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Este trabajo se enmarca en un contexto en el que acontece la transición de un modelo centrado en la enseñanza a un modelo centrado en el aprendizaje. Este proceso, iniciado a nivel teórico y de investigación empírica en el siglo pasado, se vio reafirmado con el Plan Bolonia, un acuerdo entre países de la Unión Europea para conseguir un objetivo: mejorar la calidad de la enseñanza superior.
Se trata de un tema relevante y de interés personal, ya que estamos siendo testigos de cambios en la sociedad, especialmente en el ámbito laboral, en el que se nos exige cada vez más poseer ciertas competencias profesionales. Actualmente estamos inmersos en una sociedad cambiante en la que el conocimiento crece de manera imparable. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de adquirir unas habilidades y destrezas que nos ayuden a adaptarnos y a hacer frente a los cambios sociales.
Una de las maneras que tenemos de garantizar que los egresados logren estas competencias es adaptar la enseñanza que se imparte en las universidades a las demandas de esta nueva sociedad. Los profesionales de la formación en la universidad han de cambiar su forma de enseñar para que los estudiantes aprendan mejor. Es un hecho, también, que la mayoría de los estudiantes valora negativamente la metodología tradicional debido a su ineficacia para el aprendizaje y a su limitada utilidad para su futuro.
Por estas razones creemos que es imprescindible el cambio del modelo tradicional a un modelo centrado en el aprendizaje. En este trabajo nuestro objetivo general ha sido, por tanto, comprobar la eficacia de la aplicación de un formato metodológico centrado en el aprendizaje a estudiantes universitarios. Para ello hemos partido de la hipótesis general de que los alumnos a los que se va a aplicar dicho formato metodológico centrado en el aprendizaje, diseñado al efecto, mejorarán sus procesos de aprendizaje frente a aquellos con los que se utilice una metodología tradicional.
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