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El barrio del Raval de Barcelona, conocido anteriormente como Distrito V y asociado a la
mitificada sordidez del Barrio Chino (uno de los más populares barrios rojos de Europa),
se encuentra actualmente en una fase terminal de su reforma urbanística. Esta se inició en
1988 a rebufo de la elección de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992.
Arrancando el presente siglo, se implementó la última intervención urbanística sobre el
barrio, concretamente sobre la zona de estudio, la conocida como Illa Robador. La calle
d’en Robador ha sido hasta época muy reciente —y probablemente aún lo siga siendo— el
nuevo epicentro y quizás el último bastión del Barrio Chino. El mito y la reforma urbanística se convocan en la etnografía que aquí se presenta. Se ha querido levantar acta de los
encuentros y encontronazos entre «viejos vecinos», que han sobrevivido a toda clase de
mistificaciones y estigmatizaciones, y «nuevos vecinos» atraídos por la posibilidad de vivir
en un lugar céntrico, en el nuevo distrito cultural de Barcelona. Se concluye interpretando
estos conflictos a la luz de lo que algunos autores llaman un nuevo colonialismo urbano.
The urban renewal of El Raval in Barcelona, a neighbourhood previously known as the
5th District and associated to the mystified squalor and sordidness of the Barrio Chino
(one of the most notorious vice districts in Europe), is actually in its last phase, one that
began in 1988 closely following the election of Barcelona as the seat of the 1992 Olympic
games. Having got off the ground in the new millennium, a new urban intervention was
implemented, in particular on the area under study, known as the Illa Robador (block of
housing of Robador). Until very recently, the street of Robador has been — and probably
still is — the new epicentre and perhaps the last bastion of the Barrio Chino. Myth and urban renewal come together in the ethnography I here present. I have wanted to take minutes
of the encounters and collisions among “old-time residents” who have survived all types of
mystifications and stigmatisations and the “new residents” attracted by the possibility of
living in a central place, in the new cultural district of Barcelona. I interpret these conflicts
in the light of what some authors refer to as a new urban colonialism.
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