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After the capture of the Iraqi city of Mosul in June
2014, the Islamic State terrorist group became a global public enemy, but also a source of admiration for the jihadist world and fascination for the academic world for its new and bubbly forms of Communication. Through secular victimization rhetoric (sponsorship of jihad against the enemies of Islam and the Islamic community, plus unparalleled use of technology) the Islamic State entered the global geopolitical debate with a discourse that plays with the feelings of the followers of the religion of Allah and Muhammad. This paper examines, in addition to the exhaustive media coverage from which the terrorist group benefited, the modus operandi of its own media, its structure and how collective mobilization actions are put into practice between the group and its followers on the internet. No terrorist organization that emerged before the Islamic State managed to promote a media model so broad and sophisticated as theirs. This model allowed it to win the popularity race in the sphere of jihadism, which is nothing but the race of impact, influence and iconography, with a clear organization of the messages according to the target audience (according to their geographical, sectarian, cultural origin, etc.) and the segmentation tools offered by the network.Tras la toma de la ciudad iraquí de Mosul en junio de 2014, el grupo terrorista Estado Islámico se convirtió en un enemigo público mundial, pero también en fuente de admiración para el mundo yihadista y de fascinación para el ámbito académico por sus novedosas y burbujeantes formas de comunicación. A través de una retórica victimista secular —nada nuevo: el patrocinio de yihad contra los enemigos del Islam y la comunidad islámica— y un uso de la tecnología sin parangón, el Estado Islámico superó las fronteras físicas para instalarse en el debate geopolítico global con un discurso que juega con los sentimientos de los seguidores de la religión de Alá y Mahoma. El presente trabajo examina, además de la exhaustiva cobertura mediática de la que se benefició el grupo terrorista, el modus operandi de sus propios medios de comunicación, su estructura y cómo se ponen en práctica actuaciones de movilización colectiva entre el grupo y sus seguidores en internet. Ninguna organización terrorista surgida con anterioridad al Estado Islámico logró impulsar un modelo de medios de comunicación tan amplio y sofisticado que le permitió ganar la carrera de popularidad en la esfera del yihadismo, que no es sino la carrera del impacto, la influencia y la iconografía, con una clara organización de los mensajes en función del público al que se dirige (según su procedencia geográfica, sectario, cultural, etc.) y las herramientas de segmentación que ofrece la red.
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