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Asumiendo la importancia de las nuevas tecnologías en las aulas, especialmente en las actuales sociedades de la
información y la comunicación, y siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea a favor de la alfabetización
mediática, el presente trabajo reflexiona acerca de la necesidad de educar no solo en los usos técnicos y eficientes
de las tecnologías comunicativas, sino también en el uso responsable y cívico de las mismas, favoreciendo así los procesos
participativos y deliberativos que son el sustento de una democracia viva. El sueño griego de la «isegoría», del
igual derecho de todos al uso de la palabra, puede hacerse realidad en la cultura digital, si bien es cierto que un uso
hiperselectivo de la tecnología comunicativa puede producir un efecto contrario: las nuevas formas de socialización
pueden contribuir a la expansión de «cámaras de eco» o «nichos digitales», es decir, espacios discursivos cada vez
más reducidos en donde el derecho a decir se desvincula de la responsabilidad de escuchar críticamente lo que procede
de un espacio público más abierto y plural. Una de las metas de la educación en la cultura digital es precisamente
frenar esta tendencia, detectada en los últimos años por autores como Sunstein, Wolton o Cortina. En el presente
artículo se proponen orientaciones educativas para evitar estos sesgos y para fomentar, mediante la tecnología
comunicativa, la ciudadanía digital y los valores éticos propios de sociedades democráticas.Given the importance of new technologies in the classroom, especially in today’s information and communication
societies, and following European Union recommendations to promote media literacy, this article reflects the need
to educate not only in technical and efficient applications of communication technologies but also in their civic and
responsible use, thus promoting participatory and deliberative processes which are the lifeline of a functioning democracy.
The Greek dream of «isegoria», everyone’s right to speak, can become a reality in a digital culture, yet the
highly selective use of communication technology can have the opposite effect: new forms of socialization can contribute
to the expansion of «echo chambers» or «digital niches», shrinking communication spaces in which the right
to speak dissociates itself from the responsibility to listen critically to what arises from a more open, plural and public
sphere. One of the goals of education in a digital culture is precisely to diminish this trend that authors such as
Sunstein, Wolton and Cortina have detected in recent years. This article proposes educational guidelines to avoid
this bias by using communication technology to promote digital citizenship and the ethical values sustained by democratic
societies.
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