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En este artículo se busca reflexionar sobre cómo el diálogo es una poderosa herramienta para utilizar en aquellos programas educativos que deseen contribuir con la transformación de la sociedad. Es por ello, que se hace necesario vincular la hermenéutica a la praxis de las ciencias sociales. La hermenéutica puede brindar a las ciencias sociales una metodología de encuentro de perspectivas a través de la intersubjetividad. La intersubjetividad, establecida a través del diálogo, puede posibilitar espacios de acercamiento a la hora de construir un conocimiento colectivo en el ámbito educativo. La ética, también como disciplina losó ca, puede servir para fundamentar la praxis educativa orientada hacia la construcción de ciudadanía en las sociedades democráticas. La ética también es importante precisamente porque fomenta la responsabilidad, esa virtud tan necesaria en todas las sociedades, y más si cabe en las actuales que se enfrentan a desafíos nunca antes vistos. La hermenéutica y la ética pueden servir para fundamentar nuevos programas educativos, tanto es así, que el filósofo alemán Apel, con sus contribuciones losó cas a partir de la ética discursiva, esclarece el tema de las comunidades, que suponen ni más ni menos que espacios de diálogo y construcción de conocimiento colectivo. Así pues, una hermosa contribución que podría hacer el pensamiento de Apel, a partir de sus postulados éticos y hermenéuticos, a la educación es la de generación de espacios de encuentros que propicien el diálogo, tan necesario hoy en día, sobre todo en los jóvenes.
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