|
La loza decorada apareció en la península ibérica bajo la dominación musulmana durante el califato de Córdoba. La técnica oriental de las cubiertas de plomo decoradas con óxidos metálicos, incluso opacificadas con estaño, se produjeron en los talleres de la corte y de ahí se difundieron hacia los mercados urbanos. En los reinos cristianos peninsulares, la transferencia técnica e incluso su uso en la mesa, no se hizo hasta la segunda mitad del siglo XIII. Sin duda, la conquista de los territorios musulmanes y la deportación de alfareros musulmanes hacia las ciudades permitió asimilar el uso de la loza. A lo largo de los siglos se dieron diferentes influencias estilísticas: en el medioevo la oriental musulmana con reminiscencias de la porcelana china, en los siglos XVI y XVII la mayólica italiana, especialmente con la llegada de ceramistas ligures, y la porcelana que llegaba con el galeón de Manila y de Portugal, y el refinamiento de la mesa francés y sus lozas a partir de la Ilustración. Ello desembocó en una vajilla decimonónica popular y colorista, coincidente y contrapunto del inicio de la industrialización con las lozas mecanizadas burguesas impresas de estilo Bristol en el siglo XIX. (A)
|