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Mavromati, Antigoni
Badal, Ernestina (dir.); Ntinou, Maria (dir.) Departament de Prehistòria i Arqueologia |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2019 | |
The present study deals with wood charcoal macroremains recovered
from the archaeological sites of Akrotiri, Thera and Heraion, Samos. The main
objectives of this thesis are to examine first the transformation of the vegetation
in the surroundings of the aforementioned sites overtime and then to account for
the reasons behind these changes; finally the taxa preferred by the inhabitants in
the construction of their buildings are scrutinized to elucidate the reasons for
their choices.
The samples studied from Akrotiri date from the Early Cycladic to the
Late Cycladic I periods, while those of Heraion are from assemblages dated
between the Chalcolithic to the Middle Bronze periods, as well as the Archaic and
the Roman periods. In both cases, the anthracological diagrams indicate a
transformation of the natural landscape towards a more controlled environment,
at least from the M...
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The present study deals with wood charcoal macroremains recovered
from the archaeological sites of Akrotiri, Thera and Heraion, Samos. The main
objectives of this thesis are to examine first the transformation of the vegetation
in the surroundings of the aforementioned sites overtime and then to account for
the reasons behind these changes; finally the taxa preferred by the inhabitants in
the construction of their buildings are scrutinized to elucidate the reasons for
their choices.
The samples studied from Akrotiri date from the Early Cycladic to the
Late Cycladic I periods, while those of Heraion are from assemblages dated
between the Chalcolithic to the Middle Bronze periods, as well as the Archaic and
the Roman periods. In both cases, the anthracological diagrams indicate a
transformation of the natural landscape towards a more controlled environment,
at least from the Middle Bronze period onwards. The inhabitants exploited the
surrounding vegetation to collect fuel wood and probably edible fruits, which
latter habit led to the systematic management of fruit-bearing taxa, like Olea
europaea and Prunus amygdalus. The surrounding vegetation was also the main
source of construction timbers, which were selected first according to their
availability and secondarily with regard to their individual physical properties.
The extensive architectural study by Palyvou (1999), along with the
systematic sampling and the analysis of anthracological specimens from the
interior of the buildings of Akrotiri, has allowed suggestions to be made on the
taxa used for the construction of the wooden floors of the upper storey, the
infrastructure of the walls, and the windows and doors. The main species used
were Olea europaea, Pinus type brutia/halepensis, Quercus type evergreen and
deciduous. Exceptional here is the recovery of exogenous taxa, Cupressus
sempervirens and Castanea sativa, which were also used in constructions. The
anthracological samples recovered from the interior of the houses of Heraion are
related more to their wooden roofs. The study of relevant contexts dated from
the Chalcolithic to the Middle Bronze period allowed comparisons to be made
between the taxa used at each period. Overall, the taxa mostly utilized were Olea
europaea, Fraxinus sp., and Quercus type evergreen and deciduous.1. Marco arqueológico.La Edad de Bronce en el Egeo se caracteriza tanto por el crecimiento y la especialización de la producción agrícola y el aumento del excedente como por la
intensificación de los contactos comerciales e intercambios de productos. Ello
condujo a una gradual estratificación de la sociedad y al surgimiento de élites
sociales. Sin embargo, aquella gradación no se produjo de manera simultánea en
todo ese ámbito. En el Egeo, en su sentido más amplio, aquel períodose caracterizó
por la presencia de diferentes grupos sociopolíticos con identidades culturales
propias. Principalmente, esa división quedó dictaminada por la geografía ya que el
mar separa la Grecia continental de las islas. Además, aunque desde un momento
muy temprano se observan vínculos e interacciones, también son patentes
diferentes características culturales entre islas como Creta, las Cícladas o las del
nordeste del Egeo. Del mismo modo, son evidentes los contrastes culturales entre el
norte y el sur de la Grecia continental. Dada esta complejidad, resulta evidente que
los distintos períodos culturales no siempre se desarrollaron de manera paralela en
cada una de las diferentes áreas del Egeo.
Esta tesis doctoral trata sobre muestras antracológicas recuperadas de los
yacimientos de Akrotiri, en Thera y de Heraion, en Samos, ambos localizados en islas
del mar Egeo. Tanto uno como el otro florecieron durante la Edad del Bronce. En la
Tabla II.1 se muestra la cronología de los períodos arqueológicos que hemos
utilizado de ambos yacimientos, así como también, por razones comparativas, los de
Creta. Akrotiri estuvo influenciado culturalmente por Creta ya que sus habitantes,
ricos navegantes y comerciantes, adoptaron sus nuevas tecnologías e ideas que
transformaron en sus propios estándares (Nikolakopoulou, 2009). Al mismo tiempo,
Heraion formó una koine cultural con los asentamientos localizados en el litoral de
Anatolia y las islas del noreste del Egeo (Kouka, 2015). Tal y como se desprende de
la excavación de edificios comunales y otros datos arqueológicos, este yacimiento
también tuvo un carácter urbano y una sociedad estratificada (Kouka y Menelaou,
2018). Durante los períodos Arcaico y Romano, Heraion fue un asentamiento
próspero relacionado con el culto a la diosa Hera, cuyo templo se encuentra cerca de
la zona recientemente excavada.
El yacimiento de Akrotiri se localiza en la isla de Thera (Fig. II.1), la más
grande de las islas que forman el grupo conocido como Santorini, que pertenece al
archipiélago Cicládico y forma parte del arco volcánico del Egeo (McCoy y Heiken,
2000). Existen evidencias de presencia humana, como fragmentos cerámicos o útiles
de piedra, que se pueden remontar hasta el Neolítico Final I (Sotirakopoulou,
2008a). No obstante, el yacimiento fue ocupado ininterrumpidamente desde
Cicládico Antiguo II hasta la catastrófica erupción del volcán que tuvo lugar en el
Cicládico Reciente I (Doumas, 1983; Knappett y Nikolakopoulou, 2008). Tal y como
lo conocemos hoy día, el paisaje de Santorini es el resultado de aquella erupción que
sepultó bajo la tefra y otros materiales volcánicos el yacimiento de Akrotiri
(Friedrich, 2000; McCoy y Heiken, 2000; Nikolakopoulou, 2002; Palyvou, 2005) y
otros más antiguos o contemporáneos a él.
Las muestras antracológicas de Akrotiri (Fig. II.2) analizadas en este estudio
proceden de los depósitos que se excavaron al realizar los pozos para los pilares 18,
35, 66Π y 67 (Fig. II.7 a II.11, Tabla II.2) y de las intervenciones en la plaza del
Cenotafio (Fig. II.12, Tabla II). Estas cuatro profundas calicatas se ejecutaron durante
los trabajos de construcción de una nueva cubierta de protección del yacimiento. En
todas ellas se descubrieron habitaciones excavadas en la roca piroclástica y, además,
en las número 35, 66Π y 67, se encontraron restos arquitectónicos de edificios.
Asimismo, se documentaron depósitos identificados como rellenos y vertederos que
se utilizaron para amortizar las estructuras abandonadas o nivelar la superficie de la
de roca natural.
A partir del estudio de la cerámica, estos depósitos se han fechado desde el
Cicladico Antiguo II (2.800 BC-2.300 a.C.) hasta el Cicládico Final I (1.550-1.500 a.C.).
En el caso de la plaza del Cenotafio estaban formados por los rellenos y vertederos
sobre los que se asentó la propia plaza (Cicládico Medio Final-Cicládico Final I).
También se han analizado muestras procedentes de los niveles de destrucción de
dos edificios; uno de ellos conocido como Xeste 3 (Fig. II.13) y el otro como Casa de
las Damas (Fig. II.14). Ambos fueron edificios de tres pisos que estuvieron en uso
durante la última fase de ocupación del asentamiento. Xeste 3 fue caracterizado por
sus excavadores como semi-público debido a la presencia de un altar en su interior,
mientras que la Casa de las Damas se considera que fue una vivienda particular
(Doumas, 1983) (Ver capítulo II.1).
Heraion está situado en la costa sur de Samos, 7 km al oeste de la ciudad de
Kastro-Tigani y entre dos brazos del río Imvrassos. La isla de Samos se encuentra en
la zona central-este del Egeo, a 1,8 km del litoral occidental de Anatolia (Fig. II.15).
De este yacimiento se estudiaron todas las muestras antracológicas recuperadas
durante las recientes excavaciones (2009-2013) desarrolladas en tres sectores: Sur,
Central y Norte, los cuales están situados al norte de una vía conocida como Calle
Sagrada (Fig. II.17). Estas muestras proceden de los escombros de destrucción del
interior de las casas y de los rellenos y vertidos de las áreas abiertas del yacimiento.
Por una parte, las muestras recuperadas de espacios abiertos se datan desde el
Calcolítico (4.500 – 3.100 a.C.) hasta el Bronce Medio (2.000 a 1.700 a.C.), así como
en los períodos Arcaico (fines del s. VII -VI a.C.) y Romano (s. II-IV d.C.). Por otra
parte, los restos arquitectónicos de las casas han sido fechados desde el Calcolítico
hasta el Bronce Medio y Final. Con mayor detalle, en el Sector Sur se excavaron tres
casas que datan del Calcolítico y otras cinco del Bronce Inicial. En el mismo sector
también se descubrió el Edificio Comunal I, el cual estuvo formado por dos pisos y
probablemente se usó como almacén. En el Sector Central se desenterraron una casa
fechada en el Bronce Inicial y otra en el Bronce Medio. Finalmente, en el Sector
Norte, fueron descubiertos los restos de cuatro viviendas del Bronce Medio.
2. Objetivos
Teniendo en cuenta el carácter urbano de los yacimientos que analizamos, la
intención de esta tesis doctoral ha sido investigar cómo sus habitantes interactuaron
con su entorno natural y lo transformaron con el fin de obtener recursos útiles tales
como maderas de construcción, leña y frutas comestibles. El primer objetivo fue
estudiar los cambios del paisaje en torno a los dos asentamientos y, en el caso de
Akrotiri, comparar los resultados con aquellas otras investigaciones
arqueobotánicas que ya se habían llevado a cabo en el yacimiento para, así, obtener
una imagen mucho más concisa de la vegetación. Además, en Akrotiri se conservan
numerosos frescos que, tal vez, representan el ambiente natural que hubo cuando
fueron pintados. Se fijó, pues, un objetivo adicional consistente en estudiar cómo los
habitantes visualizaron y percibieron sus alrededores mediante la comparación de
las representaciones de los frescos con los taxones que, según la antracología,
crecían en la isla.
Como ya se ha indicado, la economía de las sociedades de la Edad de Bronce
está relacionada, en gran medida, con la intensificación y especialización de la
producción agrícola. Teniendo esto en cuenta, el segundo objetivo fue el estudio del
avance en la arboricultura y el cultivo de especies a partir de la evidencia
antracológica de los dos yacimientos. Esto, además, podría permitirnos hacer
sugerencias sobre la transformación del paisaje, ya que los pobladores de los
yacimientos modificaron sus alrededores para obtener tierras de cultivo y maderas
de construcción.
En ambos yacimientos se analizaron muestras antracológicas de los
interiores de edificios con el fin de estudiar los taxones utilizados para la
construcción de diferentes parte de ellos, y también para investigar las diferencias
que pudieran existir entre los que fueron privados y públicos. En el caso de Heraion,
donde se recuperaron restos de construcciones que datan de sucesivos períodos
arqueológicos, se estableció un objetivo adicional para estudiar las diferencias en los
taxones utilizados en la construcción de los edificios de cada período arqueológico.
Finalmente, otro punto de interés fue justificar las razones para el uso preferencial
de taxones específicos.
3. Metodología
El carbón de madera se forma cuando la combustión se detiene por ausencia
de oxigeno y queda parte del combustible, es decir, se forman los carbones
(Braadbaart y Poole, 2008). Este material carbonizado mantiene la estructura
anatómica de la madera de la cual se originó y se puede conservar en el suelo
(Braadbaart y Poole, 2008; Chabal et al., 1999). En arqueología, los micro-restos de
carbón de madera se utilizan no solo para obtener dataciones del 14C, sino también
para extraer la información paleoecológica y paleoetnobotánica que puedan ofrecer
ya que se consideran indicadores de la interacción entre los seres humanos y su
entorno (Asouti y Austin, 2005; Chabal, 1997; Chabal et al., 1999; Ntinou, 2002;
Théry-Parisot et al., 2010).
En Akrotiri, con el fin de estudiar el uso de la madera en la arquitectura
durante la Edad del Bronce y buscar similitudes y/o diferencias en los taxones
empleados en el edificio público (Xeste 3) y el privado (Casa de las Damas, 66Π y 67),
se analizaron muestras de contextos que estaban relacionados con los escombros de
destrucción. Para obtener resultados óptimos, todas las muestras del nivel de
destrucción en contacto con el suelo se estudiaron según las propuestas de Grau-
Almero (1992). Por otra parte, los especímenes más grandes de carbón se analizaron
siguiendo las directrices de Chabal (1988), ya que éstos podrían proporcionar
información crucial sobre el calibre de la madera utilizada, mientras que los más
pequeños lo harían sobre la variedad de taxones empleados. De acuerdo con su
posición en el edificioa partir de las descripciones recogidas en los diarios de
excavación, las muestras relacionadas con estos niveles de destrucción fueron
divididas en cinco categorías: (1) las que procedían de los rellenos de las
habitaciones; (2) del interior de los muros (escombros de destrucción); (3) de los
suelos de madera de la planta superior (primer y segundo nivel de los suelos de
madera); (4) de las puertas/ventanas y (6) del interior de los contenedores
cerámicos.
Tanto para Xeste 3 como para la Casa de las Damas, la principal forma de
muestrear el material antracológico de los sedimentos del interior de las
habitaciones de los edificios fue mediante el tamizado en seco con una malla de 1
cm. Además, se muestrearon a mano grandes piezas de carbón que principalmente
procedían de las vigas utilizadas para construir la capa basal de los pisos superiores
o de los techos que se encontraron caídos en el suelo de los edificios. Estas grandes
vigas, en la mayoría de los casos, también fueron dibujadas y su posición exacta ha
quedado reflejada en los diarios de excavación. Junto a estos métodos, a partir de
1981, cuando se inició el muestreo arqueobotánico sistemático del yacimiento, se
fueron tomando muestras selectivas del interior de ambos edificios que han sido
procesadas en una máquina Ankara de flotación.
La información paleoecológica en antracología se puede obtener a partir del
estudio de restos de leña de fuegos domésticos que se encuentran dispersos en
depósitos acumulados durante un largo periodo de tiempo. Además para un estudio
paleoecológico es necesario que el muestreo antracológico abarque el espacio
suficiente del área excavada y que los resultados obtenidos del análisis de diferentes
muestras sean reproductibles (Asouti y Austin, 2005; Badal, 1992, 1990; Chabal,
1992, 1988; Grau Almero, 1992; Moskal, 2010; Ntinou, 2002). Del yacimiento de
Akrotiri se analizaron las muestras recuperadas de rellenos y vertederos en un
esfuerzo por averiguar la paleovegetación predominante en la isla. El muestreo
sistemático de los depósitos estratificados excavados, tanto durante las
intervenciones antiguas de la plaza del Cenotafio como durante la excavación de los
ejes de los nuevos pilares 18, 35, 66Π y 67, así como la recuperación de macro-restos
de carbón mediante flotación, han brindado una oportunidad única para estudiar la
vegetación y sus cambios desde el Cicládico Inicial II hasta la destrucción del
asentamiento durante el Cicládico Tardío. Las muestras se procesaron en una
máquina Ankara de flotación fabricada para ello. Para la recuperación de macrorestos
vegetales se utilizaron tamices de malla de 1 mm y 0,3 mm respectivamente, y
el residuo pesado quedó depositado en una malla de 1 mm (Sarpaki, 1987; Sarpaki y
Asouti, 2008). En general, la cantidad de litros de sedimento muestreados de cada
nivel estratigráfico dependió del tamaño y espesor de cada uno. La media de
sedimento procesado para cada muestra oscila entre 20 y 32 litros (ver Capítulo III).
En Heraion, en la excavación al norte de la Calle Sagrada, el método de
muestreo fue el mismo, tanto para contextos cerrados (escombros de destrucción)
como para las áreas abiertas. Así pues, durante las excavaciones, las muestras de
sedimento de cada una de las Unidades Estratigráficas fueron recogidas de manera
sistemática y procesadas con una máquina de flotación para obtener los restos
arqueobotánicos. El volumen medio de sedimento por muestra fue de
aproximadamente 10 a 12 litros. La máquina de flotación se utilizó siguiendo las
directrices marcadas por Peterson (2009). El tamaño de malla del tamiz para
separar los elementos flotantes fue de 0,3 mm, mientras que los residuos pesados
quedaron depositados en una de 1 mm.
Respecto a los métodos seguidos en el laboratorio, los macro-restos
antracológicos de Akrotiri se estudiaron en el Laboratorio Milagro Gil-Mascarell del
Departamento de Prehistoria, Arqueología y Historia Antigua de la Universidad de
Valencia, España, mientras que los de Heraion fueron analizados en el Malcolm H.
Wiener Laboratory for Archaeological Science of the American School of Classical
Studies at Athens, Grecia. Para separar los macro-carbones de las muestras
arqueobotánicas de Heraion, éstas se tamizaron con una malla de 2 mm y luego se
escanearon usando un microscopio Leica M10 Sterozoom con baja ampliación para
excluir todos los elementos no carbonizados. En el caso de las muestras de Akrotiri,
este proceso ya había sido llevado a cabo in situ por la arqueobotánica A. Sarpaki y
su equipo. Por lo tanto, los fragmentos de carbón grueso y el residuo se tamizaron en
una pila de tamices de 4 mm y 2 mm.
Fueron analizados todos los fragmentos que excedían de 2 mm. A cada uno de
ellos se le realizó un corte manual en la superficie de los tres planos anatómicos
(transversal, longitudinal tengencial y longitudinal radial). Las piezas obtenidas de
Heraion se estudiaron utilizando un microscopio industrial DMLM de campo clarooscuro
y magnificaciones x100, x200 y x500, mientras que las procedentes de
Akrotiri se analizaron con un microscopio Leica DM6000 M con campo claro-oscuro
y aplicando las mismas magnificaciones.
La identificación de los especímenes la hemos realizado utilizando atlas de
anatomía (Fahn et al., 1986; Schweingruber, 1990) y las colecciones de referencia
del Wiener Laboratory y del Laboratorio de Archaeologia de la Universitat de
Valencia. La microfotografía de las muestras de Akrotiri se hizo en el Servicio Central
de Apoyo a la Investigación Experimental de la Universidad de Valencia con un
microscopio electrónico de barrido Hitachi S-4800 y un sistema de toma de
imágenes QUANTAX 200. Por su parte, para las muestras de Heraion se empleó el
microscopio electrónico JEOL, JSM-IT300LV del Wiener Laboratory.
Tras completar así la identificación de los carbones extraídos de las muestras,
los resultados se resumieron en tablas con taxones por muestra y divididos en
función del contexto. La metodología de cuantificación empleada, tanto para los
materiales de Akrotiri como para los de Heraion, fue mediante el recuento de los
carbones. Las muestras provenientes de rellenos y basureros se analizaron para
obtener información sobre el paisaje antiguo de la isla en que se encuentra cada uno
de los dos yacimientos y sobre la gestión de los árboles y de la leña. Se crearon
curvas de saturación para averiguar, mediante su estabilización (o no) si el número
de fragmentos analizados en cada conjunto era suficiente para una representación
óptima de taxones (Badal, 1990; Chabal, 1988).
En Akrotiri, a partir de las curvas de saturación (ver Cap. III) se observa la
presencia de al menos diez taxones en todos los niveles arqueológicos (Fig. III.10), a
excepción de la primera cubierta de la Plaza de los Cuernos Sacros. Además, la
tendencia observada en todas las curvas obtenidas es que los taxones más comunes
aparezcan entre los primeros 50 fragmentos analizados. Como se puede ver en las
curvas de saturación relacionadas con las muestras que datan del Cicládico Inicial
(Fig. III.1 a III.3), los taxones más comunes de aquel período son Pinus tp.
brutia/halepensis, Olea europaea, Juniperus sp. y Fabaceae, los cuales permanecen
invariables en todos los contextos correspondientes a este período. En la mayoría de
los casos, estos taxones se identificaron entre los primeros 50 fragmentos
estudiados. Además, se observa que más de la mitad de los taxones identificados en
cada uno de los conjuntos de este período aparecieron entre los primeros 100
fragmentos analizados, mientras que tras analizar 150 fragmentos este porcentaje se
sitúa por encima del 90%.
En las muestras del Cicládico Medio, Olea europaea es el taxón más común, ya
que en todas las curvas de este período (Figures III.4 a III.7) aparece entre los
primeros fragmentos analizados. Otros taxones cuya presencia es casi constante
entre los cincuenta primeros especímenes fueron Fabaceae, Juniperus sp., Arbutus
sp. y Tamarix sp. En las dos curvas de saturación de NSP 66Π (Fig. III.5 y III.6),
aproximadamente el 40% del número total de taxones identificados aparecía entre
los primeros cincuenta fragmentos analizados. En la curva del relleno de la
habitación excavada en NPS 67 (Fig. III.7), para el mismo número de fragmentos, el
porcentaje pasaba al 61.53%. En las dos curvas de NPS 66Π mencionadas, se
identificó el 60% de los taxones después de que se contabilizaran 100 fragmentos en
una de ellas y 150 en la otra. Sobre todo, en todos los conjuntos del Cicládico Medio
se observa una homogeneidad en cuanto a los taxones representados. El mayor
número de fragmentos necesarios para que las curvas de esfuerzo-rendimiento del
período de Cicládico Medio se saturen en relación a las del período anterior podría
justificarse como resultado del mayor número de taxones presentes en el primero.
En las curvas de saturación del Cicládico Inicial, el número máximo de taxones
identificados fue de 14, procedentes del relleno de la Habitación 2 (Pilar 35) (Fig.
III.1), mientras que en todas las curvas del Cicládico Medio aparecieron más de 20
taxones y llegando a ser 27 en la primera capa del Suelo 3 (Pilar 66Π) (Fig. III.6).
De manera similar, durante el Cicládico Medio Tardío, Olea europaea fue
nuevamente la especie más común seguida por Punica granatum. Otros taxones
presentes en al menos dos de las tres curvas de este período (Fig. III.8 a III.10) son:
Arbutus sp. y Juniperus sp. En todos los casos, el porcentaje de los taxones
identificados en los primeros 50 fragmentos superaba el 60% del total. Además, en
las muestras de esta fase, y especialmente aquellas relacionadas con vertederos, se
identificaron taxones exógenos, que podrían haber sido productos de carpintería
(Castanea sativa, Pinus tipo nigra/sylvestris) o del cultivo (Punica granatum). A pesar
de la presencia de estos taxones, la reproducibilidad de las muestras y el hecho de
que, en casi todas, los más comunes permanecieron invariables durante todo el
Bronce Medio, hacen que los resultados sean adecuados para proporcionar
información sobre el paisaje de la isla y el uso de los arboles durante aquel período.
Finalmente, las muestras recuperadas de los depósitos del Cicládico Tardío I
(Fig. III.12 a III.14) eran muy pocas y, en su mayoría, no contenían un gran número
de fragmentos. Sin embargo, entre ellos, la especie más común nuevamente fue Olea
europaea, que se identificó entre los primeros fragmentos estudiados en todos los
casos y, además, los taxones contenidos en las muestras fueron más o menos los
mismos. Por lo tanto, como en el caso del Cicládico Medio, el hecho de que los
resultados sean reproducibles permite su uso para el estudio del paisaje y de la
gestión de árboles que se produjeron en la isla durante aquella fase.
En Heraion, las muestras recogidas en espacios abiertos provienen de
depósitos que datan de los períodos Calcolítico, Edad de Bronce Inicial y Media,
Arcaico y Romano. Sin embargo, de los depósitos calcolíticos y arcaicos sólo se tomó
una muestra de cada uno, por lo que, sólo se tuvo en cuenta la presencia de los
taxones. Las curvas de las Unidades Estratigráficas 66/13 (Fig. III.16) y 69/13 (Fig.
III.17), ambas datadas en el Bronce Inicial III, presentan homogeneidad en los
taxones incluidos. Los más comunes entre estos depósitos son Prunus sp., Fabaceae,
Arbutus sp. y Quercus de hoja caduca. Todos ellos aparecían entre los primeros 20
fragmentos analizados. Asimismo, en ambos casos, las curvas se saturan cerca de los
50 fragmentos. Todo ello sugiere que estos depósitos son buenos indicadores de la
vegetación que hubo en los alrededores de Heraion durante el Bronce Inicial.
Debido al escaso número de fragmentos recuperados de depósitos del Bronce
Medio, solo fue posible producir dos curvas de esfuerzo-rendimiento (estrato 34/13
y Unidad Estratigráfica 100/12 - Fig. III.18 y III.19) y ninguna de las dos llegó a
saturarse. Sin embargo, el hecho de que en ambos casos se identificaron Olea
europaea, Arbutus sp. y Quercus de hoja caduca y perenne entre los primeros 12
fragmentos analizados, así como la homogeneidad general de los taxones
representados, indica que estos conjuntos pueden utilizarse para estimar los
taxones del paisaje que rodeaba el sitio y los que, en principio, fueron usados para
cubrir las necesidades de leña de los habitantes del yacimiento. Del mismo modo, las
curvas de las Unidades Estratigráficas 17/11 (Fig. III.20) y 35/10 (Fig. III.21), que
datan del período romano, no se saturan. Sin embargo, el hecho de que en ambos
casos los taxones presentes sean más o menos los mismos, y también que Platanus
orientalis, Arbutus sp. y Olea europaea se identificasen dentro de los cuatro primeros
fragmentos, sugiere que estas muestras son suficientes para indicar los principales
taxones de presentes en torno al yacimiento durante la época romana.
Los resultados cuantitativos de los carbones dispersos en los rellenos,
basureros y espacios abiertos de ambos yacimientos, se presentan en los diagramas
antracológicos. El propósito principal de estos diagramas es permitir observaciones
sobre las diferencias en la frecuencia de los taxones recuperados. De esta manera, se
pueden estudiar los cambios a lo largo del tiempo en el entorno que rodeaba los
yacimientos, así como el impacto que los habitantes causaron en él (Chabal, 1988).
En el caso de los edificios de los dos yacimientos, donde las muestras
representan principalmente elementos de construcción, el objetivo principal del
estudio de los macro-fragmentos del interior de los edificios fue investigar: (1) la
dispersión de los taxones dentro de cada habitación, y (2) averiguar si hubo
preferencia sobre alguno para la construcción de elementos específicos, es decir,
puertas, pisos, etc. Para investigar lo anterior, se prefirió la ubicuidad como método
de cuantificación sobre la frecuencia, ya que aquella puede proporcionar
información sobre la distribución de los taxones en el interior de los edificios y
sobre la frecuencia de su uso. Además, los resultados de este método de
cuantificación no se ven afectados por la sobre-fragmentación de las maderas de
construcción quemadas como resultado de causas tafonómicas (para los detalles, ver
Capítulo III).
4. Discusión y conclusiones
Esta tesis doctoral se ha centrado en el análisis de los macro-restos de carbón
recuperados en los yacimientos arqueológicos de Akrotiri, en Thera, y de Heraion, en
Samos. Los principales objetivos de la misma fueron tres:
El primero, investigar la paleoflora del entorno de los dos yacimientos
mientras éstos fueron ocupados y cómo los habitantes transformaron el paisaje para
la obtención de recursos.
El segundo fue estudiar el progreso de la arboricultura y el cultivo de
especies y cómo ello afectó la economía de los asentamientos.
Finalmente, el tercer objetivo fue analizar los taxones utilizados en la
construcción de los edificios de los asentamientos, identificar las especies empleadas
en la construcción de los edificios privados y públicos y examinar el motivo de la
preferencia de unos taxones específicos sobre otros.
4.1 Akrotiri
La interpretación del diagrama antracológico de Akrotiri (Capítulo V.1) (Fig.
V.1) sugiere que durante el Cicládico Inicial hubo en la isla un bosque abierto de
pino y cuyo componente principal era Pinus del tipo brutia/halepensis con Juniperus
sp., Olea europaea y Fabaceae como taxones co-dominantes. Además, existían áreas
en las que podían crecer taxones hidrófilos como Quercus de hoja caduca,
Salix/Populus y Alnus/Corylus (Tablas V.1 a V.4). Las evidencias antracológicas están
respaldadas por los estudios tanto de fitolitos (Vlachopoulos y Zorzos, 2014), que
sugieren la presencia de suelos que retienen agua, como de microfauna (Papagianni,
2012) y los análisis entomológicos realizados por Panagiotakopulu (2000), que
indican la existencia de zonas forestales en la isla antes de la erupción volcánica.
Desde el Cicládico Medio en adelante (Tablas V.5 a V.12) se observa un
cambio en la economía del asentamiento. La presencia de Olea europaea, Punica
granatum, Prunus amygdalus y otros árboles frutales se incrementa
significativamente al tiempo que se reduce el Pinus tipo brutia/halepensis y aparecen
taxones como el Quercus de hoja perenne. Desde el punto de vista económico, esta
circunstancia indica que los habitantes favorecieron la gestión de árboles frutales
cuyos productos podían consumirse en el asentamiento o transferirse y venderse a
través del comercio. El paisaje se caracterizaría por la presencia de olivares,
mientras que más cerca de las fuentes de agua, además de los taxones hidrófilos,
existirían huertos donde crecían los árboles frutales. La evidencia antracológica, con
los porcentajes incrementados de Olea europaea y el analyses de los anillos de
crecimiento en especímenes de este taxón, atestigua el cultivo de esta especie muy
probablemente desde el Cicládico Medio. La carpología pone de manifiesto el cultivo
de olivos y la producción de aceite de oliva en el yacimiento durante del Cicládico
Tardío I (Sarpaki, 1987). Este aumento en la presencia de Olea europaea y otros
taxones frutales como indicación de su uso/cultivo coincide con los registros de
polen de Creta y Grecia continental (leer, entre otros, a: Bottema, 1994; Bottema and
Worldring, 1990; Kotthoff et al., 2008; Triantaphyllou et al., 2010).
Junto con la vegetación que crecía en la isla de Akrotiri, en los conjuntos del
Cicládico Medio y del Cicládico Tardío I, se identificaron taxones exógenos como
Cupressus sempervirens, Pinus tipo nigra/sylvestris, Castanea sativa y Cedrus libani.
Su presencia pone de manifiesto la importación de maderas y, probablemente,
también de objetos de lujo fabricados con ese material. Así pues, estos taxones
conforman un testimonio de las conexiones comerciales de Thera con Creta, Grecia
continental, Chipre, Asia Menor y las islas del norte y este del Egeo.
La información procedente del estudio de la arquitectura de los edificios de
Akrotiri (Palyvou, 1999, 2005) indica el amplio uso de madera en la construcción de
los pisos superiores, tabiques y puertas interiores (pier-and-doors partitions),
elementos estructurales de los muros, etc. Esta información se ha combinado con
nuestros análisis antracológicos en los edificios de la fase final del asentamiento,
Xeste 3 y Casa de las Damas. En general, no se observaron diferencias entre los
taxones utilizados en los edificios públicos y en los particulares (ver Capítulo V.2).
Los constructores de Thera aprovecharon al máximo la vegetación que crecía en la
isla para obtener el material necesario en la construcción de los pisos de madera,
puertas, ventanas y marcos de madera de sus edificios.
En concreto, seha observado que para la construcción de las vigas de la capa
basal de los suelos del piso superior (Fig. V.11 y V.12, Tablas V.15-V.16), donde se
necesitan postes largos y gruesos, se utilizaron Pinus brutia/halepensis,
posiblemente también Juniperus sp. y, en menor medida, Cupressus sempervirens y
Quercus de hoja caduca. Además, la presencia de vigas de Olea en esta primera capa
basal de los suelos sugiere la existencia en la isla de árboles con largas ramas
capaces de producir la madera necesaria para cubrir la distancia entre las paredes
de los edificios. Probablemente, al menos durante el Bronce Final, el uso de esta
especie concreta estuvo más relacionado con su abundancia en el paisaje de la isla.
La mayor variedad de taxones utilizados en las segundas capas de estos suelos (p.ej.
Juniperus sp., Quercus de hoja perenne y Prunus amygdalus) pudo haber sido
recolectada de la vegetación y los cultivos que crecía en las proximidades o cerca del
asentamiento (Tablas V.15 y V.16).
De manera similar, resulta significativa la variedad de taxones empleados en
la construcción de otras partes de los edificios tales (p.ej. Fabaceae, Cistaceae, Ficus
carica, Quercusde hoja caduca y perenne, Tamarix sp.) como tabiques y puertas
interiores (pier-and-doors partitions), elementos estructurales de los muros, etc.,
aunque la especie más generalizada es Olea europaea (Tablas V.19 a V.21).
Finalmente, la identificación de Cupressus sempervirens y Castanea sativa en
contextos relacionados con escombros resulta un sólido indicador que hace
referencia a la importación de madera para estructuras y no sólo de objetos más o
menos suntuosos de madera.
En general, tanto el cultivo de Olea europaea y los taxones frutales, entre los
que se destaca Punica granatum como una especie introducida, como la importación
de maderas lujosas y la construcción de edificios decorados con espléndidos frescos,
son indicadores de la situación económica de los habitantes de Akrotiri. El cultivo de
olivos para la producción de aceite está relacionado con la existencia de una
sociedad estratificada en el asentamiento, lo cual es algo que ha sido puesto de
manifiesto para todo el Egeo durante el Cicládico Tardío (Valamoti et al., 2018).
Además, la capacidad de los habitantes para importar y poseer objetos ostentosos,
algunos de los cuales fueron hechos de madera, refleja tanto su riqueza como las
relaciones comerciales que mantuvieron con áreas de todo el Egeo. A medida que la
influencia de Creta aumentó a partir de finales de la Cicládico Medio, los habitantes
de Thera adoptaron nuevas técnicas y comportamientos culturales y sociales
(Nikolakopoulou, 2009).
4.2 Heraion
La investigación antracológica de Heraion (Capítulo VI) se encontró con
algunos obstáculos. El más importante de ellos fue la escasa cantidad de fragmentos
de carbones que pudieron ser recuperados de los depósitos calcolíticos y arcaicos, lo
cual dificultó la reconstrucción del paisaje de la isla de aquellos períodos. Por lo que
respecta a la información del paleoambiente en torno al asentamiento durante las
fases prehistóricas, ésta proviene principalmente del Bronce Inicial. El registro
antracológico (Fig. VI.1, Tablas VI.1, VI.3, VI.4) sugiere la existencia de un bosque
ribereño donde el Quercus de hoja caduca fue dominante, aunque también hubo
Fraxinus sp., Ulmus sp. y Platanus orientalis. Además, en las proximidades del
yacimiento debieron existir bosques abiertos, con Arbutus sp. y Quercus de hoja
perenne, que también serían el hábitat natural de Olea europaea ya desde el
Calcolítico. Durante la Edad del Bronce, para cubrir sus necesidades de leña, los
habitantes de Heraion dependían exclusivamente de los árboles que podían
encontrar cerca del asentamiento ya que no se han identificado taxones exógenos en
ese período.
Ha sido de especial importancia la identificación de anillos de crecimiento en
carbones de Olea. Esto, unido a la recuperación de huesos de aceitunas en contextos
relacionados con la producción de aceite (Kouka, 2015; Margaritis, 2013) y la
presencia de contenedores adecuados para su transporte que datan del Bronce
Inicial (Kouka and Menelaou, 2018) dan fe del uso regular e intencional de Olea
europaea en el yacimiento desde el Bronce Inicial II. Tal y como sugieren los
registros antracológicos y carpológicos, durante el Bronce Inicial, además de Olea,
también fueron explotados por sus frutos el Prunus amygdalus y Ficus carica. Por
último, cabe señalar que la presencia de anillos estrechos en los especímenes del
taxón Quercus de hoja caduca indica que, muy probablemente, los habitantes de
Heraion pudieran podarlos con el fin de obtener forraje para sus animales.
Durante el período romano (Tabla VI.6), en Heraion se observa un giro hacia
un paisaje más antropizado. La apertura de los bosques mixtos próximos al
yacimiento debió haber sido mayor que en el período anterior (Edad del Bronce).
Los taxones pirófilos predominantes (Arbutus sp., Quercus de hoja perenne y Erica
sp.) apuntan a incendios que quizás fueron intencionados y pudieron estar
relacionados con la creación de tierras de pastoreo y/o áreas de cultivo (Houérou
Le, 1974). Además, el aumento en los porcentajes de Platanus orientalis sugiere que
la vegetación del bosque ribereño se degradó, ya que ésta es la única especie que
puede crecer en suelos de ribera (Dafis, 2010) ocasionados por la erosión de los
depósitos aluviales en las áreas cercanas al yacimiento tras la extinción del bosque
Quercus de hoja caduca que había crecido allí desde el Bronce Inicial. Por supuesto,
otra posibilidad es que el aumento de Platanus orientalis sea el resultado de
comportamientos culturales, ya que determinadas especies como esta pudieron
haber sido valoradas como ornamentales en el asentamiento. Probablemente, los
altos porcentajes de Olea europaea reflejan su cultivo durante este período. Por
último, también se recuperaron fragmentos de Pinus nigra/sylvestris, un árbol que
hoy solo crece en las cimas más altas de la isla. Su presencia en el yacimiento nos
habla, pues, de la explotación de las zonas montañosas de la isla para la recolección
de leña o maderas adecuadas para artículos de carpintería y construcciones.
La arquitectura de las viviendas calcolíticas no se conoce debido a la mala
conservación de los restos descubiertos. Las del Bronce Inicial presentan largas
habitaciones rectangulares o trapezoidales (7 a 10 m de longitud y un ancho de 3.5 a
4.5 m). Las casas del asentamiento se erigieron siguiendo un patrón radial de dos
maneras: bien independientes o bien con paredes laterales comunes. La única parte
de madera de los edificios eran sus techos, los cuales fueron planos y se parecían a
los del litoral occidental de Anatolia (Erkanal, 2011; Kouka, 2002). A partir de
paralelos en Creta y las Cícladas aquellos techos han podido ser reconstruidos.
Según Lenuzza (2013) estaban formados por cuatro capas. De ellas, la inferior
estaba hecha con grandes vigas que se disponían en perpendicular a la línea de las
paredes y eran las encargadas de soportar el peso del techo. La segunda capa estaba
hecha con ramas de menor diámetro dispuestas para cubrir los huecos entre las
vigas. Sobre esta capa de ramas se colocaban varias de arcilla superpuestas que
sellaban el conjunto. En el caso concreto de Heraion, sobre la arcilla, generalmente,
también se disponía un suelo de losas de piedra (informes arqueológicos no
publicados de Kouka, para más detalles, véase el § II.1.4). Por último, las
dimensiones excavadas del Edificio Comunal I son 9 x 10 metros, mientras que sus
paredes tenían un ancho de 1.05/1.10 m. Este es el único edificio que
probablemente tuvo un segundo piso a modo de desván o almacén.
Los depósitos más adecuados para estimar cuáles fueron las maderas
utilizadas en la construcción de aquellos techos planos provienen del Calcolítico
(Fig. VI.2, Tabla VI.6), del Bronce Inicial (Fig. VI.3, VI. 4, Tabla VI.7), y del Bronce
Medio (Fig. VI.7, VI.8, Tabla VI.9). En general, de un período a otro se observan
cambios en los taxones preferidos para ello y entre los utilizados en edificios
privados y en los comunales del Bronce Inicial II.
Durante Calcolítico, las maderas preferidas procedían de las formaciones
ribereñas próximas al yacimiento. El taxón principal utilizado fue Fraxinus sp.,
aunque Olea europaea y Quercus de hoja perenne también quedan reflejados en un
número significativo de muestras. Durante las siguientes dos fases, la presencia de
taxones hidrófilos se reduce y solamente se aprecia un aumento del Quercus de hoja
caduca. Al mismo tiempo, en las muestras analizadas queda de manifiesto un
aumento de la presencia de los taxones que crecen en formaciones mixtas abiertas,
como Quercus de hoja perenne, Fabaceae, Arbutus sp. y Olea europaea. De hecho,
durante ambos periodos, la madera de Olea europaea parece que fue la más
utilizada. El aumento en la presencia porcentual de Olea europaea en los edificios de
Heraion probablemente esté relacionado con la gestión de este árbol desde el
Bronce Inicial en adelante y, por tanto, de la mayor disponibilidad de ramas
susceptibles de ser utilizadas en la construcción de los techos.
Las diferencias observadas entre los taxones utilizados en las casas
particulares y el Edificio Comunal I del Bronce Inicial II (Fig. VI.5, Tabla VI.8) indican
cómo los habitantes del yacimiento adaptaron sus necesidades al área circundante.
Puesto que el Edificio Comunal era mucho más grande que las casas privadas, los
taxones identificados reflejan el uso de troncos largos, como Fraxinus sp.,
Salix/Populus y Ulmus sp., a modo de elementos esenciales.
Para concluir, la presente tesis indica que los habitantes de ambos
yacimientos explotaron la vegetación de las proximidades de sus asentamientos
tanto para aprovisionarse de leña como de elementos para la construcción de sus
viviendas. A partir del Bronce Medio, en ambos casos se observa un giro hacia un
paisaje más antropizado que queda plasmado en el aumento de los taxones de
árboles aprovechables desde el punto de vista económico como Olea europaea.
Tanto en Thera como en Heraion esta antropización del entorno también conllevó
cambios en la vegetación que reflejan la economía de las sociedades que vivieron en
ellos durante la Edad del Bronce. En cuanto a los edificios de los yacimientos, se han
podido identificar los taxones utilizados en las diversas partes de los mismos
(puertas, techos, pisos, etc.). En general, a pesar de que hemos puesto de manifiesto
que los constructores que trabajaron en los yacimientos tenían un gran
conocimiento de las propiedades de las maderas que utilizaban, la selección de
taxones específicos para ello estuvo condicionada principalmente por su
disponibilidad en el medio ambiente que los rodeaba.
Por último, pero no menos importante, para el caso de Akrotiri, este estudio
ha permitido enriquecer tanto el número de taxones endógenos como el de los
exógenos ya conocidos y se ha verificado la presencia, hasta ahora dudosa en los
estudios previos llevados a cabo, de algunos como Juniperus sp. y Tamarix sp.
(Asouti, 2003). Asimismo, se ha confirmado la importación desde otras áreas del
Egeo de maderas que fueron utilizadas como elementos estructurales en
determinados edificios. Por su parte, en el caso de Heraion, nuestra tesis no sólo ha
supuesto el primer estudio antracológico realizado en la isla de Samos, sino también
el primero elaborado de modo sistemático en relación a las islas del norte del Egeo.
Esperamos que este análisis sea el punto de partida para futuros trabajos sobre la
antigua vegetación y los usos de la madera en la zona.
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