Ageing of the world's population is contributing to an increase in the number of people with multimorbidity and, consequently, to a higher prevalence of frailty. Frailty is "a clinical state in which there is an increased vulnerability of a person to develop adverse health-related events (including disability, hospitalisation, institutionalisation and death) when exposed to endogenous or exogenous stressors". Key characteristics of frailty include, firstly, its multidimensionality, with physical, psychological and social factors implicated in its development; secondly, its relationship with age, as an extreme consequence of the ageing process; and finally, its dynamic nature over time, which makes it susceptible to prevention. Thus, caring for frail people represents facing the so-called challenge of complexity. This challenge implies addressing its different dimensions and determinants as an inseparable whole, in which there is an interdependent and interactive relationship between the parts and the whole and between the whole and the parts. Therefore, providing an adequate response to the complex care needs of the frail population is a challenge for health systems. Against this background, interest in frailty has been growing, and consequently, its identification represents an essential process for providing appropriate care to people at high risk of adverse health outcomes. For this reason, many studies have been conducted to identify who may benefit from these strategies, most focusing on developing measures of frailty to quantify frailty objectively. Furthermore, in recent years, new conceptual frameworks have emerged to explain frailty from a multidimensional perspective that facilitates the integration and interpretation of its complexity. In such circumstances, it is necessary to use new valid and feasible tools that allow the multidimensional assessment of frailty in different healthcare settings, especially in primary health care (PHC). Therefore, this thesis aims to provide some answers on using multidimensional instruments for assessing frailty in the context of PHC to address this population's complex care needs adequately. Two lines of research have been carried out, the findings of which have been published in five articles that make up this thesis by compendium. Articles 1, 2 and 3 correspond to the first line of research (evaluation of the frailty-VIG index in the context of PHC), and articles 4 and 5 to the second (assessment of available multidimensional frailty measurement instruments). In the first line of research, six frailty profiles have been identified in people cared for in a PHC home care programme, allowing for care planning more tailored to their individual needs. The VIG-frailty index also shows good convergent validity with the EQ-5D-3L index and the Braden scale, which adds further evidence of validity regarding the appropriateness of its use in PHC. The results of the second line of research show that the characteristics of multidimensional frailty assessment instruments are heterogeneous and more studies are needed to assess the measurement properties of these instruments more broadly. Furthermore, the psychometric systematic review of the Tilburg Frailty Indicator shows that there are gaps in knowledge about several of its relevant measurement properties and further studies are needed to increase knowledge about its usefulness and suitability as a decision-making instrument.El envejecimiento de la población mundial está contribuyendo a un aumento del número de personas con multimorbilidad y, en consecuencia, a una mayor prevalencia de la fragilidad. La fragilidad es «un estado clínico en el que hay un aumento de la vulnerabilidad de una persona para desarrollar eventos adversos relacionados con la salud (incluyendo discapacidad, hospitalización, institucionalización y muerte) cuando se expone a factores estresores endógenos o exógenos». Entre las características clave de la fragilidad se incluyen en primer lugar, su multidimensionalidad, con factores físicos, psicológicos y sociales implicados en su desarrollo; en segundo, su relación con la edad, como consecuencia extrema del proceso de envejecimiento; y por último, su carácter dinámico en el tiempo, que la hace susceptible de ser prevenible. Así las cosas, la atención a las personas frágiles representa hacer frente al llamado desafío de la complejidad. Este desafío implica abordar sus diferentes dimensiones y sus determinantes como un todo inseparable, en el que existe una relación interdependiente e interactiva entre las partes y el todo, y entre el todo y las partes. Por ello, dar una respuesta adecuada a estas necesidades de atención compleja que requiere la población frágil supone un reto para los sistemas sanitarios. Ante esta situación, el interés por la fragilidad ha ido en aumento, y en consecuencia, su identificación representa un proceso esencial para proporcionar una atención adecuada a las personas con elevado riesgo de resultados adversos de salud. Por esta razón, se han llevado a cabo una gran cantidad de estudios para identificar quién puede beneficiarse de estas estrategias, la mayoría de los cuales se centran en el desarrollo de medidas de la fragilidad para cuantificarla objetivamente. Asimismo, en los últimos años han aparecido nuevos marcos conceptuales para explicar la fragilidad desde una perspectiva multidimensional que facilita la integración e interpretación de su complejidad. En tales circunstancias, se hace necesario el uso de nuevas herramientas válidas y factibles que permitan la valoración multidimensional de la fragilidad en los diferentes escenarios de atención sanitaria, y muy especialmente en la atención primaria de salud (APS). Por todo ello, este trabajo de tesis persigue aportar algunas respuestas sobre el uso de instrumentos multidimensionales de valoración de la fragilidad en el contexto de la APS con el fin de abordar adecuadamente las necesidades de atención compleja de esta población. Se han llevado a cabo dos lineas de investigación, cuyos hallazgos se han publicado en cinco artículos que conforman esta tesis por compendio. Los artículos 1, 2 y 3 corresponden a la primera línea de investigación (evaluación del índice frágil-VIG en el contexto de la APS), y los artículos 4 y 5 a la segunda (valoración de los instrumentos multidimensionales de medida de la fragilidad disponibles). En la primera línea de investigación se han identificado seis perfiles de fragilidad en personas atendidas en un programa de atención domiciliaria en APS, que permiten una planificación de cuidados más ajustada a sus necesidades individuales. Asimismo el índice frágil-VIG muestra una buena validez convergente con el índice EQ-5D-3L y la escala de Braden, lo que añade más pruebas de validez sobre la adecuación de su uso en la APS. Los resultados de la segunda línea de investigación muestran que las características de los instrumentos multidimensionales de valoración de la fragilidad son heterogéneas y se necesitan más estudios que evaluen más ampliamente las propiedades de medida de estos instrumentos. Asimismo la revisión sistemática psicométrica sobre el Tilburg Frailty Indicator realizada, muestra que existen lagunas de conocimiento sobre varias de sus propiedades de medida relevantes y se necesitan más estudios para aumentar el conocimiento sobre su utilidad y adecuación como instrumento para la toma de decisiones.