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El objetivo de este trabajo es realizar una reflexión sobre la institucionalización de las mujeres en los centros de acogida desde la perspectiva feminista. Para ello, hemos realizado una revisión documental y analizado la normativa de los servicios sociales residenciales de la Comunidad Valenciana desde el inicio del periodo democrático hasta la actualidad. Respecto a los resultados, cabe señalar que, a los tradicionales centros residenciales para mujeres de las distintas órdenes religiosas femeninas, en los que se ingresaba a las jóvenes para adoctrinarlas en la moral católica, se fueron sumando las nuevas casas de acogida para las mujeres maltratadas, con planteamientos claramente feministas y de denuncia social. Ambos modelos convivieron prácticamente durante una década, hasta que las profesionales feministas
fueron depuestas, dando paso al modelo burocrático y asistencialista basado en el binomio necesidad-recurso que perdura hasta la actualidad. Respecto a las conclusiones, cabe destacar que, estos centros de acogida se adaptan al discurso del poder sobre la protección de las mujeres para seguir institucionalizándolas; pero también, que el poder se apropia de las
iniciativas feministas y las trasforma para seguir disciplinando a las mujeres en los roles sexuales tradicionales, por lo que estos centros residenciales de servicios sociales responden a intereses patriarcales y no a las necesidades reales de las mujeres y a su empoderamiento.The aim of this paper is to reflect on the institutionalization of women in shelters from a feminist perspective.
To this end, we have carried out a documentary review and analyzed the regulations of residential social services in the
Valencian Community from the beginning of the democratic period to the present day. With regard to the results, it should
be noted that, in addition to the traditional residential centers for women of the different female religious orders, where
young women were admitted to indoctrinate them in Catholic morality, new shelters for battered women were added, with
clearly feminist approaches and social denunciation. Both models coexisted for practically a decade, until the feminist
professionals were deposed, giving way to the bureaucratic and welfare model based on the need-resource binomial that
persists to the present day. Regarding the conclusions, it should be noted that these shelters adapt to the discourse of power on the protection of women to continue institutionalizing them; but also that power appropriates feminist initiatives and transforms them to continue disciplining women in traditional sexual roles, so that these residential social service centers respond to patriarchal interests and not to the real needs of women and their empowerment.
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