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El SARS-CoV-2 es un virus ARN monocatenario positivo, envuelto, perteneciente al género de los Betacoronavirus. Fue aislado por primera vez en Wuhan (China) en diciembre de 2019, en pacientes que presentaban neumonía de causa desconocida y se convirtió en el agente causal de la pandemia mundial por COVID-19. El estudio de la respuesta inmune celular frente a SARS-CoV-2 es de crucial importancia para entender la patogénesis de la COVID-19 y diseñar políticas de salud pública efectivas para prevenir la transmisión y propagación del virus.
Evaluamos las células T CD4 + y CD8 + productoras de interferón-γ específicas frente a las proteínas S1 y M del SARS-CoV-2 en tres grupos de pacientes: recuperados de formas graves de la COVID-19, receptores de trasplante renal y hepático, y pacientes en estado crítico. Se detectó respuesta celular en un número limitado de pacientes recuperados de cuadros graves a medio plazo (hasta 6 meses después del diagnóstico): 30% y 10% para células T CD4+ y CD8+, respectivamente. Encontramos respuesta celular de cualquier tipo en el 57% y 90% de los receptores de trasplante renal y hepático a los 4 meses después del diagnóstico, respectivamente. Todos los pacientes críticos menos 1 exhibieron respuesta celular en algún momento durante su ingreso en UCI. Las respuestas CD4+ se documentaron con mayor frecuencia y magnitud que sus contrapartes CD8+, y no encontramos correlación entre los recuentos de células T y los anticuerpos dirigidos frente al RBD del SARS-CoV-2 o los niveles séricos de biomarcadores inflamatorios medidos poco después de la infección.
El SARS-CoV-2 puede acceder al compartimento sistémico, por lo que analizamos la ARNemia y N-antigenemia y el grado de replicación viral en tracto respiratorio inferior (TRI) en el paciente crítico. La ARNemia y N-antigenemia se documentaron en el 35,6% y 41% de los pacientes y la carga viral en TRI fue significativamente mayor en presencia de ARNemia (P<0,001) o N-antigenemia (P<0,001) concomitante. Asimismo, cargas virales más elevadas en TRI se asociaron con respuestas detectables de células T CD8+ (P=0,01) y CD4+ (P=0,06), pero no observamos una correlación obvia entre la dinámica de la carga en TRI y los niveles de células T en sangre periférica. Tampoco encontramos diferencias en la tasa de detección de la respuesta T CD8+ (P=0,96) o CD4+ (P=0,29), ni en la magnitud de la misma, entre individuos que fallecieron o sobrevivieron.
En conclusión, la perdurabilidad de la inmunidad celular podría ser limitada en pacientes que desarrollaron COVID-19 grave y persiste en receptores de trasplante renal y hepático durante meses después de la infección natural. Cargas virales más elevadas en TRI se relacionan directamente con la detección de ARNemia, N-antigenemia o respuestas T-específicas frente a SARS-CoV-2; no obstante, la respuesta celular sigue una cinética divergente y no parece estar modulada por el estado inflamatorio ni se asocia a mortalidad/supervivencia.
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