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El acto de hablar es tan antiguo como el de dibujar, ambos forman parte de las expresiones humanas más instintivas. Para la adquisición del chino como L2 por parte de los hablantes nativos de castellano es conveniente elaborar una estrategia que no radique solo en la explicación gramatical y en ejercicios orales o escritos, es decir, que no debe limitarse a actividades basadas exclusivamente en las lenguas implicadas, la materna y la lengua meta. Como señaló Ciesielkiewitz (2009) 'la lengua nativa parece orientar, e incluso controlar el desarrollo de un nuevo proceso de aprendizaje lingüístico, puesto que el nuevo conocimiento parece someterse a un estricto control o revisión bajo los parámetros o esquemas del idioma nativo'; refuerza este argumento el hecho de que la lengua no sea la única herramienta de transmisión cuando se trata de aprender un idioma nuevo, explorar el razonamiento visual y el conocimiento sobre las obras pictóricas puede hacer que los estudiantes de L2 entiendan la lógica interna que estructura las lenguas. Este texto pretende ofrecer una aproximación a la lingüística cognitiva partiendo del análisis visual de las pinturas de Oriente y Occidente, estableciendo una relación y una comparación entre la gramática de dos lenguas, en este caso, la del castellano y la del chino. De esta manera se elabora un inventario de semejanzas y diferencias, tanto en la lengua como en la pintura, con el propósito de ayudar a los alumnos a encontrar el patrón de la gramática china y discernir las relaciones entre los diferentes elementos lingüísticos, al tiempo que, a través del arte, se pretende introducirlos en la peculiar visión del mundo oriental.
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