La adolescencia es un periodo de tiempo que sucede entre la edad adulta y la infancia, en la que tienen lugar numerosos cambios a nivel biológico, psicológico y social (Carrascosa, 2019; Castillo, 2004; Maccoby, 1983; Martínez, 2016; Martínez et al., 2012; Motrico et al., 2001; Quintian-Bustos et al., 2020). Estos cambios generarán la creación de la identidad del menor así como la madurez del adulto en el que se va a convertir (Mayorga-Sierra, 2019). Cuando estos menores llevan a cabo conductas tipificadas por la ley y aún no poseen la mayoría de edad penal se le denomina delincuente juvenil y se le impone una pena (Cerón, 2013; Kazdin y Buela-Casal, 1999; Martínez, 2016). Este concepto es sociocultural, es decir, en función de lugar en el que se comete y el momento en el que se lleva a cabo tendrán unos matices en cuanto a la edad que engloba el término así como los actos considerados ilícito/s. En el caso de España, la ley que enjuicia estos comportamientos es la Ley Orgánica 8/2006, de 4 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores, donde se establece que la edad de estos menores está comprendida entre los 14 y 18 años. En la actualidad, el fenómeno de la delincuencia juvenil genera mucha alarma social en la población española según datos aportados por el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2019), así como un gran interés por los profesionales que estudian este fenómeno. Tras muchos estudios se ha concluido que estamos frente a un fenómeno multicausal (Aguilar-Cárceles, 2012; Buil-Legaz et a., 2019; Sánchez-Teruel, 2012) donde intervienen factores de protección y de riesgo en continuo cambio. A lo largo de la historia se han elaborado diferentes teorías con la finalidad de explicar estos comportamientos (Peña, 2010). Para realizar el presente trabajo se ha cogido de referencia la Teoría del Triple Riesgo Delictivo, una teoría relativamente reciente que aúna otras teorías ya utilizadas por otros autores y cuya finalidad es preventiva. En esta teoría se entiende que los comportamientos delictivos están influidos por tres dimensiones: características personales, apoyos prosociales y oportunidad de cometer el delito (Redondo, 2008). Objetivo: El objetivo principal del estudio es establecer las características comunes que poseen estos menores infractores para facilitar el desarrollo de programas de prevención e intervención así como estudiar el papel de las variables de personalidad y conductas prosociales dentro del fenómeno y la relación de estas variables entre sí. Método: Participantes: La muestra está compuesta por 177 (90% hombres y 10% mujeres) menores que en el momento en que se realizó la investigación estaban cumpliendo medida judicial de internamiento en un centro de la Comunidad Autónoma de Madrid o de Aragón. Estos menores tienen entre 14 y 22 años (M= 17.09, DT= 1.44). Instrumentos: En la investigación se ahonda en características sociodemográficas de la muestra y se profundiza en aspectos más específicos como la personalidad, la conducta prosocial y el sentimiento de aceptación familiar que sienten este segmento de la población. Todas estas variables se miden a través de una batería de cuestionarios formada por un cuestionario sociodemográfico elaborado ad hoc, la escala general de evaluación de la personalidad (Overall Personality Assesment Scale, OPERAS; Vigil-Colet et al., 2013) basada en el Modelo de los Cinco Grandes factores de personalidad, la escala de tendencia prosocial (Prosocial Tendencies Measure, PTM; Carlo y Randall, 2002) adaptada al español por Richaud et al. (2012) y la subescala de aceptación de la escala de necesidad de relación (Richer y Vallerang, 1998) adaptada al español por Balaguer et al. (2008). Resultados: Los resultados obtenidos arrojan información que nos permite establecer un perfil de características de menores no sólo a nivel personal sino también a nivel delictivo y en relación a las características del entorno del menor, englobando en este entorno características familiares y grupo de iguales. Además, se ha obtenido que estos menores poseen unos niveles moderados en todas las variables de personalidad estudiadas así como un nivel bajo en todas las conductas prosociales a excepción de la conducta sensible donde han obtenido niveles moderados. Por último, los resultados en la escala de sentimiento de aceptación familiar muestran que los menores se sienten altamente aceptados por su familia. El análisis de los datos muestra la existencia de una relación significativa y positiva el sentimiento de aceptación familiar y las variables de personalidad, pero no se ha encontrado relaciones significativas entre las conductas prosociales y dicho sentimiento de aceptación familiar. Entre dichos análisis también se realizó la evaluación de la existencia de una posible mediación entre las variables de estudio y la modulación de la edad en dicha relación. Los resultados obtenidos no apoyan la existencia de dicha modulación pero si manifiestan la existencia de una relación de mediación entre variables. Al respecto de esta mediación los datos apoyan que la personalidad actúa como mediadora en la relación entre el sentimiento de aceptación familiar y determinadas conductas prosociales (anónima, sensible y altruista). Esta relación varía en dirección o sentido atendiendo a la variable que analicemos. Por último, se mostró una predicción de las conductas prosociales por parte de la variable sentimiento de aceptación familiar aunque dicha predicción sería de manera indirecta y se llevaría a cabo a través de diversas variables de personalidad, como son la estabilidad emocional, la amabilidad y la apertura a la experiencia. Conclusiones: La delincuencia juvenil como hemos mencionado es un fenómeno multicausal en continuo cambio por lo que se precisa realizar un estudio en profundidad de él de manera continua. Los datos obtenidos arrojan información muy importante a la hora de plantear intervenciones y programas de prevención con estos menores que podrían ocasionar en muchos casos evitar la comisión de delitos, la reincidencia e incluso el salto a la delincuencia en edad adulta. En el abordaje de este fenómeno es necesario tener presente los aspectos que caracterizan el perfil de estos menores así como el papel fundamental que cumplen otras variables como las variables de personalidad y prosocialidad o el papel que cumple la familia dentro de la vida de estos menores para conseguir un abordaje lo más eficaz y completo posible. Limitaciones: El estudio ha hecho frente a alguna limitación que es importante tener en cuenta a la hora de analizar los resultados como por ejemplo el hecho de sólo contar con dos de las comunidades autónomas o que los datos recogidos por la CCAA de Madrid hayan sido recogidos por los profesionales del centro. Peso a estas limitaciones resulta muy interesante los datos arrojados y son de interés a la hora de elaborar intervenciones y programas de prevención para trabajar con menores infractores en España.