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Vitoria Estruch, Sara
Moya Albiol, Luis (dir.); Romero Martínez, Ángel (dir.); Lila, Marisol (dir.) Departament de Psicobiologia |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2018 | |
Intimate Partner Violence (IPV) represents a serious public health problem worldwide. In recent years, growing evidence has established a significant relationship between IPV perpetration and heavy alcohol use. However, the scientific literature has not analyzed the effects of this alcohol consumption on neuropsychological and psychophysiological variables in IPV perpetrators. Alcohol might predispose perpetrators to cognitive alterations that affect emotional and behavioral regulation, and then predispose them to carrying out violent behavior in stressful or tense situations that are difficult for them to manage. Although attempts have been made to classify IPV perpetrators based on Autonomic Nervous System (ANS) reactivity to acute stress, subsequent studies have failed to replicate this classification. Notably, the classifications proposed have neglected the role of chronic alcohol a...
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Intimate Partner Violence (IPV) represents a serious public health problem worldwide. In recent years, growing evidence has established a significant relationship between IPV perpetration and heavy alcohol use. However, the scientific literature has not analyzed the effects of this alcohol consumption on neuropsychological and psychophysiological variables in IPV perpetrators. Alcohol might predispose perpetrators to cognitive alterations that affect emotional and behavioral regulation, and then predispose them to carrying out violent behavior in stressful or tense situations that are difficult for them to manage. Although attempts have been made to classify IPV perpetrators based on Autonomic Nervous System (ANS) reactivity to acute stress, subsequent studies have failed to replicate this classification. Notably, the classifications proposed have neglected the role of chronic alcohol abuse in ANS dysregulation and the fact that this dysregulation involves an abnormal stress response. Hence, this thesis aims to establish the neuropsychological profiles of IPV perpetrators and characterize the psychophysiological response to a laboratory task, analyzing the influence of different patterns of alcohol consumption. The sample was composed of a group of men sentenced to less than two years in prison for IPV from the Contexto Program with different levels of alcohol consumption (two groups), another group of men without IPV but with a history of alcohol use disorder (AUD), and a last group of control men without a history of IPV or AUD. A complete neuropsychological assessment was carried out, and the psychophysiological response was registered for the entire sample. Our results indicated that IPV perpetrators, specifically those with a high-risk level of alcohol use, showed greater cognitive deficits, mainly in executive functions, attention switching, memory, and empathic skills from perpetrators with a low-risk of alcohol use and non-violent men, and a higher parasympathetic predominance than perpetrators with a low risk of alcohol use. Moreover, non-violent men with AUD history also showed deficits in some executive, attentional and mnesic cognitive functions, but without empathic skill alterations and with a higher sympathetic predominance than controls. These findings offer broader knowledge about alcohol’s effects on the neuropsychological variables of IPV perpetrators, in addition to characterizing their psychophysiological functioning in response to a laboratory task. Thus, this information could be useful in the development of coadjutant intervention programs more adapted to their characteristics, thus reducing the future risk of IPV recidivism.La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja hombre-mujer, representa un grave problema de salud pública a nivel mundial. En los últimos años, una mayor evidencia científica sustenta la relación entre la violencia contra la mujer y el consumo de alcohol. Sin embargo, existe un vacío en la literatura sobre los efectos que ejerce el consumo de alcohol sobre las variables neuropsicológicas y psicofisiológicas en los hombres que han cometido violencia contra la mujer. El consumo de alcohol podría predisponer a los agresores a presentar alteraciones cognitivas que afecten a su regulación emocional y comportamental y, por tanto, predisponer a conductas violentas en situaciones estresantes o de conflicto. Igualmente, se han llevado a cabo estudios que han clasificado a los agresores basándose en la respuesta del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) al estrés agudo, no obstante, estudios posteriores no lograron replicar los resultados. Así pues, en la clasificación propuesta no se había considerado el efecto del consumo crónico de alcohol en la desregulación del SNA y su consecuente alteración de la respuesta al estrés. Por lo tanto, la presente tesis doctoral tiene como objetivo principal establecer los perfiles neuropsicológicos de los agresores, así como caracterizar su respuesta psicofisiológica a una tarea de laboratorio, analizando la influencia del consumo de alcohol. La muestra está formada por un grupo de hombres penados por violencia contra la mujer en las relaciones de pareja, con una pena de prisión menor a dos años de cárcel, provenientes del Programa Contexto, con diferentes niveles de consumo de alcohol (dos grupos); otro grupo de hombres sin antecedentes de violencia, pero con historial de trastorno por consumo de alcohol (TCA); y un último grupo control formado por hombres sin historial de violencia ni TCA. Se realizó una evaluación neuropsicológica completa y se registró la respuesta psicofisiológica en toda la muestra. Los resultados obtenidos indicaron que los agresores, sobre todo aquellos con un alto consumo de alcohol, mostraron mayores déficits cognitivos, principalmente en funciones ejecutivas, atención alternante, memoria y habilidades empáticas que los agresores con bajo consumo de alcohol y controles, y una mayor predominanacia parasimpática que los agresores con bajo consumo de alcohol. Además, los hombres con antecedentes de TCA, pero no violentos, también mostraron déficits en varias funciones cognitivas ejecutivas, atencionales y mnésicas, pero sin alteración de las habilidades empáticas y con una mayor predominancia simpática en comparación con los controles. Estos hallazgos ofrecen un conocimiento más amplio de los efectos del alcohol en las funciones cognitivas de los agresores, así como de su actividad psicofisiológica en respuesta a una tarea de laboratorio. Así pues, la información obtenida podría ser aplicada en el desarrollo de programas coadyuvantes de intervención, más adaptados a sus características y, por tanto, en la reducción del riesgo de la reincidencia de la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja.
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