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Este capítulo analiza de forma comparada cómo enjuiciaron las relaciones galantes
entre mujeres y hombres, y en particular el vínculo entre una dama casada y un caballero
conocido como cicisbeo, chichisveo o cortejo, algunos viajeros y filósofos del Norte de
Europa que en el siglo XVIII visitaron Italia o España y de qué modos respondieron autores y
autoras locales a esas miradas. Los primeros tendieron a interpretar esas relaciones en
clave de adulterio, haciendo de ellas prueba de la incapacidad de los meridionales para
controlar sus pasiones, por razón del clima o de la religión; solo algunos, más perspicaces
o empáticos, comprendieron la lógica de una costumbre que daba respuesta a la intensa
sociabilidad del siglo. Los últimos se debatieron entre compartir esa censura y justificar
como moralmente respetable una galantería más auténtica y respetuosa, alternativa a la
separación de espacios masculinos y femeninos propia de Gran Bretaña o a los
“frívolos” hábitos impuestos por la hegemonía francesa. En cualquier caso, para los
intelectuales españoles e italianos estaba en juego la moralidad y con ella la capacidad de
progreso de su propia nación, cuestionadas por muchos observadores externos, y tanto aquellos
como estos buscaban situarse en un mapa reconfigurado de las hegemonías culturales y
políticas en Europa.This chapter analyses in a comparative way how some travellers and philosophers from
northern Europe who visited Italy or Spain in the eighteenth century, in person or from their
desks, judged the gallant relations between women and men, and particularly the bond
between a married lady and a gallant known as cicisbeo, chichisveo, or cortejo. The chapter
also looks at how local male and female authors responded to those views. The former tended
to interpret these relationships as adultery, making them proof of the inability of the
southerners to control their passions due to climate or religion More insightful or
empathetic, only a few understood the logic of a practice that had its specific reasons in
aristocratic values and in the intense sociability of the century. The latter often hesitated
between sharing the critiques of the northerners and counteracting them. Some of them
defended the Italian and Spanish forms of gallantry as a morally respectable and more respectful
alternative either to the separation of masculine and feminine spaces typical of Great
Britain or the “frivolous” manners imposed by French hegemony. For Spanish and Italian
intellectuals, morality was at stake and, with it, the capacity for the progress of their
nations, both being questioned by many external observers. They all sought to locate their
country and grant it a proper position on a reconfigured map of cultural and political
hegemonies in Europe.
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