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El reinado de Fernando VII ha sido escasamente estudiado por la historiografía artística. En parte esto se debe a su difícil ubicación en la cronología histórica como un reinado incardinado con el desarrollo de las sociedades contemporáneas y, por tanto, anclado en las formas del Antiguo Régimen, a excepción de los procesos liberales experimentados durante la Guerra de la Independencia (1808-1814)y el Trienio Liberal (1820-1823). A ello se le añade el hecho de que la propia figura del monarca no ha suscitado simpatías historiográficas dada la escasa consideración que Fernando VII ha tenido como protagonista político, juzgado como un rey de escasa catadura moral, mediocre, felón y que, por tanto, no estaba ala altura de su misión como monarca. No obstante, una aproximación al reinado de Fernando VII nos advierte de que el interés no radica en las fobias justificadas que el monarca despierta, sino en los propios cambios que se produjeron en un vaivén constante de conflictos políticos e intereses de gobierno que fueron paulatinamente modificando la imagen tradicional de la monarquía, y en la que el arte es quizá su expresión visual más fidedigna.
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