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El presente trabajo parte de una idea actualmente extendida según la cual la Barcelona de hoy habría nacido con los Juegos Olímpicos del 92. El culto institucional a lo que significó para la ciudad el citado evento, seguido y/o incentivado por parte de la población dentro de un feedback colectivo marcadamente heterogéneo, ha dado lugar a una serie de conmemoraciones de entre las que conviene destacar la celebración de los veinticinco años del olimpismo barcelonés en 2017. De entre los actos conmemorativos previstos, cabe subrayar el papel asumido por la imagen-sonido-en-movimiento bajo la fórmula, ya habitual en el reportaje televisivo, de ofrecer un balance retrospectivo del período. En este contexto, resultaba particularmente interesante acercarse al fenómeno Barcelona y al Modelo que se impuso con el olimpismo a través de un conjunto contrastado, sin pretensión exhaustiva, de representaciones cinematográficas en las que la urbe cobra protagonismo hasta convertirse en tema -central o subsidiario- de la obra.
Dividida en cinco partes ordenadas cronológicamente en torno a determinados jalones, la tesis que aquí se expone, invita en la primera de ellas a realizar un recorrido histórico por una ciudad inmersa en un proceso de capitalización de centralidad que encontró en los noventa una excelente ocasión para operar una intensa resemantización del espacio. Dentro de dicho transcurso, el cine, aunque más tarde que otras artes, ha ido ocupando un lugar creciente, intrincado él mismo en un proceso de legitimación ambivalentemente inacabado y dentro de una tendencia de la política cultural local a optar por la micro-multiplicación de la experiencia del evento en lugar de concentrar múltiples esfuerzos en un único macro-acontecimiento.
En los siguientes capítulos, se propone un análisis de un corpus que incluye doce filmaciones pertenecientes a géneros y ámbitos de creación dispares, con objetivos no menos disímiles, de autores de procedencia diversa, realizadas con recursos muy distintos por cineastas más o menos reconocidos, cuyos trabajos se dirigen a un público no menos diversificado, aunque mayoritariamente adulto. Adoptando una óptica perspectivista, se destacan los rasgos pertinentes de cada obra, es decir, aquellos que hacen que cada una de ellas sea única y en virtud de lo que su estudio puede aportar para el conocimiento de las configuraciones urbanas en la época contemporánea.
A partir de una lectura, en numerosas ocasiones polisémica, de los significados que para los cineastas encierra el espacio urbano, se promueve un diálogo continuo entre factualidad y ficción, para escrutar a través de distintas miradas los síntomas de nuestro tiempo. Partiendo de una triple consideración del espacio urbano como memoria de escrituras, nudo-factor de relación y organismo vivo, con una biografía que le es propia, se ofrece una lectura segunda, ciertamente interpretativa, de algunos de los semas que se han ido inscribiendo en la conurbación barcelonesa y en el imaginario cinematográfico de la ciudad condal. Cronotopo y sinécdoque de la metrópolis contemporánea, se llega a la conclusión de que en su camino hacia la internacionalización, Barcelona ha adquirido el estatuto simbólico propio de una capitalidad compleja. A medida que crecía como ciudad global, iba incorporando a través del cine preocupaciones urbanas transnacionales y su imagen pasaba a formar parte de un imaginario transnacional de distopías urbanas, mientras se producía un desplazamiento discursivo, al menos parcial, con el que se extendía y legitimaba una puesta en tela de juicio de los postulados de la Barcelona Olímpica y la ciudad creativa integraba de pleno los imaginarios cinematográficos de la resiliencia.
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