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Desde su fallecimiento hasta la actualidad, la recepción de la obra poética de Théophile de Viau ha sido diversa. Poeta poco propenso a ajustarse a normas o equilibrios impuesto, los siglos XVII y XVII en Francia fueron poco amables con él, aunque no le faltaron admiradores, sobre todo en los años que siguieron a su muerte, tras su polémico juicio, condena a la hoguera –de la que, por fortuna escapó– y posterior encarcelamiento. Théophile Gautier, con un estudio sobre él publicado en 1834 y que formará parte de su obra Les Grotesques, es uno de los principales artífices de su rehabilitación en el siglo XIX, aunque siguió habiendo en ese período juicios matizados y negativos sobre el poeta. Pero será el siglo XX el que manifieste un gran interés por Théophile de Viau, motivado en buena parte por su vinculación a los escritores libertinos –de ideas y costumbres, como han puesto de relieve estudios recientes sobre su homosexualidad o bisexualidad– y el barroco, una vez que algunos estudiosos aplicaran sin reparos este término al arte del siglo XVII francés. Esta selección de poemas, muchos de ellos traducidos por la primera vez al español, intenta dar idea de la variedad y calidad de su obra, con especial atención a aquellos que muestran el carácter más creativo, liberador e insolente del poeta, sin olvidar composiciones escritas, como poeta cortesano que fue, para sus protectores. El fino erotismo de Théophile de Viau, su talante librepensador para su época, sus reflexiones personales sobre la poesía, su capacidad imaginativa para plasmar una realidad incierta y metamorfoseante tal vez sigan conquistando lectores para este poeta, apasionante tanto por su obra como por su vida.
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