Con ocasión de un trascendente proceso electoral, Nicolás Sarkozy descargó sobre el Mayo Francés, y por tanto, sobre la izquierda liderada en aquel momento por Segolene Royal, la responsabilidad por los males de la sociedad contemporánea. Este debate, planteado igualmente en Norteamérica de manera cíclica por los Republicanos para desacreditar a los Demócratas, ha tenido ya sucesivos episodios. Hay otra imputación, no sólo a Mayo del 68, sino al conjunto de procesos de protesta y transformación que caracterizaron a toda la década de los sesenta en Occidente y en otras sociedades: la rebeldía que asociamos a esos años es en realidad la expresión de la necesidad de transformación de las empresas del nuevo capitalismo. Este artículo intenta cuestionar algunos supuestos e implicaciones de ese razonamiento. Pese a contener una parte de verdad, la teoría asimilacionista deja de lado la existencia de conflictos reales y la conquista de derechos fundamentales que transformaron para siempre el mapa moral y las relaciones sociales de miles de millones de personas en todo el mundo.