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I write this little reflection - not with academic pretenses - on the day that marks 30 years since the fall of the Berlin Wall in Germany, a day that marks an unusual time of peace, prosperity and democracy in that sister nation, and I think that this example It is unusually important for the current moment that we live as a Chilean society, where the walls of discord are furrowing our future and even more violence is prevalent in our streets. A serious unrest hangs in the hearts of our youth and families, the economic-social system has not given the width, and many of these people guided by certain leaders blame the Political Constitution of the nation as the culprit of this issue, but This premise is weak, and in these lines we want to clear this issue. He made this reflection in order to clarify the political positions regarding the discussion that has been initiated by the local and international "establishment" -with the recent intervention of the questioned President Nicolás Maduro promoting a Constituent Assembly for Chile- regarding the urgent need for originate a new Constitution in Chile, in order to correct a series of defects in the Chilean economic-social model, an analysis that I am already opposed to being partial. With this small article he sought to highlight certain forgotten aspects of a discussion that must be deep and sincere towards all the people where the true constituent power resides, and that today may be manipulated for purposes other than the common good. We cannot fall into the populism of the extreme left or the populism of the extreme rights, which pose a constitutional immobilism, no position owns an essential truth, let alone the so-called constituent moment. Nor can we believe that the Political Constitution of 1980 is a monolithic stone, rather no constitution is immovable and stony, but the success of the peoples apparently is measured by the flexibility of their constitutions as evidenced by the cases of the United States and the UK to quote some states with strong constitutional traditions.Escribo esta pequeña reflexión en el día que se cumplen 30 años desde la caída del muro de Berlín en Alemania, día que marca una época inusitada de paz, prosperidad y democracia en aquella nación hermana, y pienso que este ejemplo es inusitadamente importante para el momento actual que vivimos como sociedad chilena, donde los muros de la discordia están surcando nuestro devenir y más aún la violencia campea en nuestras calles.
Un grave malestar se cierne en el corazón de nuestros jóvenes y familias, el sistema económico y social no ha dado el ancho, y muchos de estas personas guiadas por ciertos liderazgos culpan a la Constitución Política de la nación como la culpable de esta cuestión, pero esta premisa es frágil, y en estas lineas queremos despejar esta cuestión.
Realizó esta reflexión con el fin de sincerar las posiciones políticas respecto a la discusión que se ha iniciado por el “establishment” local e internacional-con la reciente intervención del cuestionado mandatario Nicolás Maduro promoviendo una Asamblea Constituyente para Chile- respecto a la imperiosa necesidad de originar una nueva Constitución en Chile, con el fin de corregir una serie de defectos del modelo económico-social chileno, análisis que desde ya me opongo por ser parcial.
Con este pequeño artículo buscó poner de relieve ciertos aspectos olvidados de una discusión que debe ser profunda y sincera para con todo el pueblo donde reside el verdadero poder constituyente, y que hoy es posible que sea manipulado para fines diversos al bien común.
No podemos caer en el populismo de la extrema izquierda ni el populismo de las derechas extremas, que plantean un inmovílismo constitucional, ninguna posición es dueña de una verdad esencial y menos del denominado momento consituyente. Tampoco podemos creer que la Constitución Política del 1.980 es una piedra monolítica, más bien ninguna constitución es inamovible y pétrea, pero el éxito de los pueblos al parecer se mide por la flexibilidad de sus constituciones como lo demuestran los casos de E.E.U.U y U.K por citar algunos Estados poseedores de fuertes tradiciones constitucionales.
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