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One of the last contributions made in the "personality rights" theory is the one
relative to the “informed consent” in Health field, being considered by the jurisprudence as the
necessary consequence derived from the classic rights to life, physical integrity and freedom of
conscience.
Beyond the health professionals’ liability cases due to lack of information or insufficient information,
there are the most complicated cases in the specific context of the diagnosis. These would be
misdiagnosis claims, generated by wrong protocols or by “lex artis” violation; but also, and
especially, the delicate situations arising from false positives, in which a disease is diagnosed when it
does not actually exist after having been practiced the appropriate tests and having given them a
positive result. In these two cases the practical weakness of the informed consent is appreciated, in
terms of patient autonomy manifestation, and this because, faced to an “unreal” situation (it should
be remembered that it is a misdiagnosis), the information provided by the health professional and
the consequent patient’s consent will not adjust to his/her true state of health.
Present research aims to show this reality, reflected in the requirement of civil and patrimonial
liability; and for this it is essential to review the most relevant judgments pronouncementsUna de las últimas aportaciones realizadas en la teoría de los denominados “derechos
de la personalidad” es la del “consentimiento informado” en el ámbito sanitario, siendo considerado
por la jurisprudencia como la consecuencia necesaria de los clásicos derechos a la vida, a la
integridad física y a la libertad de conciencia.
Más allá de los supuestos de responsabilidad del profesional sanitario por falta de información o
por información insuficiente, existen los casos más complejos en el concreto contexto del diagnóstico.
Se trataría de aquellas reclamaciones por diagnóstico erróneo, generadas por protocolos incorrectos o
por vulneración de la “lex artis”; pero también, y muy especialmente, de las delicadas situaciones de
falsos positivos, en las que se diagnostica al paciente una enfermedad que realmente no padece tras
practicarse las pruebas pertinentes y arrojar éstas un resultado positivo. Pues bien, en los supuestos
mencionados se aprecia la debilidad práctica del consentimiento informado del paciente, en cuanto a
manifestación de su autonomía, ya que, ante una situación “irreal” (recordemos que se trataría de
un diagnóstico en verdad erróneo), la información facilitada por el profesional sanitario y el
consecuente consentimiento del paciente no se ajustarán al auténtico estado de este último.
El objetivo de este trabajo no es otro que evidenciar esta realidad, reflejada en la exigencia de
responsabilidad civil y patrimonial, para lo que resulta imprescindible acudir a pronunciamientos
jurisprudenciales relevantes
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