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El retrato fotográfico post mortem es objeto de fuerte carga simbólica en el que se puede rastrear funciones de identidad, conmemoración, culto y proyección. Este género fotográfico es, además, deudor de una tradición visual y unos poderes de largo recorrido histórico que, en el presente trabajo, fijan la atención sobre la responsabilidad de las mujeres como modelos, comitentes, gestoras y administradoras de estas imágenes de muerte y duelo condicionadas por la categoría de lo femenino. Al mismo tiempo que se observan los diferentes roles de género que hombres y mujeres han actuado en estas imágenes que contienen preceptos ideológicos y construcciones socio-culturales.
Para analizar cómo cristalizan algunos parámetros históricos asociados a lo femenino en estas representaciones se ha contado con imágenes de fondos fotográficos municipales valencianos, en especial del fondo Serra de Alboraya y del fondo Gadea de Manises, que abarcan mayoritariamente las décadas centrales del siglo XX. Las fotografías estudiadas muestran la continuidad de la tipología retratística, al mismo tiempo que señalan singularidades propias de su tiempo y del lugar de origen que, sin embargo, no imposibilita dialogar con la tipología post mortem de otras épocas y geografías. Completando así la genealogía visual del imaginario mortuorio y proponiendo una nueva narrativa con perspectiva de género.
Para extraer de estas fotografías la relación con aspectos que afectan a mujeres y hombres, el análisis requiere que se respondan preguntas que abrazan la maternidad, la mortalidad, la fotografía y las relaciones de género. Si la maternidad y la mortalidad se entienden como construcciones socioculturales, tienen por tanto un carácter histórico. Las representaciones de la maternidad y la mortalidad son inexplicables si no se sitúan en el universo simbólico de la cultura de la que forman parte. Se trata de temas sometidos a la historia y a la cultura, sobre todo si nos referimos a los artefactos que han generado y generan. Entre dichos dispositivos, la fotografía, objeto de estudio del trabajo, se sitúa en un momento histórico concreto –alrededor de mediados del siglo XIX– que permite articular un discurso que dialoga con los roles de las mujeres en estos momentos vinculados a estereotipos que se han ido gestando tiempo atrás. Así, estos retratos fotográficos post mortem invitan a reflexiones que ponen de manifiesto los temas propuestos, cruzándose con aspectos sociales e ideológicos que las mujeres han arrastrado a lo largo de la historia.
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