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La violencia filio-parental se define como aquellas conductas que conducen a una situación de humillación, acoso y desafío a la autoridad parental con la intención de dominar y lastimar a los padres. Esta violencia conlleva graves consecuencias negativas para padres e hijos (Alemany, 2019; Calvete et al., 2015; 2019; Contreras y Cano, 2016; Del-Hoyo et al., 2020; Ibabe y Jaureguizar, 2011; Ibabe, 2019, 2020) y su incidencia es creciente (Padilla-Falcón y Moreno-Manso, 2019). Sin embargo, no todos los casos son denunciados y se estima que hay un número muy elevado de situaciones de violencia filio-parental que no son denunciadas ni detectadas (Carrascosa et al., 2018; Loinaz y De Sousa, 2019). Para la detección temprana de estos casos y el desarrollo de intervenciones para su prevención son necesarios estudios amplios y completos, con muestras comunitarias de adolescentes. Por ello, esta Tesis Doctoral se planteó con el objetivo de elaborar un perfil psicosocial amplio de las características personales, familiares, escolares y sociales de los adolescentes escolarizados en centros de educación secundaria implicados en conductas agresivas hacia la madre y hacia el padre, tanto ocasionales como frecuentes.
En esta investigación participaron 672 adolescentes (49.6% chicos; 50.4% chicas), de 11 a 19 años, escolarizados en cuatro centros de enseñanza secundaria de la provincia de Valencia. Se evaluaron variables personales (autoconcepto, satisfacción con la vida, ira, ánimo depresivo, necesidad de ayuda percibida y soledad), familiares (comunicación padres-hijos, estilos de socialización y violencia conyugal), escolares y sociales (actitud hacia estudios, actitud hacia autoridad y normas, reputación social) y su implicación en conductas violentas con sus iguales y pareja. Los resultados obtenidos mostraron una elevada prevalencia de la violencia psicológica ocasional, ejercida por hijos e hijas, hacia ambos progenitores. Además, las variables analizadas permitieron elaborar perfiles diferenciados para los adolescentes con conductas violentas ocasionales, respecto de aquellos con conductas violentas frecuentes. Los agresores frecuentes mostraron más sintomatología depresiva, más ira y sentimientos de soledad y un autoconcepto más negativo en ámbitos sociales y académicos, además de un autoconcepto familiar más negativo, sobre todo las chicas. Estos adolescentes indicaron más dificultades de comunicación padres hijos, percibir más hostilidad (especialmente con el progenitor al que se dirigen las agresiones) y presenciar más violencia conyugal. Indicaron
también actitudes más negativas hacia las figuras de autoridad y los estudios, y desear una reputación social menos conformista; además de estar más implicados en conductas violentas con sus iguales y su pareja. Los programas de intervención deberían, por tanto, centrarse en estas variables, tanto para la detección como para la prevención.
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