|
Después de casi treinta años de una de las experiencias de participación más innovadoras, al incluir en el proceso de decisión presupuestaria al ciudadano común, el Orçamento Participativo de Porto Alegre (Brasil) se ha paralizado y comienza a plantearse su futuro. Esta práctica que se inició con mucha euforia y esperanza (que se apreciaba incluso en las reflexiones académicas sobre ella), ha ido perdiendo a lo largo del tiempo impulso y adhesión en Brasil y, recientemente, ha empezado a cuestionarse su efectividad e impacto. En los últimos trabajos colectivos publicados en Brasil (Pires et al., 2011; Lavalle, 2011) se explica lo que empírica e intuitivamente ya se venía sospechando: no es posible, sin mayores tensiones prácticas y teóricas, simplemente a partir de la movilización social y de la organización supuestamente autónoma de los ciudadanos, profundizar la democracia, pasándola de representativa a participativa; ni cualificar técnica y socialmente la gestión presupuestaria y de las políticas públicas por la simple inclusión de más voces en los espacios de decisión.
|