The qualitative importance of theater and public entertainment in the Modern Age constitutes a key aspect to configure the study of social history of a time when the performing arts acquired great momentum. Since the Renaissance, a court theater has been produced with important technical advances in the stage, but it is in the Baroque when there is a true emergence in the spectacular dimension of the celebrations and in the dramaturgy itself. The profusion of texts is of such magnitude that we can affirm that what is written in the Spanish theater of the Golden Age is impossible to read in a single life. It is not an exaggeration to speak of a true fight for control of public space and urban leisure between moralists and theatregoers, two irreconcilable sides that generate a controversy that prevents the consolidation of a unitary reformist ideology due to the lack of a consensual position. The controversy over lawfulness —a phenomenon of European scope due to its presence throughout the Hispanic monarchy— acquires over time a dialectical aspect, given that it generates an ethical and at the same time aesthetic debate, in two subjects that run in parallel but that end converging and manifesting themselves in different formats: in philosophical or political treatises, in sermons, in legislation, in confession manuals, etc. Thus, the complex treatment given to comedy, subjected to sudden interruptions, censorship, and periodic prohibitions, confirms the discontinuous temporal sequence. All the agents who intervene in the controversy attacking the theater (and dance) put a special emphasis on fixing in the collective imagination a public representation of the female image in a morality subjected to severe vigilance. There are important works on the social reality of women in the Spain of the Golden Age, but we have not found any conclusive study that treats the feminine condition as a differential fact in the controversy over the legality of the theater, its evolution and its dimension as an effective instrument. of social control. We do find, however, a very widespread position that is always contrary to the female presence in the public space, both on stage and among the audience of the comedy corral. The controversy is fuelled by a complex case of female accusation: when women write they do it withdrawn, if they attend a performance, they have to seclude themselves in the pot, when they are readers, they have to practice it underground because it is "a dangerous reverie"... But above all they are attacked with virulence when they work as actresses or dancers, playwrights, businesswomen or printers; if they are widows, they are usually vetoed, since they must protect themselves with a new marriage in order to continue exercising. Women are attacked to be robbed, relegated, reviled. And, irrational as it may seem, women are at the same time desired and despised.La controversia sobre la licitud moral del teatro y el discurso acerca de las mujeres (siglos XVI-XVIII) La importancia cualitativa del teatro y las diversiones públicas en la Edad Moderna constituye un aspecto capital para configurar el estudio de la historia social de una época en la que las artes escénicas adquieren un gran impulso. Ya desde el Renacimiento viene produciéndose un teatro cortesano con importantes avances técnicos en la tramoya, pero es en el Barroco cuando se da una verdadera eclosión en la dimensión espectacular de los festejos y en la propia dramaturgia. Es de tal envergadura la profusión de textos que podemos afirmar que lo escrito en el teatro español del Siglo de Oro es de lectura inabarcable en una sola vida. No es exagerado hablar de una verdadera lucha por el control del espacio público y del ocio urbano entre los moralistas y los teatrófilos, dos bandos irreconciliables que generan una controversia que impide consolidar un ideario reformista unitario por la carencia de una postura consensuada. La controversia sobre la licitud moral del teatro —un fenómeno de alcance europeo— por su presencia en la monarquía hispánica y en Europa es un problema transversal, que afecta en otros países a las iglesias reformadas, tan celosas de una moralidad cristiana destruida por el teatro como en el orbe católico. La disputa adquiere con el tiempo un cariz dialéctico, dado que genera un debate ético y a la vez estético, en dos procesos que discurren en paralelo, que acaban confluyendo y se manifiestan en diferentes formatos que muestran una tipología textual: en el tratado filosófico, el ensayo político, en el sermonario, en la legislación, en manuales de confesión, etc. Así, el complejo tratamiento que se da a la comedia, sometida a bruscas interrupciones, censuras y prohibiciones periódicas, confirma la tendencia hacia una secuencia temporal discontinúa. Todos los agentes que intervienen en la polémica atacando el teatro (y la danza) ponen un énfasis especial en fijar en el imaginario colectivo una representación pública de la imagen femenina denostada por el teatro, en una moralidad sometida a una severa vigilancia. Existen trabajos importantes sobre la realidad social de las mujeres en la España del Siglo de Oro, pero no hemos encontrado ningún estudio concluyente que trate la condición femenina como hecho diferencial en la controversia sobre la licitud del teatro, su evolución y su dimensión como instrumento efectivo de control social. Encontramos, eso sí, en los teólogos un posicionamiento extendido siempre contrario a la presencia femenina en el espacio público, tanto en el escenario como entre el público del corral de comedias. La controversia está alimentada por una casuística de inculpación femenina compleja: cuando las mujeres escriben lo hacen retraídas, si deciden asistir a una representación han de recluirse en la cazuela. Cuando son lectoras lo han de practicar en la clandestinidad porque es “una peligrosa ensoñación”… Pero, sobre todo, son atacadas con virulencia cuando trabajan como actrices o bailarinas, dramaturgas, empresarias o impresoras; si son viudas suelen ser vetadas, puesto que deben protegerse con un nuevo matrimonio para poder seguir ejerciendo su cometido. Las mujeres del teatro son atacadas para ser expoliadas, relegadas, denostadas y, por irracional que nos parezca, al tiempo son deseadas y despreciadas.