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Izquierdo Alventosa, Ruth
Serra Añó, Pilar (dir.); Inglés de la Torre, Marta (dir.); Cortés Amador, Sara Isabel (dir.) Facultat de Fisioteràpia |
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Aquest document és un/a tesi, creat/da en: 2021 | |
Introducción: La fibromialgia (FM) es un síndrome complejo que se caracteriza por dolor crónico difuso y generalizado en el sistema musculoesquelético, acompañado de otros síntomas, tales como fatiga, alteraciones del sueño, parestesias y rigidez articular. Estos síntomas provocan una disminución de la capacidad funcional y, en consecuencia, de la calidad de vida de la persona afectada. En este síndrome también se ven alteradas la dimensión emocional en aspectos como la ansiedad, depresión y estrés.
La manifestación clínica más común que presentan las personas que sufren FM es el dolor, con una disminución de su umbral, acompañado de hiperalgesia y alodinia. Estas características se han relacionado con alteraciones de los mecanismos de sensibilización central.
En la actualidad, aunque se desconoce la causa de la FM, la evidencia sugiere que su etiología y fisiopatogenia puede ser mul...
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Introducción: La fibromialgia (FM) es un síndrome complejo que se caracteriza por dolor crónico difuso y generalizado en el sistema musculoesquelético, acompañado de otros síntomas, tales como fatiga, alteraciones del sueño, parestesias y rigidez articular. Estos síntomas provocan una disminución de la capacidad funcional y, en consecuencia, de la calidad de vida de la persona afectada. En este síndrome también se ven alteradas la dimensión emocional en aspectos como la ansiedad, depresión y estrés.
La manifestación clínica más común que presentan las personas que sufren FM es el dolor, con una disminución de su umbral, acompañado de hiperalgesia y alodinia. Estas características se han relacionado con alteraciones de los mecanismos de sensibilización central.
En la actualidad, aunque se desconoce la causa de la FM, la evidencia sugiere que su etiología y fisiopatogenia puede ser multifactorial. Así, se ha relacionado con traumas físicos y/o psicológicos, con disfunción de los procesos neurales, alteraciones funcionales del cerebro, neuroinflamación y estrés oxidativo. Otros factores que se asocian son genéticos y ambientales, como el estrés.
Los criterios diagnósticos han ido evolucionando conforme se ha ido conociendo el síndrome, hasta llegar a los criterios diagnósticos descritos por la American College of Rheumatology (ACR) en 2016 que son los que se utilizan actualmente.
La incidencia de la FM para los hombres es de 6,88 casos nuevos por cada 1000 personas/ año y para las mujeres de 11,28 por cada 1000 personas/año. La franja de edad con mayor prevalencia es entre 45-50 años.
La FM tiene un gran impacto en la persona que la padece, haciendo que presente alteraciones en la dimensión física: disminución de fuerza, flexibilidad, velocidad, agilidad, equilibrio, capacidad aeróbica, capacidad funcional y presencia de fatiga inducida, lo que lleva a un mal acondicionamiento físico. La dimensión psicológica también se ve afectada en estas personas: ansiedad, depresión, estrés y catastrofización ante el dolor. Otras alteraciones que presentan las personas con FM son cambios en la corteza motora, mala aceptación del dolor y mala calidad de vida; por tanto, su satisfacción con la vida se ve disminuida. Además del impacto a nivel personal, la FM tiene un gran impacto en la sociedad, suponiendo un gasto económico muy elevado, debido a los gastos directos e indirectos que genera.
Los tratamientos para personas con FM son principalmente farmacológicos, pero muchos de ellos presentan efectos secundarios y además suelen generar un rechazo en la persona que los toma, por lo que se buscan otras estrategias de intervención no farmacológicas, siendo el ejercicio físico (EF) la terapia, cuyos beneficios han mostrado mayor evidencia. Así, se ha visto que el EF reduce la sintomatología de las personas con FM, como el dolor, la fatiga, el estrés, la ansiedad y la depresión. Sin embargo, hasta la fecha no se ha estudiado el efecto de un protocolo consistente en ejercicio combinado de baja intensidad, más adaptado a las posibilidades físicas de las personas con FM, sobre la catastrofización ante el dolor y aceptación del dolor en mujeres con FM. El dolor generalizado o la fatiga que suelen padecer estas pacientes suele dificultar la realización de ejercicio físico incluso de baja intensidad, por lo que la adherencia a este tipo de tratamiento puede verse comprometida.
En este sentido, las nuevas tecnologías y los avances científicos aportan nuevas líneas de intervención pasivas en el ámbito de la FM. Dos intervenciones prometedoras son la terapia con oxígeno hiperbárico (HBOT) y la estimulación magnética transcraneal (TMS). Ambas técnicas utilizan medios físicos como tratamiento, la primera combina oxígeno (O2) puro con un ambiente presurizado y la segunda hace uso de un campo electromagnético para inducir un campo eléctrico en el cuerpo, estimulando la corteza cerebral mediante pulsos que pasan fácilmente desde al cráneo al cerebro. Se ha demostrado que las dos técnicas disminuyen el dolor, principal síntoma del FM; sin embargo, hasta la fecha, no se ha estudiado su repercusión en la fatiga o en aspectos psicológicos, ni se han comparado con una intervención con ejercicio físico.
Objetivos: Analizar la efectividad de EF de baja intensidad, la HBOT y la TMS sobre el dolor, la fatiga, el acondicionamiento físico, la dimensión psicológica, el UMR, la aceptación del dolor, la calidad de vida y la satisfacción con la vida en mujeres con fibromialgia.
Métodos: Se llevó a cabo un estudio controlado aleatorizado, que fue revisado y aprobado por parte del Comité de Ética de la Universitat de València con número de procedimiento H1548111544856 y se incluyó en ClinicalTrials.gov con el indentificador NCT03801109. Un total de 66 mujeres, diagnosticadas de FM según los criterios de la ACR 2016, fueron asignadas aleatoriamente en cuatro grupos: grupo ejercicio físico de baja intensidad (PEG, n= 16), grupo terapia con O2 hiperbárico (HBG, n= 17), grupo estimulación magnética transcraneal (TMSG, n= 17) y grupo control (CG, n= 16). Los protocolos de intervención consistieron en: i) PEG= 16 sesiones de ejercicio físico de baja intensidad de 60 minutos de duración, dos sesiones por semana. ii) HBG= 40 sesiones de tratamiento con O2 hiperbárico a baja presión, de 90 minutos de duración, 5 sesiones por semana a una presión 1,45 atmósferas absolutas (ATA). iii) TMSG= 10 sesiones de TMS de alta frecuencia (HF-TMS) en corteza motora primaria de 20 minutos de duración con un total de 3000 pulsos por sesión, 5 días por semana. iv) CG = ausencia de tratamiento. Todas las participantes fueron valoradas antes y después de cada tratamiento. Las variables valoradas fueron dolor, dimensión física y dimensión psicológica, así como excitabilidad cortical, aceptación del dolor, calidad de vida y satisfacción con la vida. Para valorar el dolor se utilizaron: la escala visual analógica (EVA) y el umbral de dolor a la presión (PPT). En cuanto a la dimensión física, se utilizaron varias pruebas: prueba de 6 minutos marcha (6MWT), para valorar la resistencia y capacidad funcional; escala de Borg-10, para la fatiga percibida tras 6MWT; Short Physical Performance Battery (SPPB), para valorar el rendimiento físico, y dentro de esta batería de pruebas, se utilizaron las dos subpruebas: levantarse y sentarse 5 veces de una silla (5STST), para valorar la potencia de miembros inferiores y la subprueba 4 metros marcha (4mGST), para valorar la velocidad de marcha. En la dimensión psicológica, se utilizaron las siguientes escalas: Beck Depression Inventory-Second Edition (BDI-II), para valorar la depresión; Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), para medir la ansiedad; Perceived Stress Scale-10 (PSS-10), para evaluar el estrés y Pain Catastrophizing Scale (PCS), para valorar la catastrofización ante el dolor. La excitabilidad cortical, se midió mediante el umbral motor de reposo (UMR). Para la aceptación del dolor se utilizó el Fibromyalgia Chronic Pain Acceptance Questionnaire (CPAQ-FM) y la calidad de vida fue valorada con el cuestionario Revised Fibromyalgia Impact Questionnaire (FIQR). La satisfacción con la vida se valoró mediante la escala Satisfaction with Life scale (SWLS).
Resultados: Los datos presentados son los que se obtuvieron en cada uno de los estudios tras realizar la investigación. Cuando estudiamos la efectividad del EF de baja intensidad (Estudio I), se observó una mejora significativa en todas las variables estudiadas, tanto en las psicológicas (i.e. catastrofización ante el dolor, ansiedad, depresión y estrés), como en el dolor (i.e. aceptación del dolor y PPT), calidad de vida y acondicionamiento físico (i.e. capacidad funcional autopercibida, resistencia y capacidad funcional, potencia y velocidad) en el PEG después de la intervención (p < 0,05). Por el contrario, el CG no mostró mejoras en ninguna variable, incluso mostraron peores valores para el PPT medio (p < 0,05). Al comparar la efectividad de la HBOT con el EF de baja intensidad (Estudio II), el dolor percibido y la fatiga inducida mejoraron significativamente solamente en el HBG (p < 0,05) a diferencia de lo que ocurrió con el PEG y el CG. El PPT, la resistencia y la capacidad funcional y el rendimiento físico mejoraron significativamente tras ambas intervenciones (p < 0,05). Sin embargo, la excitabilidad cortical no mejoró en ninguno de los tratamientos (p > 0,05). Cuando comparamos la efectividad de la HF-TMS con la del EF de baja intensidad (Estudio III), el TMSG mejoró significativamente en todas las variables estudiadas tras la intervención (p < 0,05), excepto en la satisfacción con la vida, mientras que el PEG mejoró en el PPT medio, el impacto de la FM sobre la vida diaria percibido y la calidad de vida, la resistencia y la capacidad funcional, la velocidad y la potencia, la ansiedad, la depresión y el estrés (p < 0,05). El CG no mostró mejoras en ninguna variable (p > 0,05).
Conclusiones: El programa de EF mejora significativamente las variables psicológicas, como catastrofización ante el dolor, así como las relacionadas con la ansiedad, depresión y el estrés. También mejora las variables relacionadas con el dolor, la calidad de vida y el acondicionamiento físico, tanto el real como el autopercibido. Por otro lado, la HBOT mejora el dolor percibido, así como el umbral de dolor, pero en este caso únicamente del glúteo y el epicóndilo. Además, mejora el rendimiento físico, la resistencia, la capacidad funcional y la fatiga, sin embargo no genera cambios ni en la frecuencia cardíaca ni en la saturación de oxígeno. Esta terapia es más efectiva que el EF en cuanto al dolor percibido, la fatiga y la distancia recorrida, aunque el protocolo de EF es más efectivo en la mejoría del umbral de dolor y en el rendimiento físico. Ningún protocoló provocó cambios significativamente estadísticos en el UMR. Finalmente, la HF-TMS, también mejora significativamente el dolor percibido, así como su umbral; además, mejora la calidad de vida y su impacto sobre la vida diaria, también mejora el acondicionamiento físico real y el autopercibido. Asimismo, con esta terapia mejoran las variables relacionadas con la esfera emocional. Todas estas mejorías superan las del EF, a excepción del umbral de dolor medio y la velocidad. Sin embargo, ninguna intervención consiguió una mejora significativa de la satisfacción con la vida.
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