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Resumen: El siguiente texto es una reflexión personal que parte de mi experiencia profesional como investigador en historia y crítica de arte, así como de mi labor docente en escuelas de formación artística en niveles de licenciatura y posgrado y que permite pensar en cómo es que tanto la teoría, la historia y las prácticas del arte coinciden necesariamente. Se argumenta, en general, que la noción de arte contemporáneo, más que un estilo o una moda, es un espacio de experimentación que puede ser aprovechado en las escuelas de arte como un lugar para pensar en cómo es que se percibe la realidad inmediata y cómo es que se pueden singularizar ciertas experiencias de una manera única, de forma muy diferente a cualquier otra disciplina. En ese sentido, y al contrario de lo que se podría esperar por las reglamentaciones y tradiciones que lo predeterminan, el espacio académico se convierte a su vez en un lugar en que la práctica del arte puede escapar y empezar a dialogar de otra forma con la institucionalidad del mundo del arte global y de ciertas maneras de hacer que se han convertido en códigos fácilmente comprensibles. Así, la noción de arte contemporáneo incorporada a la escuela podría incluso cuestionar las mismas bases del conocimiento artístico permitiendo cierta movilidad de los sujetos, así como de las prácticas. Palabras clave: Investigación artística, Arte contemporáneo, Arte crítico, Escuela de arte, Formación artística.
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