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Desde los inicios de la medicina, se conoce la relación entre enfermedad y las variaciones de temperatura corporal, lo que ha llevado al estudio y desarrollo de técnicas de termometría, que permitiesen cuantificar dichos cambios de temperatura. Entre ellas, destaca la Termografía Infrarroja, que es una técnica de imagen inocua, ya que se basa en captar la emisión de radiación del infrarrojo que emite el cuerpo, es rápida de realizar y accesible, pues se puede realizar cerca del paciente, sin necesidad de desplazamientos ni sedación. Todas estas características hacen que sea una técnica recomendable para utilizar en la población pediátrica que, por su corta edad, es más vulnerable a las radiaciones ionizantes, a la separación de sus padres y a la necesidad de sedación. Este trabajo revisa en primer lugar las bases fisiológicas de la microcirculación cutánea, las limitaciones de la imagen médica convencional empleada en Pediatría, los aspectos básicos de la Termografía Infrarroja y sus aplicaciones en el campo de la Pediatría.
La hipótesis de este trabajo es que la Termografía Infrarroja podría ser una herramienta útil para la práctica clínica pediátrica en patologías que alteran la microcirculación cutánea, como las anomalías vasculares (hemangiomas y malformaciones vasculares) y las complicaciones asociadas a los CVC (infección y trombosis). Su utilidad radica en 2 aspectos fundamentales, permitir el diagnóstico precoz de estas patologías y valorar la evolución de un paciente tras la administración de un tratamiento, detectando de manera temprana si el tratamiento es efectivo, o si existe alguna complicación asociada.
Se realiza un estudio prospectivo en población pediátrica en el Hospital Clínico Universitario de Valencia, que se centra en analizar la correlación que existe entre la información que ofrece la Termografía Infrarroja con la clínica del paciente y con las técnicas de imagen estandarizadas utilizadas, en las 2 patologías antes mencionadas, la infección de catéteres venosos centrales y las anomalías vasculares.
Se valoran las asimetrías térmicas entre la zona patológica y la sana, de manera cualitativa, y también cuantitativa, mediante 3 parámetros: TAM (diferencia entre temperaturas medias de la zona afecta y la sana); TAMáx (diferencia entre temperaturas máximas de la zona afecta y la sana), ambos en grados centígrados; e Índice Térmico (diferencia entre temperaturas medias entre la zona afecta y la sana, dividido entre la temperatura media de la frente), en porcentaje. También se comparan las imágenes termográficas con las fotografías y las pruebas convencionales (Ecografía, Resonancia Magnética, Radiografía…).
Los resultados muestran asimetría térmica entre la zona patológica y la sana cuando existe patología que altera la microcirculación cutánea (infección de catéter venoso central y anomalías vasculares), que desaparece tras la instauración de un tratamiento cuando la evolución es favorable.
Los parámetros TAM, TAMáx e Índice Térmico permiten facilitar el uso de la Termografía Infrarroja en la práctica médica diaria y reducir la variabilidad inter e intraobservador. La comparación de las imágenes termográficas con las imágenes fotográficas y pruebas convencionales, muestra en general adecuada correlación y aporta en muchas ocasiones información complementaria a la exploración clínica y a las pruebas de imagen habituales.
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