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El concepto de patologías límites del niño representa una parte significativa de la población infantil que consulta al profesional. Desarrollado a partir de conceptos como el de disarmonía evolutiva, prepsicosis, o inestabilidad emocional, engloba una serie de cuadros clínicos caracterizados por su aspecto variado y variable en el curso del desarrollo de un mismo niño, el lugar central que ocupa el sufrimiento depresivo, los daños en el sentimiento de sí mismo y en la autoestima, y la heterogeneidad estructural, que los ubica entre las estructuras psicóticas y las neuróticas.
De modo similar a cómo sucede con el adulto, en el niño y del adolescente la psicopatología del deseo ha dado paso progresivamente a la psicopatología de la insuficiencia, con el predominio de dolencias enraizadas en las patologías del ideal y de los sentimientos de pérdida más que de las patologías neuróticas (Knauer, 2017).
En este sentido, las patologías límites en el niño representan, con toda probabilidad, uno de los principales motivo de consulta en psiquiatría infantil. Un hecho ya constatado desde hace tiempo por Anna Freud (Freud, 1973), y actualizado de nuevo por otros autores (Janín, 2013; Lasa Zulueta, 2008; Misès, 1991, 2000; Palacio Espasa & Dufour, 2007).
Desde una perspectiva clínica diferente, la de la psicopatología descriptiva de base fenomenológica, también se constata este hecho, si bien hay que buscarlo bajo un nombre diferente pero tremendamente familiar, el de los trastornos por déficit de atención, con y sin hiperactividad. (Una exposición excelente al respecto se encuentra en el exhaustivo texto de Lasa Zulueta, 2001, 2003).
Descrito en la literatura científica bajo términos tan diversos como los de prepsicosis, disarmonía evolutiva, patología caracterial, trastorno cerebral menor…, las patologías límite están integradas por una serie de cuadros que se caracterizan por la heterogeneidad estructural, el sufrimiento depresivo, los fallos constantes en el narcisismo y, típicamente, el aspecto variado y variable que, además, suele modificarse en el curso de su evolución.
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