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Abordar la cuestión del sinhogarismo desde puntos de vista teóricos que lo sitúan en la casuística individual y definen a la población que sufre sus consecuencias como indigentes, mendigos, vagabundos, etcétera, poniendo en segundo plano el papel de la vivienda e ignorando la necesidad de políticas socio-residenciales sólidas, nos ha llevado a desenfocar este fenómeno y a no identificar, ni reconocer, la vasta heterogenia que caracteriza la composición sociológica de las personas afectadas por la pérdida de este derecho inalienable.
Siendo conscientes de las diversas situaciones que engloba la exclusión residencial, pero en un intento por limitar el objeto de la investigación para que resulte operativa y contribuya al conocimiento del estado de la cuestión, nos hemos querido centrar en sus formas más severas (sinhogarismo literal o restringido) y prolongadas en el tiempo.
Para ello, hemos contado con la visión y experiencia de diversos agentes significativos, como son, las personas afectadas (personas en situación de sin hogar), profesionales que trabajan en el ámbito de la atención a personas sin hogar, figuras con responsabilidad en la gestión de recursos destinados a este grupo poblacional, y personas expertas e investigadoras en esta materia.
Concretamente, el universo poblacional se circunscribe a aquellas personas que, en el presente o en el pasado, han vivido durante tres o más años a la intemperie (subcategoría 1 de la clasificación ETHOS), en refugios nocturnos (subcategoría 2), albergues y/o alojamientos temporales destinados a personas sin hogar (subcategoría 3), y que, además, han mantenido contacto habitual con los dispositivos destinados a la atención de este grupo en la ciudad de Valencia.
En relación al mismo, el uso de muestras tipológicas cualitativas nos ha permitido respetar la representatividad de su heterogeneidad, al introducir sus aportaciones en una matriz integral cuyo primer eje respondía a las variables analizadas.
Partiendo del relato sobre las trayectorias vitales de las personas afectadas desde su propia experiencia y percepción, así como de la visión que nos ofrecen expertas, gestoras y profesionales, nuestra aportación consiste en reconstruir las diversas situaciones vitales y, a partir de ellas, evaluar el carácter de la intervención institucional desde las administraciones, así como de la llamada iniciativa social que, en concurrencia, resultan clave en la desactivación o reproducción del sinhogarismo de larga duración.
Como se ha comprobado, verse sin hogar es el resultado reversible de un proceso exclusógeno por el que atraviesan gran diversidad de vulnerabilidades, y en el que, mientras el alojamiento es progresivamente más precario, las barreras para acceder a una vivienda digna y asequible resultan cada vez mayores (especialmente para quienes no cuentan con factores de protección como puede ser el apoyo familiar, recursos económicos y/o personales).
Se requieren respuestas diversas para afrontar la exclusión residencial de una población tan heterogénea como ésta. Simultáneamente, han de ser actuaciones estratégicas planificadas a corto, medio y largo plazo, que ofrezcan seguridades y contemplen su financiación y evaluación.
Y aunque la vivienda deba ocupar el eje central de las mismas, siendo un elemento imprescindible, conviene recordar que no resulta suficiente en sí misma. Es indispensable la coordinación e implicación de los distintos agentes y niveles competenciales, así como de las diferentes políticas sectoriales (de vivienda, empleo y seguridad social, salud y asistencia sanitaria, educación y cultura, u orden público y justicia), de manera que los Servicios Sociales no se conviertan en el cajón de sastre del malestar social.
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