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Las personas trans son uno de los colectivos más vulnerados en nuestra sociedad. A pesar de los beneficios fisiológicos y psicosociales que puede reportar la práctica de actividad física y deporte (AFD), las personas trans presentan niveles de práctica mucho más bajos que las personas cisgénero según algunos estudios. Para conocer el nivel de práctica en España, se pasó una encuesta sobre la participación en AFD a un total de 212 participantes trans. Posteriormente, 43 de esas personas fueron entrevistadas con el objetivo de conocer con mayor profundidad sus experiencias en este ámbito. Para el análisis de los datos se llevaron a cabo, por un lado, las pruebas de McNemar y Chi-cuadrado con los datos obtenidos de las encuestas y, por otro lado, un análisis cualitativo de tipo temático con los datos extraídos de las entrevistas realizadas. Los principales resultados indican que el 75,5% de las personas trans participan en AFD, siendo mayor el porcentaje en hombres que en mujeres trans. Este porcentaje se reduce cuando hacen pública su identidad de género. Las personas trans prefieren los deportes y actividades individuales a los deportes de equipo y tienden a realizar actividades no organizadas. Por otro lado, los resultados del análisis cualitativo revelan que diferentes barreras, como la apariencia corporal, el miedo a ser “desenmascaradas”, los espacios segregados o los requerimientos legales influyen en la participación de este colectivo en la AFD. En cambio, la práctica de AFD para acelerar o evitar los efectos secundarios del tratamiento hormonal, el apoyo social de familiares y profesionales de la salud, y espacios seguros como los equipos y ligas LGBT son algunos de los facilitadores que animan a las persona trans a participar. Conocer las barreras y los facilitadores que perciben las personas trans hacia la práctica de AFD es importante para comprender mejor su participación, así como para desarrollar estrategias de promoción y programas inclusivos de práctica que fomenten entornos positivos y de disfrute para estas personas.Although the field of Social Work (SW) operates in very diverse areas of intervention, even today there is little existing literature that considers sport as a tool for intervention and inclusion. This is even more visible in the university environment, where there is little evidence regarding the welfare of LGTBI+ people and the possible contribution of SW to the welfare of this group. If we also include the participation and experiences of LGTBI+ people in physical-sports activities (PSA), which tend to be masculinized and heteronormative spaces, the presence of SW is even lower. The main objective of this research is to know the participation and experiences of LGTBI+ students of the Universitat de València in PSA in order to explore the possibilities of intervention from SW. To carry out this objective, a survey was carried out on 88 LGTBI+ students from this university. The main results obtained show that 56.8% of LGTBI+ students practice PSA outside the university environment and 23.9% in the university environment; 46.2% replied that having observed LGTBIphobic attitudes has influenced their practice of PSA outside the university environment and 60% in the university environment; 48.9% would participate in mixed teams if they were offered; 71.6% of the people surveyed agree or strongly agree that “Including Social Work professionals in sports organizations can help improve the psychosocial well-being of people”; 81.8% agree or strongly agree on the need to approve a protocol for the inclusion of the LGTBI+ collective in the UV sports field. The results show the need to increase research to know how the intervention from SW can contribute to the welfare of LGTBI+ university students in the PSA. It is advisable to incorporate SW professionals in multidisciplinary sports teams to incorporate a social perspective when creating measures and policies that favor vulnerable groups.
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