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En suma, el viejo tribunal, cuando revivió, empezó a autoafirmarse procediendo
contra quienes se habían manifestado en favor de su abolición. Sin demasiada
inquina ni prisas, sin demasiada fuerza ... En el seno de la Universidad se
respira un ambiente de lucha, con mayoría de absolutistas y la usual insolidaridad
ante la situación. ¿Miedo? No demasiado, ni siquiera en el principal autor,
Garelli, curtido ya en persecuciones, que se defiende con tino y acierto. Más bien
no saben cómo zafarse de aquel molesto incidente. La reacción de 1814 no fue,
ni con mucho, la de 1823 con las purificaciones o depuraciones que hubo en la Universidad. La Inquisición ya no tenía fuerza para enfrentarse al claustro colectivamente,
ni quiso -aparte los argumentos de Garelli- empapelar a algunos
en particular ... La Universidad vive con cierto desagrado aquella censura y petición
de cuentas, en la víspera de nuevos cambios que significarán la demolición
de los viejos estudios generales ...
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