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Esta comunicación analiza la estructura y composición de la biblioteca de la familia Miranda Mercader, señores de Guardamar (ducado de Gandía), durante el siglo XVII y XVIII. En concreto, se identifican los 65 volúmenes que poseía el caballero Enric de Miranda, el año 1668, en el momento de su muerte para después comparar esta colección con la más amplia que poseía su sobrino y heredero, Josep Mercader y Carrós, el año 1755. Con los datos obtenidos de la investigación, establecemos los posibles gustos bibliográficos de una familia modelo de la pequeña nobleza valenciana. También, la evolución en la creación y ampliación de una biblioteca nobiliaria, así como otras características vinculadas al estilo y modo de vida de sus propietarios por lo que respecta a los gustos culturales relacionados con sus ocupaciones profesionales y con sus negocios. En resumen podemos decir que la estructura básica de la biblioteca de los señores de Guardamar apenas cambió durante el paso de las tres generaciones estudiadas. Se trataba de una biblioteca de carácter sobretodo técnico, destinada a mejorar la formación profesional de sus miembros. En concreto, una biblioteca característica de una pequeña nobleza dedicada a la gestión de productos crediticios, la explotación de tierras y bienes inmuebles, así como a la prestación de servicios militares a la Corona.
El primer bloque temático en importancia, tanto durante el siglo XVII como XVIII, era el de Filosofía, Ciencia y Artes Aplicadas. Un grupo donde sobretodo abundaban los libros de Matemáticas, Contabilidad, de Práctica de comercio y secretaría pero también los del Arte de la Guerra o los de Heráldica y Nobleza. Un fondo en el cual tuvo una importancia significativa los libros de Astronomía y Cosmografía durante la etapa de Enric de Miranda para dar paso, ya en el siglo XVIII, a un mayor peso de los libros dedicados a la educación de la nobleza. El segundo conjunto en importancia era el de temática religiosa donde principalmente destacaban las obras de espiritualidad y de devoción popular ligadas a los cultos locales. El tercer bloque importante era el vinculado a la Historia con un aumento significativo en el inventario de Josep Mercader y Carrós. Destacar también durante el siglo XVIII el gusto por las biografías. Por último, señalar el insignificante peso que tenía la literatura de ficción entre los gustos de los Miranda Mercader. Si en 1668 sólo aparecía encuadrada en este epígrafe la obra clásica de Ovidio, la Metamorfosis; en 1755, tan sólo se inventarian dos libros más: la Obra en prosa y verso de Salvador J. Polo de Medina y la novela picaresca Mesón del Mundo de Fernández de Ribera.
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