El eje de esta investigación se centra en la propuesta creativa de Regina José Galindo, performer guatemalteca que ha hecho de la violencia, en sus múltiples manifestaciones, la línea direccional de sus propuestas. Su trabajo, iniciado en los últimos años del siglo XX, adquiere en las primeras décadas del nuevo siglo un desarrollo y una proyección internacional que hacen de su obra una referencia inexcusable en el ámbito de la performance contemporánea. La indagación a cerca de la obra de esta autora se plantea desde el posicionamiento crítico que incorpora la perspectiva de género y sitúa, en primer plano de la prospección, la relevancia del contexto geopolítico del que emergen sus producciones. Bajo estos presupuestos, las aportaciones reflexivas de las principales teóricas del feminismo latinoamericano (Marcela Lagarde, Julia Monárrez, Rita Segato…) cobran especial protagonismo, por su capacidad para conectar con la realidad concreta de la región. Pocas propuestas creativas se aproximan a la violencia con la centralidad temática y la fuerza expresiva de esta autora que atraviesa en sus realizaciones los más diversos registros. El desequilibrio letal de las relaciones entre los géneros, el doloroso territorio de la memoria o el abismo de desigualdad abierto por actual ordenamiento internacional son algunos de los ámbitos reflexivos sobre los que proyecta su mirada para evidenciar, de forma reiterativa y sistemática, el componente violento que los constituye y del que se sirve para conformar la base esencial de su lenguaje. Confluyen en sus elaboraciones la filiación discursiva con su medio más cercano, su Guatemala natal, y un acusado compromiso de género. Ambos elementos articulan su sintaxis creativa en torno a dos componentes esenciales: el concepto de “cuerpo social” –eje cohesionador y referencia, frecuentemente explícita- y la subrayada violencia y acusada literalidad que informa la materialización concreta de una buena parte de ellas. El carácter extremo de sus proposiciones, especialmente en su etapa inicial, conecta con las experiencias del primer arte corporal europeo para desbordar esa referencialidad con la marcada inflexión crítica que el accionismo latinoamericano adhiere a sus producciones. En esa matriz generativa, las proposiciones de Galindo, surgidas en un entorno creativo de subrayada presencia femenina, se recortan de forma clara entre sus coetáneas por la radicalidad de las fórmulas comunicativas empleadas y por la solidez argumental de su particular poética. Esta singularidad diferencial es la que intenta contrastar esta exploración a través de un acercamiento pormenorizado a las piezas forjadas por la artista durante los quince primeros años de su trayectoria, etapa en la que quedan asentadas las premisas que definen su peculiar apuesta estética. El marco temporal, suficientemente amplio, permite calibrar los componentes esenciales que configuran su corpus creativo, sin perder la posibilidad de apreciar los cambios que el paso del tiempo y la internacionalización de sus ejecuciones han ido incorporando. Desde esa acotación cronológica, la indagación sobre el trabajo de esta performer centroamericana se ha estructurado en dos partes, de diferente formato y extensión. La primera de ellas, la más breve, pretende desentramar la hilatura constitutiva sobre la que la autora teje el armazón de sus construcciones. La segunda, la de mayor extensión, plantea la aproximación a su amplia y diversa obra a partir de la prospección analítica de sus materializaciones concretas, tanto performativas como literarias, primando el acercamiento directo al hecho creativo.