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Esta comunicación analiza las dimensiones de la convivencia en la ciudad de Valencia y se estructura en dos apartados. En el primero, las dinámicas cotidianas del vivir juntos se privilegian como eje de análisis y diagnóstico del proceso de inserción urbana de los inmigrantes. Los impactos de la crisis han fragilizado las condiciones sociales de convivencia y Valencia es hoy una ciudad más polarizada, fragmentada y desigual. Aunque el vecindario inmigrante está presente en toda la ciudad, son los barrios obreros periféricos donde es más numeroso. A pesar de las condiciones sociales más precarias, la convivencia no parece haber variado y el ambiente general es de “convivencia pacífica pero distante”. En general, la convivencia se desarrolla más en clave multicultural que intercultural. Sin embargo, no se puede ocultar un aumento de tensiones soterradas como: 1) la identificación de la inmigración como responsable de la degradación del barrio, reducción de los servicios o la inseguridad; 2) culturalización de tensiones vecinales de diferente carácter, cómo intergeneracional, usos indeseables en espacios públicos, etc. 3) competencia por recursos escasos. Sin embargo, de forma minoritaria, existen iniciativas ciudadanas por objetivos barriales compartidos entre vecindario de diferente origen que generan dinámicas de cohesión vecinal y de interculturalidad práctica. En el segundo apartado, se expone el papel de la convivencia en el Plan Municipal de Inmigración 2019-2022 del Ayuntamiento de Valencia. En este marco, apuntalar las dinámicas positivas de convivencia pasa por reforzar los servicios públicos en los barrios obreros periféricos, desarrollar proyectos de intervención comunitaria y valorar las aportaciones del vecindario inmigrante.
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