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La presente tesis doctoral pretende aclarar el estado de la cuestión respecto a la
figura anarcosindicalista que encarna Juan García Oliver (1902-1980). Es de destacar
que, pese a su importancia dentro del Movimiento Libertario español, ha sido una
figura preterida por la historiografía, más allá de la publicación, en 1978, de su
famoso libro de memorias El eco de los pasos.
García Oliver se incorporó a la CNT siendo apenas un adolescente, y destacó
en la década de los veinte del pasado siglo como uno de los principales integrantes del
famoso grupo de afinidad denominado Los Solidarios. Tras varios años en la cárcel
recobró su libertad con la llegada de la Segunda República Española, la cual fue
acogida con distintos matices por los diferentes sectores del anarcosindicalismo.
García Oliver, junto con sus compañeros del grupo Nosotros, fue uno de los que
adoptaron posturas más radicales.
Su participación en diversos congresos de la CNT y su particular visión
respecto a la necesidad de formar cuadros de defensa frente un peligro inminente,
ayudó a que los sublevados fueran derrotados en Barcelona durante las jornadas de
julio de 1936. La influencia de García Oliver en la vía revolucionaria que se
desarrolló hasta el otoño de dicho año determinó gran parte de la política catalana.
En noviembre de 1936 fue nombrado ministro de Justicia junto con otros tres
compañeros anarquistas que detentaron, asimismo, otros tres ministerios en el
gobierno de Largo Caballero. Durante su mandato obtuvieron logros sociales jurídicos
que no se habían alcanzado hasta entonces. Como consecuencia de los hechos
ocurridos en mayo de 1937 en Barcelona, en los que tuvo una fuerte implicación
progubernamental, salió del Consejo de Ministros, al igual que sus compañeros, con
la llegada a la presidencia del Consejo de Juan Negrín. Durante el resto de la Guerra
Civil Española permaneció en un segundo plano hasta la derrota de la República,
exilándose primero en Francia, luego en Suecia y finalmente a México (1941) donde
permaneció hasta su fallecimiento (1980).
A principio de la década de los 70 se produjo un contacto con José Martínez
Guerricabeitia, que se encontraba al frente de la editorial antifranquista Ruedo ibérico.
Tras una larga relación epistolar García Oliver desembarcó con sus memorias en París
en 1977, las cuales se publicaron ya en España en el año 1978, siendo El eco de los
pasos destacada como una de las mejores autobiografías dentro del ámbito de la
guerra civil española.
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