11, 12 y 13 (los cuales incluyen un total de 66 poemas y fueron compilados durante 1863), confirman la presencia de un amante cuya figura supuso una fuerza inspiradora durante este período. Leer estos tres cuadernillos consecutivamente nos ayuda a entender la historia y proceso emocional de Dickinson; los poemas incluidos reflejan un amor que es obvio en el cuadernillo 11, puesto que la sitúa en un estado de expectativa constante. Este amor comienza a disminuir en el cuadernillo 12, situación que puede constatarse a través de poemas como J293 F292 “I got so I could hear his name—,” y J296 F301“One Year ago – jots what?” entre otros, hasta que es reemplazado, ya en el cuadernillo 13, por un notable número de poemas que tratan fenómenos naturales como la desaparición y la pérdida, sugiriendo una forma de renuncia. El cuadernillo 13 también contiene poemas que han sido identificados como textos que anuncian claramente la separación de Dickinson de su amante y el comienzo de una nueva fase en su vida emocional y poética.
Los poemas estudiados en esta tesis estarán enmarcados dentro del contexto específico que crean los cuadernillos como constructo poético, especialmente en la lectura detallada que realizo de los Cuadernillos 11, 12 y 13 en los Capítulos 2, 3 y 4. Pero cada uno de los poemas será también interpretado individualmente a lo largo de este estudio. El objetivo general de esta tesis es contribuir a ampliar nuestro conocimiento sobre la vida y arte de Emily Dickinson, y sugerir que la lectura de sus poemas puede ser apreciada mediante el uso de ambos métodos: dentro del contexto específico de los cuadernillos o individualmente. El objetivo específico de esta tesis es mostrar que tres de los cuadernillos de Dickinson, concretamente el 11, 12 y 13, compilados durante los cinco años de su mayor productividad literaria, muestran un punto de inflexión en el pensamiento y la vida de Dickinson, articulado en torno a un amor que la hizo voltear sus pensamientos hacia adentro y a adquirir una visión y, en consecuencia, a desarrollar una conectividad sensacional con la naturaleza, conectividad que había comenzado mucho antes pero que ahora adquiere una mayor complejidad y madurez.
Estos tres cuadernillos suponen el mismo tipo de agrupación de poemas que los cuadernillos anteriores y posteriores. En este sentido me gustaría enfatizar que, después de estudiar estos tres fascículos y algunos otros durante los últimos años, me he inclinado a tener una visión más abierta sobre ellos. Junto con Ralph W. Franklin y con Paul S. Derrick, dos prominentes eruditos de los manuscritos de Dickinson, opino que la disposición de los poemas en los Cuadernillos es una organización aleatoria. Aun así, leer los poemas dentro del contexto de los Cuadernillos parece reflejar la historia emocional de Dickinson a través de algunos de los poemas que incluye en ellos, lo que a su vez agrega lógica y validez a mis argumentos. Después de todo, esta es una opción que Dickinson misma nos ha dado como amantes de la poesía.
En el Capítulo 1, “La Belle of Amherst,” realizo una aproximación biográfica acercándome al perfil humano de Emily Dickinson, así como a las generalidades de su legado poético. Este capitulo contiene la sección “Delineating the ‘Myth’,” que constituye una introducción a Dickinson y revisa la forma en que ha sido mitificada debido a la opacidad que presentan la mayoría de sus cartas y poemas cuando son analizados individualmente. En esta sección se argumenta que no hay nada morboso, en realidad, en el retiro que Dickinson realiza, alejándose voluntariamente de la sociedad para centrarse en su obra. Tanto sus cartas como sus poemas demuestran que leyó abundantemente durante este período de tiempo, que mantuvo una amistad muy enriquecedora con Thomas Wentworth Higginson, y que perdió interés al ver su poesía impresa en algún momento de su vida.
La sección “Contracted Controversy” explora algunos de los controvertidos debates que los últimos 130 años de critica literaria han generado en torno a la obra de Emily Dickinson. Aquí, discuto tres puntos que nos ayudan a entender las causas de estas variadas controversias; estos son el impresionante crecimiento de Dickinson a pesar de las dificultades, sus búsquedas ilimitadas y las razones por las cuales la religión tuvo que quedar atrás. Por otro lado, la sección “Hoarding Hunger” está dedicada al proceso de construcción y publicación de los cuadernillos, así como a los problemas que surgieron antes y después de la muerte de Dickinson, mientras que “My Letter to the World” es un breve viaje al mundo de las cartas de Emily Dickinson. Esta introducción a la vida y al arte de Dickinson es esencial para ayudarnos a comprender de un modo complejo los tres cuadernillos (11, 12 y 13) que forman el foco de los Capítulos 2, 3 y 4.
Esta tesis analiza poemas cuya compresión podría resultar imposible debido a un sinfín de factores epigramáticos, métricos o prosódicos, entre otros. Resulta fundamental no abandonar o rendirse ante la opacidad de los poemas de Emily Dickinson puesto que estos son a menudo esquivos, escurridizos, no solamente difíciles. Hay que tener en cuenta que el lector ha de aceptar la persistencia del misterio, un misterio que se intensifica conforme avanzamos en la lectura de esta tesis. Percibiremos que este aumento del misterio, ese crecimiento esotérico y cambiante, es la propia experiencia del texto: el amor de Emily Dickinson existe, pero la identidad del amante no se revela. Cabe decir que Dickinson era consciente de la complejidad de sus poemas. La poeta emplea una técnica deliberada que desarrolló para proteger su privacidad mientras dice la verdad de forma indirecta, como ella misma explica en el poema (J1129-Fr1263). Este poema revela que la verdad puede ser perjudicial o impactante para los lectores contemporáneos y, por lo tanto, requiere una revelación gradual. Una vez que la verdad ha sido revelada, el espíritu se sentirá mejor, tal y como sugiere la explicación del fenómeno del relámpago para reconfortar a los “Niños asustados.” Aquellos que no buscan la verdad lentamente, y no la encuentran “gradualmente,” serán como “ciegos” y fallarán en la compresión.
Dicho esto, añado que no estoy interesado en discutir la identidad del amante o amantes de la poeta. No es que sea un asunto sin importancia, sino que Dickinson no lo revela. Aunque entiendo, como explicó Frederick J. Pohl, hace 83 años, que “la historia del amor de Dickinson en sí misma presenta un drama inspirador de renunciación; que solo cuando la historia de amor es revelada, las mentes curiosas pueden superar su preocupación por ella” (468-469), creo que mantener este misterio y no descubrir esa identidad en realidad es parte de la esencia de sus cuadernillos y también respeta la intimidad que tan celosamente guardaba la poeta.
Mis conclusiones se basan en datos concretos extraídos de sus textos. En el Capitulo 2, centrado en el Cuadernillo 11, podemos identificar 8 poemas de amor (incluidos los poemas 4 y 8 sobre la pérdida, y los poemas 9 y 17 sobre el dolor, el deseo y la exclusión) los cuales sugieren que Emily Dickinson había estado anhelando un amor que no podía alcanzar. El Capitulo 3, que analiza el Cuadernillo 12, contiene 4 poemas consecutivos de grave decadencia emocional como consecuencia de la separación de su amante. Por esta razón Dickinson en el Cuadernillo 12 está mucho más integrada directamente con la naturaleza en 5 poemas, tratando enérgicamente de dar forma a su propia identidad espiritual y más dedicada a su búsqueda poética, dirigiendo sus pensamientos al paso del tiempo, la vida y la muerte, el misterio de la puesta del sol, el valor de la vida y el cielo. Finalmente, en el Capitulo 4, que aborda el Cuadernillo 13, Dickinson habla de la pérdida directamente sólo dos veces en dos poemas. Ese amor que era obvio en el Cuadernillo 11 se ha convertido en un símbolo relacionado con un reino espiritual en el Cuadernillo 13. Su tono se ha vuelto tanto vindicativo como personalizado en el poema 6, y la única forma de que sobreviva es inmortalizándolo en el poema 15. Por un momento, ella se muestra distante pero sigue anhelando al amante.
Una consideración del trabajo crítico que se ha hecho sobre estos cuadernillos hasta la fecha, además de contextualizar estos poemas dentro del campo más amplio de poemas y cartas de Dickinson y de mi propio análisis de los textos, me lleva a concluir que este amor es parte integral de la exploración que Dickinson realizó en torno a diferentes aspectos de la compleja existencia de los seres humanos: aspectos como el comportamiento de la naturaleza y la muerte, la vida futura, la inmortalidad y temas que, como veremos, ocupan un lugar destacado a lo largo de esta disertación. Además, las investigaciones de Dickinson sobre estos temas fueron el resultado de conflictos religiosos internos que comenzaron a una edad temprana, cuando ella, en la escuela, comenzó una rebelión al negarse a declarar a Jesús Cristo como su único salvador. En esta rebelión ella acabó encontrándose sola (L 35). Fue, como dice Alfred Gelpi, la mente calvinista volviéndose contra sí misma y su creadora (41). También es permisible, y es importante agregar, que la complejidad de la religión y su impacto sobre la mentalidad de los individuos de alguna manera hace que uno sea reacio al cambio o la innovación, y dado que Dickinson le dio la espalda a la religión y no mantuvo los valores tradicionales de su comunidad, su amor por las personas, la naturaleza y la poesía creció de manera exponencial.
La metodología crítica empleada en esta tesis combina crítica biográfica con el examen detallado de la poesía de Emily Dickinson a través de una lente sociohistórica. Para lograr esto, es necesario analizar los poemas en el contexto del cuadernillo en el que están enmarcados. En mi revisión literaria, he confiado en el libro de Eleanor Elson Heginbotham Reading the Fascicles of Emily Dickinson: Dwelling in Possibilities, y también en la observación de Robert Weisbuch de que cualquier combinación de los poemas individuales puede proporcionar una sensación de coherencia (1975: xiii). También estoy inclinado a considerar una visión más abierta sobre la importancia de los patrones que los cuadernillos van trazando consciente o inconscientemente; como el que se discutirá en el cuadernillo 13 en conexión al amor perdido de Dickinson, reflejado en la manifestación y desaparición de ciertos fenómenos naturales.
Sin embargo, es importante tener en cuenta también que los cuadernillos difieren entre sí. Heginbotham dice que cada uno "tiene su propio carácter, su propia huella digital, su propio torbellino de clusters de imágenes y su propio movimiento" (47). Mi objetivo principal aquí es demostrar que los cuadernillos 11, 12 y 13 están conectados en el sentido de que forman algunas corrientes históricas significativas en la vida emocional de Dickinson.
Dicho esto, y para los propósitos de esta disertación, interpreto los poemas que tratan sobre la naturaleza y los fenómenos naturales (como el fin del día y el paso del tiempo) como intentos de Dickinson de naturalizar la pérdida, específicamente la pérdida del amor, como Sharon Cameron propone en Choosing Not Choosing. Hay una secuencia de poemas de fenómenos naturales localizados en el fascículo 13 que tratan precisamente sobre la pérdida. El significado de estos poemas y lo que implican y por qué fueron organizados de esta manera serán discutidos más adelante. Para Dickinson, un poema sobre la puesta del sol podría ser una observación real que ella había experimentado, pero también puede tener un significado profundo que parte de un ejercicio de pensamiento que le da la virtud de mostrar la vida tal como es, en lugar de escapar hacia un mundo gobernado por la incertidumbre. Esto también se aplica a los poemas que tratan sobre el estoicismo, el escepticismo y los estados infelices, así como aquellos que tratan la victoria y la valentía. También confío en la observación de Cameron de que hay una fuerte conectividad entre ciertos poemas que forman la clave para la separación del amante y el tema del amor en el que se basa la discusión de estos tres cuadernillos. Para fortalecer mis argumentos, he confiado en las observaciones de William H. Shurr de que dos poemas específicos en el fascículo 13 (You see I cannot see—your lifetime—” y “There came a Day—at Summer’s full—” que tratan la separación de Dickinson del hombre que amaba suponen el comienzo de una nueva fase en la vida emocional de Dickinson codificada a través de los cuadernillos; que ambos poemas expresan “una sensación paralizante de su soledad, el resultado de la separación que tuvo lugar inmediatamente después de la ceremonia de matrimonio privada” (73). Esto es esencial porque esta nueva fase a la que se refiere Shurr forma la base de mi tesis, esto a pesar de que Shurr identifica al amante como el reverendo Charles Wadsworth, mientras que yo dejo abierta esa posibilidad. También he confiado en los argumentos esenciales de Richard Benson Sewall, cuyas formas convincentes de negar la naturaleza reclusiva de Dickinson han permanecido sólidas desde la publicación de su libro The Life of Emily Dickinson (1974). También sus razonados argumentos para posicionar a hombres como Benjamin Fraklin Newton, Samuel Bowles y el reverendo Charles Wadsworth en relación a la vida emocional de la poeta.
La lectura de los cuadernillos de Dickinson supone una tarea difícil, especialmente cuando esto implica leer más de un cuadernillo consecutivamente. Esto se debe a la variedad de temas que exploran así como a la expansiva filosofía artística que estos temas pueden ofrecer en un solo cuadernillo. En este sentido me gustaría resaltar que estos tres cuadernillos no tratan sólo el tema del amor, sino que abordan otras cuestiones como la pérdida, la desaparición, la eternidad y el paso del tiempo, cuestiones que pueden estar conectadas con este amor perdido, tal y como voy indicando y justificando en los Capítulos 2, 3 y 4. Estos tres cuadernillos están además íntimamente conectados con el resto de cuadernillos tanto en temática como en disposición. Ruth Miller, en The Poetry of Emily Dickinson, explica que “tan parecidos son los fascículos que parece posible trazar uno y obtener un modelo para todos” y los describe como “poemas de enlace largo” (249). Es posible, también, encontrar alguna historia emocional a través de algunos de los poemas que Dickinson incluye en ellos, y este es exactamente el objetivo principal de esta disertación.
Para mayor claridad, me gustaría exponer algunos de los elementos más importantes de mi metodología general. Primero, he optado por tratar los poemas de Dickinson en el contexto de los cuadernillos no porque se haya convertido en la norma para los estudiosos, sino por una razón inevitable basada en el hecho de que muchos de sus poemas son sutiles cuando se leen individualmente y parecen explorar las complejidades de un evento o la aparición de un tema que a veces no se puede captar por completo. Un solo poema en el contexto del cuadernillo puede verse influido por lo que sigue o precede. Tomemos, a modo de ilustración, el duodécimo poema en el fascículo 11 donde Jesucristo llama persistentemente a una puerta vieja y cerrada con llave. Este poema puede leerse, inicialmente, como Jesucristo tratando de reconducir a una persona con dudas religiosas al camino correcto. Pero también se puede leer como un poema de amor, con el hablante, que adopta la forma de Cristo, llamando persistentemente al corazón del amante distante.
Segundo, esta tesis no pasa de la teoría a la práctica; el compendio de esta disertación es ineluctablemente la poesía de la propia Dickinson. A veces, el lector puede considerar que mis lecturas de poemas son exhaustivas, pero he hecho un esfuerzo para incluir, siempre que sea posible, todos los significados posibles, y este es un intento personal de mostrar que la integridad de los poemas, e incluso sus suspensiones de significado, deben ser preservadas. Esencialmente, entonces, parto de los poemas para llegar a un juicio o decisión alcanzada a través del razonamiento. Además, aunque trato de limitar mi compromiso con los extensos estudios académicos sobre la poesía de Dickinson a notas a pie de página, a veces incluyo estos debates en el texto principal cuando conviene dialogar con las fuentes críticas de un modo más explícito.
Tercero, aunque afirmo que estos tres cuadernillos reflejan la historia emocional de Dickinson a través de algunos de los poemas que incluye en ellos, ni intento, ni siquiera reconozco un orden cronológico definido. Los lectores que están familiarizados con la obra de Emily Dickinson saben que la fecha de creación de sus poemas siempre ha sido un asunto problemático. La fecha de composición de los poemas puede no ser la misma que la fecha de construcción de los cuadernillos. ¿Por qué elegí estos tres fascículos? La razón principal, como se dijo anteriormente, es porque muestran un estado de amor en forma de obsesión y expectativa (en el cuadernillo 11), que gradualmente disminuye hasta convertirse en una forma de renuncia en el cuadernillo 13. Por lo tanto, para mí, parecen poseer un carácter filosófico definido que revela un modelo coherente de pensamiento y, al mismo tiempo, decir algo concreto sobre los procesos mentales y las costumbres de Dickinson. Finalmente, me gustaría indicar que esta tesis también aborda las formas a través de las que tanto la poesía como el personaje de Dickinson podrían haber sido moldeados específicamente por la religión, el género y la cultura de su época, las cuales pueden entenderse a menudo como una rebelión contra las presiones sociales, y principalmente porque estos enfoques son altamente reveladores por derecho propio. Para esto he confiado en el volumen Emily Dickinson’s Approving God: Divine Design and the Problem of Suffering de Patrick J. Keane, y he aplicado estas cuestiones más amplias de manera específica a cada uno de los poemas analizados en los Cuadernillos 11, 12 y 13.Written in the 19th century, Emily Dickinson’s poetry was ahead of its time. Only a few of her poems were published during her lifetime, and she hid nearly 1800 poems. It is as though while they occupied that unknown, unsettling, and obscure space, they were floating on standby, like processes in time, like objects in space, navigating the path to eternity. It is a poetry that had survived being pressurized and warped by factors and certain circumstances that threatened to scupper it; while Dickinson lived, and also after she died. It is both a sign of the future and a memory of a past that was more resilient than anything the future of poetry is likely to give birth to.
The child-like lady who “Took Rainbows, as the common way, / And empty skies / The Eccentricity—” (J257-Fr317) lived an extraordinary life that is reflected in her poems, yet only those who possess the “privilege to scrutinize” (J629-Fr593) can see it. She deliberately created a heterogeneous poetry that accommodates every aspect of her life within the symbolic frames of her art: her arduous quests and thoughts and philosophy and emotions. But her thinking was not ordinary in many aspects, and that is why her poems were rejected and subjected to alterations while she lived, and even after her death her early editors continued to do the same thing with them in order to fit them in an era where only the conventional could fit. It is not until Thomas H. Johnson’s 3 volumes and Ralph W. Franklin’s 3 volumes in the 20th century that Dickinson’s poems could finally earn a respected place in the history of literature.
Dickinson was aware of the complexity of her poems. It is a deliberate technique that she developed in order to protect her privacy while telling the truth in a slant way, as she says in (J1129-Fr1263). The truth could be hurtful or impactful for the contemporary readers, and thus requires gradual revelation. Once it has been grasped, the spirit will be “ease [d],” as an explanation of the “Lightning” phenomenom conforts frightened “Children.” Those who do not search for the truth slowly, and do not find it “gradually,” may be “blind,” and thus fail to grasp the entire point of the poem.
However, the truth is not always there and at times cannot be found even gradually when reading Dickinson’s poems individually. On many occasions, the reader is summoned to a place where Dickinson’s genius enjoyed the finest of poetic navigations; summoned to an area where the reader feels that the truth is almost there, and then oceans of possibilities leave him or her absorbed.
This thesis examines three of the forty fascicles of Emily Dickinson, which were posthumously discovered in her room. The form, content and arrangement of these three fascicles 11, 12 & 13 (a total of 66 poems), show a period of time in the poet’s life when she wrote about a large number of themes that deal with loss, the passage of time, and disappearance of natural phenomena, which, along with the existence of 19 poems about love located within these three fascicles in question (8 poems in fascicle 11; 8 in fascicle 12; 3 in fascicle 13), whether coincidentally or intentionally, form some significant historical currents in Dickinson’s emotional life. It is, to be sure, of crucial importance to keep in mind that these three fascicles are the same kind of groupings of poems as in the previous and later fascicles, but they reflect Dickinson’s emotional history through some of the poems she includes in them.
I do not claim that these three fascicles show a love that does not exist in previous or later fascicles; fascicle 9, for example, contains at least six poems that can be read as love poems or poems about Dickinson’s love. The reason I have chosen these three fascicles is obvious: nineteen love poems is a big number. But there is another important reason based on the fact that this love, which can be read as idolatrous in fascicles 11 and 12 (16 poems in total), will gradually diminish in fascicle 13 (becoming only 3 poems), which explains the existence of other themes instead such as disappearance and loss. It is important to know that the themes of disappearance and loss are present in Dickinson’s work from the beginning but in these three fascicles they are connected to the theme of love.
These three fascicles are a testament to Dickinson’s involvement with a lover in the same period when they were constructed. The date of composition of the poems may not be the same as the date of the construction of the fascicles, but a close examination of these three fascicles in question leads me to conclude that there is a strong reason behind arranging them the way Dickinson did. These 19 love poems distributed to three fascicles form a sequence that stretches and goes beyond the borders of an individual fascicle, forming an interesting pattern.
Among others, John Cody’s After Great Pain emphasizes the role of the unfathomable “Master” to whom Dickinson dedicated at least three letters. But Cody’s psychoanalytical study labels Dickinson as psychotic due to her disappointment in love with Master, which in turn triggered her burst of creative energy between 1858 and 1863. Cody’s arguments are objectively good, and I do agree that Dickinson’s love had indeed triggered her burst of creative energy, and this dissertation proves that; not only love for a man, or men, or women, but love for life, earth, poetry and the people she had corresponded with. But I believe that Dickinson should not be labelled as psychotic. She was simply a genius in love who had the time and space and circumstances to grow as a poet. This is one reason why I have included a detailed introduction to Dickinson’s life and art before delving into the large amount of poems, which are further examined in Chapters 2, 3, and 4.
That said, I would like to add that I am not here concerned to argue the identity of the lover [s]. Not that it is an unimportant matter, but because Dickinson drew a veil over it. I understand, though, as Frederick J. Pohl stressed, some 83 years ago, that “the life of Emily Dickinson, even aside from her poetry, is as important as any ever lived by any woman; that the story of her love in itself presents an inspiring drama of renunciation; that only when the love story is clear beyond a reasonable doubt can curious minds overcome their preoccupation with it” (468-469).
A consideration of the critical work that has been done on these poems to date, in addition to contextualizing these poems within the larger field of Dickinson’s poems and letters, leads me to conclude that this love is integral to an understanding of Dickinson’s exploration of different aspects of the complex existence of human beings, such as the behaviour of both nature and death, afterlife, immortality; themes that, as we shall see, feature prominently throughout this dissertation. Also, it might be permissible to say that Dickinson’s investigations of these themes were the result of inner religious conflicts, which started at an early age, when she, at school, started a rebellion when she refused to declare Christ as her only saviour—a rebellion where she stood “alone” (L 35). It was, as Alfred Gelpi puts it in The Mind of the Poet, “the Calvinist mind turning against itself and its maker” (41). It is also permissible, and important to add, that the complexity of religion and its impact upon the mentality of individuals does somehow make one averse to change or innovation, and since Dickinson turned her back on religion and did not hold the traditional values of her community, her love for people, nature and poetry grew.
She believed that good poetry could be immortal. But humans? Perhaps. These words written to John L. Graves in late April 1856 do not form a credo, but a possibility left open, with some doubt that has been cast upon it: “[t] o live, and die, and mount again in triumphant body, and next time, try the upper air—is no schoolboy’s theme” (L 328). At times death is simply a dark end, like a “crawl [ing]” creature that invades the “Village” (J291-Fr327). Yet, however esoteric or decisive this may sound, there are poems where she seems to be inclined toward a more open view:
And bye and bye—a Change—
Called Heaven—
Rapt neighborhoods of men—
Just finding out—what puzzled us
Without the lexicon! (J246-Fr264)
Throughout this thesis, I will argue that this kind of unpredictability and changeful moods regarding death, afterlife, and the issue of boundaries is a result of endless epistemology and not a negative obsession or fear of them. Again, it is important, if we are to understand Dickinson’s poetry, which was unknown during most of the Victorian era and just began to be published during the end of it, to know that she was bound to feel a deep opposition against the underlying principles of the society she lived in. Her task was to achieve realism, to express the truth about life as it faced her. She transformed her thinking into original production of almost 1800 poems and over 1100 letters. To achieve this, there were certain sacrifices that she had to make. She did not marry and withdrew from community and selected “her own Society—” (J303-Fr409).
Throughout this thesis we will see that Dickinson’s poetry depicts death and nature as two absolute forces that govern this world under the eye of an absent “Power behind” the “Cloud,” who may or may not “care” (J293-Fr292).
The poems here will be studied within the fascicles’ context, especially in my reading of the fascicles. But also they will be studied individually throughout my discussions. The general aim of this thesis is to help to enlighten the knowledge about the life and work of Emily Dickinson, and suggest that her poems can be appreciated by using both methods. The specific aim of this thesis is to show that three of Dickinson’s fascicles, 11, 12, and 13, constructed during the five years of her greatest productivity, show a turning point in Dickinson’s thought and life, represented in an unrequited love which made her turn her thoughts inwards and thus gain insight and, consequently, develop a sensational connectivity with nature that had started long ago.
I insist, these three fascicles are the same kind of groupings of poems as in the previous and later fascicles. After studying these three fascicles and others for the past few years I have become inclined to a more open view about them. Along with Ralph W. Franklin and with Paul S. Derrick, two prominent scholars of Dickinson’s manuscripts, I believe that the arrangement of the fascicles was an aleatory organization. Still, reading the poems within the fascicles context seems to reflect Dickinson’s emotional history through some of the poems she includes in them, which in turn adds logic and validity to my arguments. After all, this is an option that Dickinson herself has given us as poetry lovers.
This thesis is based on the absolute conviction that poetry is a living thing and therefore any attempt to dissect it for the sake of digging into its maker’s private affairs is apt to result in its death. I would like to make it clear that it is not my intention to, as Dickinson would say, “Split the Lark” for the sake of discovering the “Music” (J861-Fr905). Here, I have striven for authenticity. We now have, as a result of Franklin’s dedication, Dickinson’s poems as she wrote them, so the poems here will remain intact. I have made it my primary aim to spell out Dickinson’s fascicles 11, 12, and 13, and find out more about her love as well as the philosophical insights and emotions that result from the loss of this love and the way she uses natural phenomena to express it. The three fascicles are only one way of approaching Emily Dickinson’s poetry. To understand her poetry, one should read it as a whole.
Dickinson transcribed the poems into fascicles 11, 12, and 13 when a new sense of order took hold in the construction of the fascicles after stopping the binding in the period referred to as her time of personal crisis during 1861-1862. Although the date of composition is not necessarily the date of transcription, Franklin confirms that during this period that “the copying and the binding were now close to each other” (1998, 25).
Equally, I would like to underline that Dickinson’s letters are tantamount to her poems, and here they will be valued as indispensable in approaching her poetry.
Many poems have been identified as love poems and their positioning within three consecutive fascicles confirms Dickinson’s involvement with a lover, an involvement that complicated the poet’s life. In fascicle 11 she is covetuos and idolatrous, in a state of expectancy. In fascicle 12 she distances herself, to’s and fro’s, until this love ceases to exist in fascicle 13, becoming an insignia of a far off psychic joy, a farrago of fact and myth, absorbed into the unsettling idea of the passage of time and change. An analysis of the three fascicles will be included in these Chapters with a conclusion after each.
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