En el proyecto que venimos desarrollando sobre Representaciones Sociales de la Salud hemos clasificado en tres las perspectivas desde las cuales puede construirse dicho modelo representacional: la salud como estado, como estrategia y como institución. En la presente comunicación abordaremos la dimensión estratégica. Los individuos están apropiados por una representación social de la salud que le otorga las claves para discernir lo relevante o irrelevante en dicha materia y cuya manifestación es posible ver en las conductas que tienen ante hechos relacionados con la salud como pueden ser las prácticas más o menos formales que realizan para mantener un buen estado de salud o para curar una determinada dolencia. La “cura de la patología” más que un acto, suele convertirse en narrativa incorporada a la biografía del sujeto. Las estrategias seguidas ante el padecimiento de una enfermedad están fuertemente moduladas por el paradigma representacional de la salud, la enfermedad en general y la patología específica de la cual se trate. Si el primer acto, tras la presencia de síntomas de desequilibrio, es la búsqueda de su origen, las estrategias de su eliminación pasarán por la supresión de dicha causa. Si ella tiene un origen en agentes externos de tipo biológico se recurrirá al panteón farmacéutico; si tiene que ver con una disfuncionalidad del organismo, se recurrirá a la cirugía; si el enfermo tiene la certeza de que su origen está en la posesión de espíritus malignos, el exorcismo será, probablemente, la terapia que más convenza al sujeto.