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Bujosa Homar, Francesc | |
Aquest document és un/a llibre, creat/da en: 1975 | |
Un elemento característico de la medicina española del siglo XVIII fue la aparición de las academias médicas, instituciones no ligadas directamente a la Universidad. La primera en fundarse fue la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, constituida en 1697 y cuyos estatutos fueron aprobados, por Real Cédula, el 25 de mayo de 1700. En 1731 y dentro del Claustro de la Universidad de Valladolid, se gestó la formación de una academia médica, que sería aprobada este mismo año y que desaparecería en 1740. En Madrid, los compañeros que se reunían en la librería de José de Hortega fundaron una sociedad a la que pusieron el nombre de Tertulia Literaria Médico-Químico-Física. Esta tertulia sería la que, en 1734, tras la aprobación de los estatutos por Felipe V, se convertiría en la Regia Academia Médica Matritense. También en Madrid, en 1743 se fundó otra academia de carácter médic...
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Un elemento característico de la medicina española del siglo XVIII fue la aparición de las academias médicas, instituciones no ligadas directamente a la Universidad. La primera en fundarse fue la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, constituida en 1697 y cuyos estatutos fueron aprobados, por Real Cédula, el 25 de mayo de 1700. En 1731 y dentro del Claustro de la Universidad de Valladolid, se gestó la formación de una academia médica, que sería aprobada este mismo año y que desaparecería en 1740. En Madrid, los compañeros que se reunían en la librería de José de Hortega fundaron una sociedad a la que pusieron el nombre de Tertulia Literaria Médico-Químico-Física. Esta tertulia sería la que, en 1734, tras la aprobación de los estatutos por Felipe V, se convertiría en la Regia Academia Médica Matritense. También en Madrid, en 1743 se fundó otra academia de carácter médico denominada Nuestra Señora de la Esperanza. Según Casal, en 1740 se fundó en Cartagena una academia médico-práctica. En 1783 los médicos decidieron restablecer aquella Academia, obteniendo la aprobación por el Capitán General y Gobernador de la Plaza el 11 de abril de 1784. La mayoría de doctores que en 1754 habían intentado restablecer sin éxito el antiguo Colegio de Medicina de Barcelona, lograron permiso del Regente para establecer una academia en 1770. Dieciséis años más tarde, el Rey sancionaría unos nuevos estatutos y, desde entonces, la Academia tendría el privilegio de llamarse real. Pocos restos han sido estudiados de la Academia Médica de Granada, pero de los trabajos de Gómez Entralla se puede deducir que debió existir antes de 1787.
A esta rápida enumeración puede añadirse una academia que, aunque no propiamente médica, estuvo íntimamente ligada a la medicina: la que fundó, en Málaga, Manuel Fernández Barea en 1752 con el nombre de Academia de Ciencias Naturales y Buenas Letras.
El papel que desempeñaron estas academias mutó sustancialmente con el tiempo. En relación a él, y aun a riesgo de esquematizar excesivamente, se pueden distinguir tres etapas entre 1700 y 1800. La primera, que ocupa los primeros decenios del siglo, se caracteriza por una academia médica esencialmente “novatora” y enfrentada abiertamente a gran parte de los médicos, a la Universidad, e incluso al poder político. En la segunda, durante los decenios centrales del siglo, las academias que se crean y las ya existentes seguirán siendo renovadoras, pero con el decidido apoyo del poder real. En la tercera etapa, que trascurre en los decenios finales del siglo, llevada a cabo ya la reforma que era posible, y trasladado el movimiento más renovador a los colegios de cirugía, las academias se convertirán en un refugio prestigioso desde donde los médicos, ahora ya en compacto bloque, intentarán defender sus intereses en contra de los cirujanos. Esta característica de las academias de finales de siglo es la que intentaremos demostrar con el ejemplo de la Academia Médico-Práctica de Mallorca.//. Un element característic de la medicina espanyola del segle XVIII va ser l'aparició de les acadèmies mèdiques, institucions no lligades directament a la Universitat. La primera a fundar-se va ser la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, constituïda en 1697 i els estatuts de les quals van ser aprovats, per Real Cèdula, el 25 de maig de 1700. En 1731 i dins del Claustre de la Universidad de Valladolid, es va gestar la formació d'una acadèmia mèdica, que seria aprovada aquest mateix any i que desapareixeria en 1740. A Madrid, els companys que es reunien en la llibreria de José de Hortega van fundar una societat a la qual van posar el nom de Tertulia Literaria Médico-Químico-Física. Aquesta tertúlia seria la que, en 1734, després de l'aprovació dels estatuts per Felip V, es convertiria en la Regia Academia Médica Matritense. També a Madrid, en 1743 es va fundar una altra acadèmia de caràcter mèdic denominada La nostra Senyora de l'Esperança. Segons Casal, en 1740 es va fundar a Cartagena una acadèmia mèdic-pràctica. En 1783 els metges van decidir restablir aquella Acadèmia, obtenint l'aprovació pel Capità General i Governador de la Plaça l'11 d'abril de 1784. La majoria de doctors que en 1754 havien intentat restablir sense èxit l'antic Col·legi de Medicina de Barcelona, van aconseguir permís del Regent per a establir una acadèmia en 1770. Setze anys més tard, el Rei sancionaria uns nous estatuts i, des de llavors, l'Acadèmia tindria el privilegi de dir-se real. Poques restes han sigut estudiats de l'Academia Médica de Granada, però dels treballs de Gómez Entralla es pot deduir que degué existir abans de 1787.
A aquesta ràpida enumeració pot afegir-se una acadèmia que, encara que no pròpiament mèdica, va estar íntimament lligada a la medicina: la que va fundar, a Màlaga, Manuel Fernández Barea en 1752 amb el nom d'Academia de Ciencias Naturales y Buenas Letras.
El paper que van exercir aquestes acadèmies va mutar substancialment amb el temps. En relació a ell, i fins i tot a risc d'esquematitzar excessivament, es poden distingir tres etapes entre 1700 i 1800. La primera, que ocupa els primers decennis del segle, es caracteritza per una acadèmia mèdica essencialment "novatora" i enfrontada obertament a gran part dels metges, a la Universitat, i fins i tot al poder polític. En la segona, durant els decennis centrals del segle, les acadèmies que es creen i les ja existents continuaran sent renovadores, però amb el decidit suport del poder real. En la tercera etapa, que transcorre en els decennis finals del segle, duta a terme ja la reforma que era possible, i traslladat el moviment més renovador als col·legis de cirurgia, les acadèmies es convertiran en un refugi prestigiós des d'on els metges, ara ja en compacte bloc, intentaran defensar els seus interessos en contra dels cirurgians. Aquesta característica de les acadèmies de finals de segle és la que intentarem demostrar amb l'exemple de l’Academia Medico Práctica de Mallorca.
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