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En el presente trabajo su autor estudia dos temas diversos, aunque relacionados con el dilema de situar a los animales y los robots entre las personas y las cosas, con la consiguiente repercusión práctica que ello supone. Acerca de los animales, teniendo presente que, según la nueva realidad social y jurídica, son seres sintientes, sin la necesidad de personificarlos, pero sin admitir tampoco que son simples cosas, considera el autor que aquella realidad hace que los animales sean un tipo de bien u objeto de derecho especial, merecedor de una singular protección, mas sin necesidad de crear por ello ninguna categoría híbrida entre las personas y las cosas, entre los sujetos y los objetos de derecho. En otro orden, considera el autor que los robots -aun- con inteligencia artificial no son -hoy al menos- personas, sino simples cosas, pero propone -con fundamento en algunas Resoluciones del Parlamento europeo- que en un futuro la robótica pueda ostentar una personalidad fundacional.
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