Promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres ha sido una recomendación a todos los gobiernos, desde las primeras publicaciones al respecto, por parte de los distintos organismos internacionales. Hace 20 años que la OMS acordó que la violencia contra la mujer es un problema de Salud Pública y en todos los países del mundo se han llevado a cabo acciones intentando visibilizarla. En Septiembre de 2015 se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS), un paso más a partir de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000). A pesar de no ser jurídicamente vinculantes, suponen un reto que marcan la dirección de las decisiones políticas a fin de alcanzar los 17 objetivos establecidos1. La igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas aparece como el objetivo nº5 y para poder alcanzarlo, los distintos países tendrán que establecer, ejecutar y supervisar planes de acción multisectoriales para poner fin a la violencia contra la mujer, así como, desarrollar, ejecutar y evaluar programas destinados a la prevención primaria de la violencia y la violencia sexual infligida por la pareja2. Para ello es necesario aumentar el apoyo a programas destinados a reducir y responder a la violencia contra la mujer.