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La terapia electroconvulsiva (TEC) es un tratamiento eficaz y seguro, tanto en la depresión unipolar como en la bipolar, así como en la manía fármacorresistente. Sin embargo, su efecto es limitado en el tiempo, ya que las tasas de recaída y recurrencia en el primer año son elevadas, de hasta el 50-60%. Estas se van a producir fundamentalmente en los primeros 6 meses tras la interrupción del tratamiento con TEC, a pesar de que se mantenga un tratamiento farmacológico óptimo.
Generalmente, el perfil clínico de los pacientes con trastornos del humor que son derivados a tratamiento con TEC se caracteriza por la refractariedad o mala tolerancia al tratamiento farmacológico y tendencia a la cronicidad. Por tanto, parece incongruente finalizar la TEC de forma abrupta y mantener al paciente únicamente bajo tratamiento farmacológico en monoterapia. La opción terapéutica que corrige esta incongruencia en estos casos es la TEC de continuación y/o mantenimiento (TEC-c/m).
Esta tesis presenta un trabajo de investigación en el que se ha estudiado la evolución de los pacientes con trastornos del humor que recibieron TEC-c/m en el periodo comprendido entre 1995 y 2018 en la Unidad de TEC del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, Valencia. Del total de las 489 derivaciones a TEC, 86 se correspondieron con la modalidad TEC-c/m y fueron el objeto de estudio. Esta muestra estaba formada por un 39,53% de pacientes con depresión, un 30,23% con TB-I, un 20,93% con TB-II y un 9,3% con depresión con síntomas psicóticos.
El diseño del estudio es de cohorte retrospectivo en espejo. En este se ha comparado la evolución de los pacientes en dos periodos de tiempo de igual duración, separados por la TEC aguda (periodo pre-TEC y periodo TEC-c/m).
Los resultados muestran, en primer lugar, una disminución en el número de episodios afectivos semestrales durante la TEC-c/m (0,14 vs. 1,42 pre-TEC; p< 0,005) para el global de la muestra. También en la media de ingresos (0,21 vs. 0,61 pre-TEC; p< 0,005) y de atenciones en consultas de psiquiatría (5,43 vs. 9,61 pre-TEC; p< 0,005). Asimismo, se observa una disminución de la media urgencias, pero sin ser estadísticamente significativa.
En segundo lugar, en el análisis por subgrupo de enfermedad se constata una disminución significativa en la media de episodios afectivos y consultas para todos los subgrupos. Los ingresos por subgrupo de enfermedad también se redujeron durante la TEC-/m, pero solamente fue significativo en el TB-I.
En tercer lugar, el análisis del ajuste del modelo de regresión lineal de pesos estadísticos también evidencia una correlación positiva entre la disminución media del número de episodios afectivos y periodo de tratamiento con TEC-c/m.
Por último, se observa un retraso en la aparición de recaídas durante la TEC-c/m, con una probabilidad de mantenerse libre de recaídas próxima al 100% a los 5 meses, mientras que en el periodo pre-TEC es de aproximadamente el 50% (test log-rank, X2 = 41,5, df = 1, p<0,0001).
Cabe destacar que, aprovechando la situación sanitaria creada por la pandemia por COVID-19 se diseña un ensayo prospectivo en el que se estudia longitudinalmente la tasa de recaída de 22 pacientes (depresión 40,9%, TB-II 31,81%, TB-I 22,73%, 4,55% TEA) que tuvieron que interrumpir el tratamiento con TEC-c/m por la pandemia. La tasa de recaída a los 6 meses encontrada fue de aproximadamente el 59%. El grupo que recae en los 6 meses está constituido predominantemente por mujeres, con antecedentes de tandas de tratamiento con TEC previas, con diagnóstico de TB-II, con polaridad depresiva de la recaída y con frecuencia quincenal de las sesiones.
Así pues, el tratamiento con TEC-c/m ha mostrado una estabilización en la evolución de los trastornos del humor de los pacientes estudiados, con una reducción de los episodios afectivos y atenciones en consultas, en todos los subgrupos diagnósticos, en la media de ingresos y atenciones de urgencia globales y en la del TB-I por subgrupos diagnósticos. Así como, un retraso en la aparición de recaídas. Por otra parte, los resultados del estudio realizado durante la interrupción de la TEC-c/m por la pandemia constituyen una prueba más que refuerza que esta técnica podría actuar como un estabilizador de los trastornos afectivos.
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