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Una vez disueltas las Cortes, que eran el máximo órgano político del Reino de Valencia, el territorio se
encontraba en la necesidad de contar con una institución estable que fuese capaz de defenderlo ante los ataques o
injerencias que pudieran afectarle. Ante esos períodos interlegislativos, que con mayor frecuencia se iban
ampliando en el tiempo, fue imprescindible el surgimiento de organismos con la capacidad suficiente para tomar
decisiones que incumbiesen a todos los regnícolas.
Durante los últimos siglos de la Edad Media las Cortes aprobaron la creación de este tipo de instituciones con unos
fines muy concretos que se fueron ampliando durante la época Moderna. En el caso valenciano la Generalidad o
Diputación del General nació con competencias puramente fiscales y recaudatorias a mediados del siglo XIV, al
igual que en los territorios vecinos de la Corona de Aragón. Estos organismos adoptaron otro tipo de funciones,
incluso hasta llegar a ser los auténticos representantes del Reino en materia defensiva, protocolaria o como fieles
garantes de sus fueros, entre otras.
Pero durante toda esta evolución, la Generalidad no estuvo sola y convivió con otras instituciones, como las Juntas
de estamentos, que también buscaron su espacio en la representatividad del Reino que, como en el caso de la
Diputación del General, vieron modificadas sus funciones a lo largo del período investigado (ss. XVI-XVII).
El objetivo principal de este estudio es descubrir y analizar las competencias, tanto originales como adquiridas con
el paso del tiempo, de la Generalidad valenciana que nos hacen concluir que, si no la única, fue una verdadera
representante del Reino de Valencia.
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