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A pesar de que han llegado hasta nuestros días multitud de reseñas procedentes de fuentes hemerográficas, así como otras fuentes primarias tales como carteles, programas de mano, reseñas en prensa o postales publicitarias que atestiguan la presencia e importancia de los llamados filmes de complemento o sketchs en la programación de las salas españolas durante la década de 1930; la mayoría de los discursos historiográficos sobre este periodo apenas se hacen eco de esta parte de nuestra cinematografía.
Por supuesto, el elevado porcentaje de patrimonio audiovisual no conservado de estos años -se estima que cerca de un noventa y cinco por cien- dificulta el conocimiento del papel que estas cintas de corto y mediometraje desempeñaron en el entramado de la industria fílmica española y en los hábitos de consumo del espectador de la época.
Así pues, la presente tesis nace con el objetivo de rescatar del olvido esta parte de nuestro patrimonio fílmico y de aproximarse al contexto de producción, distribución y exhibición de dichas cintas de corto y mediometraje, centrándose en aquellas de naturaleza musical por constituir no solo una muestra destacable en un momento en que la irrupción del sonido sincronizado transformaba los parámetros de la industria a nivel mundial, sino también por el interés personal de la autora de estas páginas.
Con este fin, se han recopilado y analizado las escasas producciones musicales conservadas íntegra o parcialmente, al igual que aquellos títulos hoy catalogados como perdidos cuya narrativa, estilo y tendencias musicales se ha intentado conocer a través de la información obtenida del estudio complementario con otras fuentes. Entre los treinta y un complementos estudiados, se encuentran El fava de Ramonet de Andreu i Moragas (1933), la trilogía cómica Una de… de Eduardo García Maroto (1934-1935), Romanza rusa de Florián Rey (1934), ¡Corre, mulilla! de Benito Perojo (1935), El veneno del cine de Mauro Azcona (1935), ¡Nosotros somos así! de Valentín R. González (1936), A Federico García Lorca de Justo Labal (1937), Elai-Alai de Nemesio Sobrevila (1938), Luna gitana de Rafael Gil o Inspiración de Rafael Martínez (1940).
En definitiva, se ha procurado delimitar un corpus fílmico y una metodología inductiva (caracterizada en líneas generales por la escasez de bibliografía especializada y por la mencionada ingente pérdida de patrimonio audiovisual) que permitiese, mediante un análisis comparativo, extraer algunas características comunes a estos filmes; como, por ejemplo, la experimentación con nuevas fórmulas narrativas; su importancia dentro del entramado industrial respecto a las cadenas de producción, distribución y exhibición; o la influencia de cinematografías foráneas (especialmente del universo ficcional made in Hollywood, aunque también tuvieron su eco los modelos formales y legislativos procedentes del cine soviético, francés o alemán), aprovechando además para recordar su presencia y su valor dentro de la historia del cine español, y para reivindicar a su vez la necesidad de revisar continuamente los distintos discursos historiográficos construidos sobre este periodo. Todo ello con la intención de que los formatos de corto y largometraje constituyan por igual un objeto de estudio en las investigaciones académicas sobre la historia del cine español.
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