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El control postural se logra en términos generales, a partir de la integración de la información proveniente de los sistemas visual, vestibular y propioceptivo a nivel del SNC y de su acción consiguiente sobre los arcos reflejos musculares que desencadena una acción biomecánica. La aparición de la posturografía como técnica cuantitativa para valorar el control postural ofrece muchas posibilidades para valorar patologías que cursan con clínica de inestabilidad. Con estos antecedentes, parecía necesario aprovechar las últimas tecnologías para el estudio del control postural en una patología tan controvertida y desconocida como el síndrome de latigazo cervical.
Sabiendo que los pacientes afectos de latigazo cervical refieren con frecuencia quejas subjetivas de inestabilidad y que existen estudios que objetivan alteraciones del control postural en fases crónicas, el objetivo principal del estudio fue valorar la existencia o ausencia de alteración del control postural en las fases agudas. Se plantearon además varios objetivos secundarios. Por un lado, se pretendía evaluar la existencia de correlación clínico posturográfica en los pacientes con inestabilidad. Por otro lado, determinar y evaluar los posibles factores pronóstico que podrían provocar una evolución tórpida. La aparición o no de alteraciones en las pruebas otoneurológicas en las primeras horas tras el accidente fue otro de los factores a estudio.
Se trata de un estudio realizado en una muestra de 44 sujetos WAD II de la QTF con un doble diseño descriptivo y analítico observacional. Los datos se cuantificaron a través de una comparación con los valores de normalidad pertenecientes a una base de datos de control postural de población sana española del IBV. Las variables principales estudiadas fueron las resultantes del análisis sensorial y sus derivadas (patrones sensoriales, A barrido, fuerzas). Asimismo, se realizó un estudio inferencial de los factores que se relacionan con un pronóstico más desfavorable del latigazo cervical.
Los resultados obtenidos sugieren que los pacientes en fases agudas del latigazo cervical presentan un peor control postural cuando comparados con sujetos sanos. Estos pacientes presentaron además una mayor dependencia visual. El patrón predominante en los pacientes en fase aguda del LC es el patrón vestibular y la estrategia de compensación del equilibrio empleada de manera más habitual es la misma que la empleada por la población normal; es decir la estrategia de tobillo. En la comparación entre pacientes con y sin inestabilidad, no encontramos correlación clínico-posturográfica. Los pacientes con inestabilidad obtuvieron mejores resultados tanto en las pruebas pasivas como en las activas (control rítmico y direccional AP y ML), resultado que no es posible explicar desde el punto de vista clínico pero orienta hacia un patrón afisiológico. En el presente estudio, los factores pronóstico del latigazo cervical son; la edad, el área de barrido en fases ROA Y ROC, y la ansiedad evaluada antes de las primeras 24 horas. En cuanto a la valoración oculomotora, sólo una minoría de los pacientes pacientes presentaron alteraciones durante la exploración realizada en las primeras horas tras el accidente.
Por tanto, y en base a nuestros resultados, podemos concluir que los datos aportados permiten diferenciar desde las fases iniciales a pacientes con latigazo cervical frente a sujetos sanos. Sin embargo destaca su escasa utilidad para distinguir entre pacientes con y sin clínica de inestabilidad.
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