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Alventosa Baños, Adriana
Hernández Rojas, Penélope (dir.); Olcina Vauteren, Gonzalo (dir.) Departament d'Anàlisi Econòmica |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2018 | |
Los dilemas sociales se caracterizan por la desalineación de incentivos privados y sociales bajo preferencias egoístas. Mientras el óptimo social se alcanza mediante la implementación de un conjunto particular de acciones, los incentivos individuales mueven a los agentes a comportarse de una manera diferente, lo cual lleva a resultados ineficientes. Un ejemplo clásico es la provisión de un bien público, donde el óptimo se alcanza si todos contribuyen, sin embargo hay una desviación unilateral provechosa a hacer de polizón, es decir, a no contribuir al bien público y beneficiarse de los demás. De este modo, dar a los agentes egoístas la posibilidad de elegir libremente sus asignaciones lleva al subabastecimiento del bien público y a que surja el “problema del polizón”. Por este motivo, los dilemas sociales han sido cruciales en el estudio del comportamiento humano desde el origen de la e...
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Los dilemas sociales se caracterizan por la desalineación de incentivos privados y sociales bajo preferencias egoístas. Mientras el óptimo social se alcanza mediante la implementación de un conjunto particular de acciones, los incentivos individuales mueven a los agentes a comportarse de una manera diferente, lo cual lleva a resultados ineficientes. Un ejemplo clásico es la provisión de un bien público, donde el óptimo se alcanza si todos contribuyen, sin embargo hay una desviación unilateral provechosa a hacer de polizón, es decir, a no contribuir al bien público y beneficiarse de los demás. De este modo, dar a los agentes egoístas la posibilidad de elegir libremente sus asignaciones lleva al subabastecimiento del bien público y a que surja el “problema del polizón”. Por este motivo, los dilemas sociales han sido cruciales en el estudio del comportamiento humano desde el origen de la economía del comportamiento.
Con el fin de mitigar el problema del polizón se han propuesto numerosos mecanismos, de los cuales el castigo ha sido el que ha adquirido mayor relevancia. Dar a los individuos la oportunidad de sancionarse los unos a los otros consigue, en términos generales, que disminuya el comportamiento indeseado y acorta la distancia al resultado eficiente. No obstante, no cualquier tipo de sistema sancionador es suficiente para cumplir dicho propósito. En esta tesis presento tres trabajos de investigación, dos teóricos y uno experimental, que estudian tres estructuras de castigo que promueven la eficiencia en dilemas sociales.
La literatura tanto teórica como experimental ofrece distintos esquemas de castigo que han sido empleados tanto en marcos teóricos como experimentales. El pionero ha sido el castigo entre pares, donde al final del juego los individuos observan lo que otros han decidido y tienen la oportunidad de sancionar a nivel individual. Dado que castigar es globalmente considerado una acción costosa, los individuos egoístas no deberían implementar esta acción en juegos finitos como consecuencia a mejor respuesta. Sin embargo, la sociedad no solamente está formada por agentes egoístas ya que, de hecho, la mayoría tenemos algún tipo de preocupación social como aversión a la desigualdad, reciprocidad o altruismo. Esto hace que, aún siendo costoso, los individuos castiguen “racionalmente” a compañeros polizones como mejor respuesta considerando que la función de utilidad recoge esta aversión. No obstante, un inconveniente frecuente de este tipo de castigo es el exceso de castigo ineficiente. Además, muchos trabajos han hecho hincapié en la falta de realismo existente en la posibilidad de implementar castigo a nivel individual.
Como respuesta a las desventajas del castigo entre pares, la literatura ha propuesto dos esquemas de castigo alternativos que utilizo en este trabajo: (i) castigo delegado y (ii) castigo coordinado.
El castigo delegado es una estructura centralizada de sanción donde un agente en particular, preferiblemente externo al desarrollo del juego, es dotado de poder sancionador para castigar a polizones. Asimismo, este agente o institución no es un ser automático pero una entidad estratégica que también debe tener los incentivos correctos para actuar apropiadamente. Este tipo de castigo solventa el resultado de exceso de castigo del castigo entre pares y el no realismo de las autoridades sancionadoras descentralizadas. Un ejemplo de castigo delegado son los recaudadores de impuestos.
El castigo coordinado, por otro lado, es un sistema de sanción descentralizado que presenta dos características llamativas no existentes en esquemas previos. En primer lugar, señala que los costes de castigo deben ser divididos entre los individuos dispuestos a implementar el castigo. Es decir, deberían mostrar rendimiento a escala crecientes. En segundo lugar, para que las acciones de sanción sean efectivas, deben requerir cierto número de castigadores. De no ser así, no se destruirá el pago del polizón. Un ejemplo de castigo coordinado es una huelga.
En el Capítulo 2 de esta tesis presento una revisión bibliográfica describiendo el problema del polizón así como el impacto de relajar los distintos supuestos del juego de bienes públicos estándar: heterogeneidad de riqueza, heterogeneidad de productividad, información y preferencias sociales. Además, propongo cuatro mecanismos para afrontar el problema, haciendo particular énfasis en el castigo. Finalmente, examino el estado del arte de varios esquemas de sanción: castigo entre pares, contracastigo, castigo coordinado y castigo delegado.
El Capítulo 3 es un trabajo teórico analizando el surgimiento y desempeño de una institución sancionadora en un contexto de juego de bienes públicos. Se presenta una sociedad con distintos niveles de riqueza cuyos ciudadanos, por sí mismos, no pueden conseguir una provisión positiva del bien público. Dicha sociedad, a través del gobierno representando el interés de una clase social en concreto, debe decidir si implementar una institución de castigo centralizada, en línea con la literatura del castigo delegado. Este trabajo analiza bajo qué condiciones se implementará una institución sancionadora de alto rendimiento, qué nivel de provisión de bien público conseguirá, y finalmente, su eficiencia.
Este modelo considera preferencias egoístas con el objetivo de evaluar el peor escenario posible. Si los ciudadanos de esta sociedad tuvieran algún tipo de preocupación social, los resultados aquí presentados se verían impulsados. Por este motivo, la metodología utilizada en este capítulo es la Teoría de Juegos, con el propósito de modelizar la interacción estratégica de los agentes económicos y caracterizar los Equilibrios de Nash del juego.
El Capítulo 4 es un trabajo experimental que explora el impacto de dos esquemas de pago diferentes en un entorno centralizado de castigo. En particular, presento un juego de bienes públicos con 336 sujetos agrupados en grupos de cuatro personas, donde tres de ellos son contribuyentes y uno de ellos es un sancionador. Los primeros solamente contribuyen al bien público mientras que el último únicamente lleva a cabo acciones de castigo siguiendo un esquema de castigo delegado. La principal cuestión a abordar es cómo debería funcionar la implementación de estas instituciones centralizadas, para lo cual comparamos dos esquemas: (i) un esquema fijo donde se proporciona al sancionador cierta dotación para decidir sobre sus decisiones de castigo y (ii) un esquema variable, donde, en cambio, el sancionador recibe una dotación proporcional al nivel de cooperación conseguido. Este trabajo resalta los beneficios de sistemas centralizados de castigo con esquemas de pago fijos en términos de contribuciones y eficiencia.
En este capítulo, hago uso de la metodología de la Teoría de Juegos para caracterizar los Equilibrios de Nash del juego bajo el supuesto de preferencias estándar. Además, dado que los decisores del mundo real no son siempre egoístas, utilizo la Economía Experimental para contrastar estos resultados. Con este propósito, se ha seguido cuidadosamente el protocolo de Economía Experimental en el diseño e implementación de las sesiones con el fin de garantizar que los datos derivados fueran apropiados para el análisis. El diseño, a su vez, ha obtenido la aprobación del Comité de Ética de la Universitat de València.
En último lugar, el Capítulo 5 de esta tesis es un trabajo teórico comparando dos esquemas de castigo descentralizados en un juego de confianza en equipo con asimetrías de información: (i) un sistema no coordinado donde el castigo individual destruye el pago del agente castigado y (ii) un esquema coordinado donde es necesario que el número de individuos dispuestos a castigar exceda un límite determinado para que el castigo sea efectivo. Los resultados desvelan que un sistema de castigo coordinado lleva a equilibrios eficientes en un mayor rango de casos que el castigo no coordinado siempre que la proporción de reciprocadores en la población de inversores sea suficientemente alta.
Más allá del uso de la Teoría de Juegos en la caracterización de los Equilibrios Nash del juego, este trabajo introduce preferencias sociales. En concreto, considera que los inversores del juego de confianza en equipo pueden ser o bien reciprocadores o egoístas, y que el asignador de recursos puede ser o bien imparcial o maximizador de beneficios. Caracterizo los Equilibrios de Nash Bayesianos del juego haciendo uso de la Teoría de Juegos en general, y de la Economía del Comportamiento en particular.
Social dilemmas are characterized by the misalignment of private and social incentives under selfish preferences. While the social optimum is reached with the implementation of a particular set of actions, private incentives move agents to behave in a different way, leading to inefficient outcomes. A classic example is the provision of a public good, where the optimum is reached if everybody contributes to it, but there is a profitable unilateral deviation to free ride, that is, to not contribute to the public good and benefit from its outcome. Thus, giving selfish agents the possibility to freely choose on their allocations leads to the underprovision of the public good and the arising of the “free rider issue”. For this reason, social dilemmas have been central in the study of human behaviour since the origin of behavioural economics.
In order to conceal the free rider issue, many have been the mechanisms proposed, from which sanctioning has been the one that has acquired greater relevancy. Providing individuals with the opportunity to sanction each other achieves, in general terms, a diminishment in deceitful behaviour and bridges the gap to the efficient outcome. However, in these terms, not any kind of implementation of a sanctioning system is enough in accomplishing such purpose. In this dissertation, I present three research works, two theoretical and one experimental, which feature three different punishment structures which enhance cooperation in social dilemmas.
There are several sanctioning schemes that have been employed in theoretical and experimental settings. The trendsetter has been peer punishment, where at the end of the game, individuals observe what others have decided and are given the chance to sanction them at an individual level. Given that sanctioning is globally considered a costly action, selfish individuals would not implement punishment in finite games. However, society is not only composed of selfish agents as, in fact, most of us have some kind of social concern such as inequity aversion, reciprocity or altruism. This makes that, even if costly, individuals rationally punish free-rider peers as a best response. Nevertheless, inefficient overpunishment is a frequent drawback of this kind of punishment. Moreover, many have emphasized the lack of realism in the possibility of implementing individual punishment.
As a response to the downside of peer punishment, sanctioning literature has proposed two alternative punishment schemes that I employ in this work: (i) pool punishment and (ii) coordinated punishment.
Pool punishment is a centralized sanctioning structure where a particular agent, preferably external to the development of the game, is endowed with sanctioning power to punish free riders. Furthermore, this agent or institution is not an automatic being but a strategic entity who must also be provided with the correct incentives to perform appropriately. This type of punishment overcomes the overpunishing outcome of peer punishment and the non-realism of decentralized sanctioning authorities. An example of pool punishment is tax collectors.
Coordinated punishment, on the other side, is a decentralized sanctioning system which proposes two appealing features not present in previous schemes. In the first place, it highlights that sanctioning costs should be divided among the individuals willing to carry out the punishment. That is, they should present increasing returns to scale. In the second place, for sanctioning to be effective it should require a certain number of punishers. Otherwise, no payoff of the deceiver is destroyed. An example of coordinated punishment is a strike.
In Chapter 2 of this dissertation, I present a literature review describing the free rider issue as well as the impact of relaxing the different assumptions of the standard public goods game model: wealth heterogeneity, productivity heterogeneity, information and social preferences. Moreover, I propose four mechanisms to address the issue, making a particular emphasis on sanctioning. Finally, I examine the state of the art of various punishment schemes: peer punishment, counter punishment, coordinated punishment and pool punishment.
Chapter 3 is a theoretical work analysing the emergence and performance of a sanctioning institution in a public goods provision context. We present a society with different wealth levels who, by themselves, cannot achieve a positive provision of the public good. Such society, through a government representing the interest of a particular social class, must decide whether or not to implement a centralized sanctioning institution in line with the pool punishment literature. This work analyses under which conditions will a high-performance sanctioning institution be implemented, what is the level of public good provision achieved and, in the last place, its efficiency.
This model considers selfish preferences with the aim of evaluating the worst possible scenario. If citizens of this society had some type of social concern, the results here presented would be boosted. For this reason, the methodology employed in this chapter is Game Theory, with the purpose of modelling the strategic interaction of economic agents and characterizing the Nash Equilibria of the game.
Chapter 4 is an experimental work exploring the impact of two different payoff schemes in a centralized sanctioning environment. In particular, I present a public goods game experiment with 336 subjects grouped into groups of four, where three of them are contributors and one of them is a sanctioner. The former only contribute to the public good while the latter uniquely carries out punishment actions, following a pool punishment scheme. The main question to approach is how should the implementation of punishment from these centralized institutions work, for which we compare two payoff schemes: (i) a fixed scheme where the sanctioner is provided certain level of endowment to decide on the punishment actions and (ii) a variable scheme, where instead he receives an endowment proportional to the level of cooperation attained. This work emphasizes the benefits in terms of contributions and efficiency of centralized punishment systems with fixed payoff schemes.
In this work, I make use of the Game Theory methodology to characterize the Nash Equilibria of the game, under the assumption of standard preferences. Furthermore, given that real-life decision makers are not always selfish, I use Experimental Economics to contrast these results. With this end, the Experimental Economics protocol has been carefully followed in the design and implementation of the sessions to guarantee the derived data was appropriate for analysis and the design has obtained the approval of the University of Valencia Ethical Committee.
In last place, Chapter 5 of this dissertation is a theoretical work comparing two different decentralized punishment schemes in a team trust game with information asymmetries: (i) an uncoordinated punishment system where individual punishment destroys the punished agent's payoff and (ii) a coordinated punishment scheme where it is necessary that the number of individuals willing to carry out punishment exceeds a particular threshold for the punishment to be effective. Results reveal that a coordinated punishment system leads to efficient equilibria in a wider range of cases than uncoordinated punishment when the proportion of reciprocators in the population of investors is sufficiently high.
Beyond the use of Game Theory in the characterization of the Nash Equilibrium of the game, this work introduces social preferences. In particular, it considers that the investors of the team trust game can either be selfish or reciprocal and that the allocator can either be profit maximiser or fair-minded. By making use of Game Theory in general and, Behavioural Economics in particular, I characterize the game's Perfect Bayesian Equilibria of the game.
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